«Es de suma importancia que los pacientes oncológicos entrenen»
Emanuela Sotgiu y Ángel Meléndez son los fundadores de Oncologym, un espacio deportivo online que ayuda a pacientes oncológicos
APAAC
¿Cómo influye el deporte en los pacientes oncológicos? ¿Cómo de útil es antes, durante y después del proceso oncológico?
El ejercicio físico, como decimos, es una potente herramienta terapéutica por sus múltiples beneficios a nivel sistémico. Debemos dejar de lado la idea de que el ejercicio solamente afecta a la musculatura, eso es una visión demasiado reduccionista, ya que las contracciones musculares que se generan otorgan beneficios a nivel cardiorrespiratorio, óseo, fuerza, cognitivo, etc, gracias a la liberación de mioquinas, que actúan a nivel endocrino. Lo ideal es que si a una persona se le diagnostica cáncer, ya hiciera ejercicio previamente; esto ayuda a reducir la toxicidad de los tratamientos, mejora su tolerancia así como el pronóstico, que es lo que más nos preocupa a todos.
Pero claro, estamos hablando de lo ideal, y lamentablemente vivimos en una sociedad cada vez más sedentaria y con niveles de estrés muy altos, algo que estamos normalizando y podría ser un detonante. Eso es un grave problema, ya que aumenta el riesgo de nuevos diagnósticos. No olvidemos que a 2040 hay una previsión aproximada de 28 millones de casos nuevos, cuando en 2020 se diagnosticaron 18 millones.
Pero nunca es tarde para dar el paso...
Nunca es tarde para empezar. Cuando una persona es diagnosticada y quiere empezar a entrenar, debe hacerlo cuanto antes, esto ayudará a mantener adherencia al entrenamiento durante la quimioterapia o los tratamientos pautados por el equipo médico. Y los datos son claros: dos entrenamientos de fuerza a la semana, bien pautados por especialistas, reducen la mortalidad al 34%, según los estudios. Y luego tenemos a las personas supervivientes, donde la mayoría vive con miedo a una recidiva, dolores articulares, astenia, osteoporosis, riesgo de cardiotoxidadad… y aquí no hay fármaco que lo solucione. Es de suma importancia entrenar y desde los servicios médicos se debería empoderar a los pacientes a que adquieran amor por el movimiento y no miedo al mismo.
¿Es cierto que la actividad física puede aumentar la supervivencia del paciente?
Hay que dejar clara una cosa, el ejercicio no cura, para eso están los tratamientos, pero sí que ayuda a que se puedan llevar a cabo los ciclos pautados por los médicos, que se puedan mantener las dosis, reducir los efectos secundarios e, incluso, puede ayudar a reducir el crecimiento del tumor aumentando el efecto de los tratamientos.
¿Pueden realizar cualquier tipo de actividad?
No todo vale, hay que saber que los marcadores de fuerza y capacidad cardiorrespiratoria son muy importantes durante un proceso oncológico. Por ejemplo, solamente un entrenamiento de fuerza a la semana ya reduce el riesgo de muerte por cualquier causa un 33% en comparación con las personas que no lo hacen; reduce el riesgo de osteoporosis o que esta progrese de forma más lenta; mejora la astenia, que junto a una terapia psicológica demostró ser más eficaz que la propia farmacología, entre otros beneficios. Y luego la capacidad cardiorrespiratoria tiene un importancia clave, ya que algunos tratamientos contra el cáncer pueden aumentar el riesgo de cardiotoxicidad, y para eso, de nuevo debemos recetar zapatilla y no pastilla. Resumiendo, para obtener beneficios en un proceso oncológico hay que priorizar la fuerza y entrenamiento cardiovascular. Y las sesiones de entrenamiento grupal a parte de mejorar la condición física, sobre todo potencian el aspecto social, que es clave en una enfermedad, que en muchos casos es solitaria y no se suele tener tan en cuenta.
¿Influyen los cambios estacionales, es decir, hacer deporte en invierno o en verano? ¿Cómo deben prepararse a los cambios de temperatura?
Sobre todo cuando viene el verano, al haber más calor, la gente suele abandonar el entrenamiento hasta septiembre-octubre, lo cual es un error. Una persona puede descansar, viajar… pero no dejar el entrenamiento de lado tres meses, ya que el problema es que estos meses se multiplican al final y muchas no lo retoman. Se deben tener en cuenta muchos aspectos, desde la hora de entrenamiento, preferiblemente entrenar por la mañana, en horas de poco sol, hacerlo en un lugar ventilado pero sin que sea un aire directo, la hidratación, la protección solar… .
Si el paciente no se encuentra bien físicamente, ¿se recomienda que haga un parón y no se ejercite o es contraproducente?
Lo más importante en toda planificación del entrenamiento es ver cómo se encuentra el paciente, ya que la semana previa a la quimioterapia es una cosa, se puede entrenar más intenso, más volumen, tendrá más energía… pero la semana de la quimio, especialmente los 2-4 días posteriores, se deberá escuchar mucho al cuerpo, parar cuando deba parar, pero en los momentos que se sienta con más energía aprovecharlos para caminar o hacer algunos ejercicios de movilidad, algún ejercicio de fuerza adaptado al estado de esta semana, etc. Y la semana siguiente, retomar el entrenamiento normal, ya recuperados del tratamiento, y hacerlo de forma progresiva.
Siempre se ha dicho, y hay estudios que lo confirman, que el deporte tiene, además, beneficios psicológicos. ¿Hasta qué punto es así?
Me alegra muchísimo esta pregunta, anteriormente ya hice alguna mención. La astenia asociada al cáncer afecta a un 70-80% de los pacientes, y en un estudio de Mustian y colaboradores se vio que el tratamiento psicológico, junto al ejercicio físico, mejoró este efecto secundario tan común. Además, vivimos en un mundo donde la verdadera pandemia es el estrés. ¿Quién no ha dicho en alguna ocasión que se siente estresado/a? Y una vez más, con el ejercicio físico, especialmente cuando se realiza en un entorno natural, se reducen los marcadores de estrés, ansiedad y depresión. Por eso recomendamos que las personas que están en pleno proceso oncológico, y las que no también, estén más en contacto con la naturaleza.
Si tan beneficioso es, ¿por qué la Seguridad Social no ofrece actividades gratuitas en función de la situación de cada paciente?
Para empezar, la sanidad pública no tiene ni especialistas en nutrición oncológica ni en ejercicio físico, por lo que primero de todo se debería incluir a estos profesionales dentro de la sanidad. Los médicos, la mayoría de las veces se ven sobrepasados por las condiciones actuales de este servicio público, un exceso de pacientes, poco tiempo entre ellos, y eso es lo primero que hay que cambiar. Actualmente, mucha gente se queja de que el profesional médico no les dice qué comer o qué ejercicio hacer, pero es que esa no es su función, el trabajo en equipo es la clave y es lo que intentamos hacer desde Oncologym.
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