Una anécdota, el cruce de caminos de varias personas y la pandemia han sido los mejores aliados para Tokio Ibiza, un proyecto gastronómico nacido en la isla blanca que, en solo unas semanas, ya promete expandirse por España y Reino Unido.

Tres semanas. Ese es el tiempo que han necesitado los fundadores de este restaurante, Bruno Estévez y Juan Dangelo, para lograr que un inversor americano apueste por el proyecto, aportando una buena suma de capital para llevar este nuevo concepto de cocina a Madrid, Barcelona, Valencia y Londres. Pero, ¿qué es Tokio Ibiza?

Tokio Ibiza es la fusión de dos mundos: la hamburguesa y el sushi. Tras un año de desarrollo en una back kitchen, el chef Gonzalo Aragüez y Juan Dangelo lograron exactamente lo que tenían en mente: una sushiburger realmente espectacular. Dangelo había probado un producto similar en un viaje a Indonesia años atrás, una experiencia que nunca se fue de su cabeza. Y por fin era suya.

En ese momento, Bruno Estévez se incorporó al proyecto. Dangelo quería que probara el producto, esta «fusión sexy del sushi y la hamburguesa», la nueva sushiburger que quería revolucionar la gastronomía en Ibiza. Y lo hizo, y le encantó.

En plena pandemia, en vez de venirse abajo, los socios decidieron aprovechar el tiempo para lanzar Tokio Ibiza en modo delivery. «En tiempos de crisis surgen siempre nuevas oportunidades», afirma Bruno Estévez, quien puso la visión de negocio para sacarle todo el jugo al potencial de Tokio Ibiza. Y, como le gusta hacer las cosas «a lo grande», pronto empezó a mover hilos para abrir un Tokio en Madrid (se estrenará este mes de junio). «Pensábamos hacer solo delivery, pero al analizar bien el potencial de este nuevo concepto, decidimos ir más allá», afirma el empresario.

Y llegó la inversión americana

Y llegó la inversión americana

Al decir más allá, Bruno Estévez no se refería solo a intentar abrir restaurante y no meramente delivery, sino a buscar inversión extranjera para dar un soporte no solo económico sino también estructural al proyecto.

Estévez se puso en contacto con el inversor estadounidense Ryan Kaminsky, presidente de una empresa financiera y otras compañías, quien apostó por Tokio incluso sin haber probado el producto. «Tuvimos que rechazar a varios inversores interesados porque su visión no se alineaba con la nuestra», expresa Estévez, quien cerró el acuerdo en 15 días con uno de los ejecutivos del Grupo Kaminsky, Gianni Guitteaud. Una alianza que tuvo que pasar varios filtros de abogados y asesores, pero que salió adelante sin reparos con el apoyo constante del despacho de abogados Garrigues.

Próximas aperturas

Próximas aperturas

¿Próximos objetivos? La apertura de dos restaurantes Tokio en Madrid: en la calle Princesa y en la zona del Retiro. Además, se estudia la llegada de Tokio a Valencia y Barcelona, y el salto internacional a Londres en el plazo máximo de un año.

La idea es que Tokio continúe llegando a más lugares del mundo, con el fin de compartir la experiencia sushiburger con el mayor número de comensales del planeta. En el horizonte podrían estar Qatar o Brasil, pero quién sabe hasta dónde puede llegar este proyecto que, de un pequeño y anecdótico delivery, puede convertirse en una gran empresa internacional. Y, todo, a raíz de una pandemia.