Mientras aún resuenan los acordes de la famosa canción del Dúo Dinámico, se han hecho más que patentes los cambios en la mayoría de las situaciones y, prácticamente, en todos escenarios de la vida. El mundo odontológico no podía ser una excepción. La crisis covid y post covid ha afectado, afecta y afectará durante un largo tiempo a todos los aspectos de la vida. Influenciando incluso el léxico de las personas de a pie. Han medrado en nuestro vocabulario palabras como pandemia, anticuerpos, técnicas PCR y antígenos. Incluso a los periodistas, por citar un ejemplo, ha dejado de trabárseles la lengua al pronunciar términos médicos.

Algunos de los cambios anteriormente citados eran perfectamente previsibles. Pero otros muchos, no.

Dentro de los previsibles: los ha habido, como en todo, buenos y malos. Quisiera empezar por los malos, por aquello de dejar buen sabor de boca final al lector. Hemos visto como otra, y ya han sido demasiadas, fábrica de embustes dentales pedía concurso de acreedores, dejando a miles de pacientes desatendidos. Incluso me temo que, aún mientras eran atendidos, tampoco lo hicieran en las mejores condiciones. Pero, además, han quedado muchos de sus trabajadores sin cobrar, generando situaciones personales y familiares realmente dramáticas.

Siguiendo dentro de los cambios previsibles quisiera destacar que, tal y como he comentado en otras entrevistas, la odontología insular goza de muy buena salud. De hecho, como actividad esencial se establecieron servicios de urgencias por la mayoría de las clínicas dentales dando cobertura a las necesidades de los pacientes, desaturando los servicios de urgencias hospitalarios y cumpliendo, como sanitarios, con nuestro deber de prestación de servicio. Ruego al lector que me crea cuando digo (perdón, escribo) que eran momentos de enorme tensión, donde el miedo y la incertidumbre hacían que las jornadas fueran ciertamente extenuantes.

Hace apenas un año, vivíamos una situación de enorme confusión donde por doquier aparecían productos, máquinas y medicamentos que parecieran protegernos del mismísimo demonio. No puedo, ni quiero, dejar de felicitar al colegio de odontólogos y estomatólogos, quien ha sabido mantener la calma y ha dado unas recomendaciones, muy concretas, a seguir por todos los colegiados. El tiempo da la razón a los mismos y ha venido a confirmar que las medidas tomadas fueron las adecuadas, dado que la tasa de contagiados, pese a ser un sector de alto riesgo, dentro del personal dental han sido realmente bajas. Para lo cual, y es una apreciación personal, algo tendrán que ver las medidas precovid que ya se realizaban de rutina en las consultas dentales.

En cuanto a las buenas, y siguiendo en las previsibles, hemos visto cómo el colectivo ha mostrado su generosidad tanto con la población general, como con la sanitaria en particular. Haciendo donaciones de material de protección personal (que necesitábamos para nosotros mismos), ofreciendo servicios de esterilización y empaquetado de equipos de protección, así como donando aparatología propia, y un largo etcétera. Muchas de estas acciones, seria irresponsable por mi parte no mentarlo, han surgido de la iniciativa de las féminas del sector. Desde estas líneas os agradezco a todas vuestro talento, capacidad y dedicación.

En cuanto a las no previsibles: considero que la más destacable es la de la confianza de los pacientes en sus respectivos dentistas, así como el no abandono de su salud bucal. Priorizando la misma a otros aspectos, a buen seguro algo menos importantes, de la vida.

Hemos visto cómo han disminuido los tratamientos estéticos. Pero, los procedimientos conservadores, los medidas preventivas y los tratamientos rehabilitadores se han mantenido.

Estoy convencido de que el esfuerzo individual, de todos y cada uno de los profesionales del sector, así como también el papel educativo y divulgador de esta iniciativa del Diario de Ibiza han ido, y seguirán haciéndolo, poco a poco calando en la población.

Quisiera finalizar estas líneas haciendo un homenaje a un compañero: Mariano Mayans. Quien, a diferencia de las “fábricas de dientes falsamente baratos, que a base de pagar ingentes cantidades de dinero por minutos en Prime-time”, ha dedicado su vida a los pacientes, a mejorar la calidad asistencial dental de la islas. Y que con una trayectoria excelente, y aún en plenitud, ha tenido la elegancia de dejar a buen recaudo a sus pacientes, de la mano de un equipo a la par humano y competente. Desde ahora y por siempre deseo que los trazos que hace mi bolígrafo se interpreten como el sonoro aplauso que te envío.