El Baluard de Santa Llúcia acogió el viernes la inauguración de las Festes de la Terra, en un inusual escenario marcado por la crisis sanitaria. Con un aforo reducido a 160 personas, con sillas ubicadas con suficiente distancia de seguridad, mascarillas y un ambiente extraño, el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, ofreció un discurso en el que reconoció que este es un año «extraño, difícil e incluso triste».

Con la Catedral de Ibiza como telón de fondo, Ruiz afirmó que las fiestas de este 2020 son «más pequeñas» pero «con una gran carga simbólica», «por culpa de esta pandemia que asola el mundo entero». La esperanza fue otro de los pilares del discurso: «Todo esto pasará». «Tendremos no una nueva normalidad, sino la normalidad de los abrazos, de los encuentros y las sonrisas que ahora se esconden detrás de las mascarillas», expresó el alcalde, que destacó la faceta solidaria de estos actos.

Una vez finalizado el discurso, en el que hubo un recuerdo para las familias que han perdido a alguno de sus miembros o lo han pasado mal por culpa del virus, llegó el momento de la música con la Banda Sinfónica Ciutat d'Eivissa. El mallorquín Miquel Àngel Aguiló se estrenó en el escenario ibicenco como director, en un concierto que también tuvo un formato marcado por la crisis sanitaria. Y es que, salvo en el tema inaugural, en el que coincidieron cerca de treinta músicos, la actuación discurrió con pequeños grupos de entre nueve y 15 músicos.

El pasodoble 'Los Barbas' abrió el concierto, en el que hubo tiempo para homenajear al cine (con temas como 'Misión imposible' o un fragmento de 'Los siete magníficos') y a Freddie Mercury. La actuación finalizó con una colaboración especial, la del prestigioso pianista Andreu Riera, en 'Cabaret Burlesque', una pieza del propio Aguiló.