Sant Agustí ofreció ayer a un centenar de asistentes (entre los se encontraron varios grupos de turistas) una velada de baile, música y tradición para celebrar su día grande desde la plaza de la iglesia.

El evento empezó con una misa oficiada por el obispo Vicente Juan Segura, que utilizó un pequeño micrófono para que todo el mundo presente en el templo y en las afueras pudiese escucharlo. Porque en un día como ayer la iglesia se quedó pequeña. A pesar de que se añadiesen previamente dos filas de sillas para los asistentes, no fue suficiente y algunos tuvieron que buscar una alternativa para poder escuchar al obispo: dos ancianos se sentaron en las escaleras que conectaban con la parte superior de la iglesia y el resto tuvo que quedarse de pie entre la puerta y la plaza. Otros se decantaron por esperar en la plaza de la iglesia mientras disfrutaban de las vistas y de la compañía de sus amigos y familiares. La ceremonia contó con la participación del Cor Parroquial de Sant Agustí.

Una vez finalizada la ceremonia, empezó una pequeña procesión por los alrededores de la iglesia acompañada de un repique de campanas, que no cesaron hasta que del desfile terminó. La procesión contó con seis imágenes y una cola de seguidores, entre los que se encontraron el obispo y sa Colla d'es Vedrà, que acompaó con la tradiconal música de castañuelas.

«Hoy no hay tanto bullicio como ayer, pero así mejor. Así podremos disfrutar más de los eventos y de las actuaciones», comentaba uno de los vecinos de Sant Agustí.

Los asistentes se colocaron en un medio círculo de cara a la puerta de la iglesia, desde donde desfilaron, en pareja o en trío, los miembros de sa colla, vestidos con sus trajes payeses, mientras sonaba la música. Cuando empezaron a bailar, el público no pudo resistir enternecerse cuando salieron a la pista los más pequeños de la colla. Tampoco faltaron las fotos y vídeos como recuerdo de la ocasión.

Posteriormente, Joan, un vecino del pueblo de Can Fornás, realizó una brolada con el corn como reclamo de la fiesta y dio paso a los grupos musicales.

«Joan ha estado cincuenta años viviendo en Londres y, ahora que está jubilado, ha vuelto a Sant Agustí. Es el campeón del torneo de tutue que hemos hecho este año», explicaba María, presidenta de la asociación de vecinos del municipio, al tiempo que Joan hacía sonar el instrumento.

Ya por la noche, el público pudo disfrutar de la cena en compañía de las actuaciones de Toni Manonelles, Vicent Palermet, Isidor Marí y Projecte Mut, que tocaron canciones de Ibiza, los musicaires Swing Band&Swingulars y el grupo Son de Nadie quienes concluyeron la noche.

La plaza se rodeó de barras en las que, más tarde, se ofrecería comida y refrescos. El bar Can Berri empezó a preparar la comida en la barbacoa desde las siete de la tarde, hecho que causó un efecto inmediato entre los asistentes. «¡Que bien huele! ¡Qué hambre tengo!», exclamaban los que pasaban por delante. Algunos, no dudaban en preguntar el precio y el momento en que estaría preparada.

La gente que acudió para celebrar el día grande se vistió para la ocasión; algunas mujeres y niñas lucieron prendas Adlib y los hombres, camisa y pantalón.

El tiempo acompañó el día con una «temperatura agradable», aunque eso no impidió que las abejas, moscas y mosquitos incordiasen a los asistentes. «No sé qué pasa este año, pero es que, vayas por donde vayas, te encuentras mil bichos», lamentaba una vecina.