La mitad de la población mundial vive en entornos urbanos y se espera que esta cifra supere el 70 % antes de 2050. Así pues, las ciudades se enfrentan en los próximos años al reto de repensar sus sistemas alimentarios para establecer una gestión coherente y justa de los recursos.

Firma del Memorándum de Entendimiento entre la FAO y València. | CEMAS

«El rol de las ciudades es particularmente importante contra la mala alimentación. Es un agente de cambio cada vez más importante, también en lo que se refiere a las políticas y las medidas destinadas a proporcionar acceso a una alimentación saludable», alertó el director general de la FAO, José Graziano da Silva, durante inauguración del Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS) en 2019.

El crecimiento demográfico que ha experimentado la población mundial en las últimas décadas ha obligado a ejercer una gran presión sobre los recursos del planeta, lo que ha conducido hacia la sobreexplotación de las reservas naturales. Pese a ello, persisten las grandes desigualdades y todavía 800 millones de personas tienen dificultades para acceder a alimentos.

Acercarse a las ciudades

En 2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se propuso incrementar su relación con las ciudades, a fin de establecer diferentes estrategias que contribuyesen a impulsar nuevos sistemas alimentarios urbanos sostenibles basados en los principios de alimentación de temporada, sana y de proximidad.

Así pues, durante la EXPO 2015 dedicada a ‘Alimentar al Planeta, Energía para la Vida’, celebrada en Milán en octubre de ese mismo año, más de cien ciudades de todo el mundo firmaron el Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán (MUFPP), un acuerdo no vinculante sobre políticas alimentarias urbanas «diseñado por ciudades, para las ciudades».

De este modo, los alcaldes de dichas ciudades se comprometieron a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles y resilientes, destinados a conceder alimentos nutritivos y accesibles para todos, proteger la biodiversidad y luchar contra el desperdicio de alimentos.

Un año después, València firmó un Memorándum de Entendimiento con la FAO para establecer líneas de colaboración en la potenciación de sistemas alimentarios urbanos sostenibles. Además, la ciudad fue designada como Capital Mundial de la Alimentación Sostenible para el año siguiente.

Así con todo, València se erigió como una ciudad puntera en el desarrolló y la implantación de políticas alimentarias sostenibles. «València es una ciudad muy activa. Además, reúne elementos de tradición, conocimiento y estructura que la sitúan a la vanguardia en cuanto al sistema alimentario», reconoce el director del CEMAS, Vicente Domingo.

En el marco de la capitalidad mundial de València en el ámbito de la alimentación sostenible, la FAO y el Ayuntamiento de València impulsaron conjuntamente la creación del CEMAS para la identificación, clasificación, divulgación y sensibilización de los grandes retos a los que se enfrentan las ciudades y la población, en general, en cuestiones alimentarias y nutricionales.

«A la FAO le interesa mucho València —destaca Vicente Domingo—. El CEMAS se ha convertido en un polo de conocimiento lleno de futuro que debe ser un motivo de orgullo para la ciudad».

El CEMAS trabaja con 34 ámbitos de estudio

El trabajo del CEMAS se desarrolla a través de 34 ámbitos de estudio: salud, nutrición, infancia, cultura, turismo, gastronomía, barrios, desarrollo Urbanístico, agricultura, ganadería, pesca, lucha contra el hambre, medio ambiente, cambio climático, desperdicio alimentario, urban rural linkages (URL), soberanía alimentaria, investigación, educación, innovación, big data, movilidad, logística, género, legislación, empleo, gobernanza, compra pública, economía social, economía circular, protección del pequeño productor, mercados locales, protección social y migraciones. jaume vidagañ valència