La manera en la que nos comportamos y nos relacionamos con nuestros hijos e hijas afecta directamente a su desarrollo. Todo aquello que decimos lo escuchan, lo aprenden y lo van asimilando inconscientemente. Es importante ser conscientes de aquello que comentamos, pero también es importante la posición desde donde conversamos con ellos.

Son tres los personajes que adoptamos cuando nos comunicamos con nuestros hijos: la víctima, el crítico y el salvador. Roles que van a afectar a nuestro acercamiento afectivo y a la realidad emocional de nuestros hijos. Marina Escalona, educadora, escritora y licenciada en Bellas Artes conversó con nosotros en nuestro evento “La educación importa para comunicarnos mejor” sobre cómo podemos quitarnos la piel de estos personajes y conectar realmente con nuestros hijos.

¿Qué son los personajes de víctima, crítico y salvador?

Cuando educamos y ayudamos a la resolución de conflictos de nuestros hijos no nos paramos a analizar nuestras pautas de conductas. Marina Escalona comenta que solemos adoptar “un modelo de relación de nuestros padres y normalmente lo replicamos con nuestros hijos sin pararnos a revisarlo”. Estas conductas se ven representadas a través de los personajes o los roles que adoptamos de víctima, crítico y salvador.

  • El personaje de víctima. “Hijo, cómo me haces sufrir de esta forma, con lo que yo hago por ti, pero te das cuenta de cómo sufro”. Con este personaje los hijos cargan con la culpa y con la carga a las espaldas del sufrimiento de los padres y madres. Cuando se repite este rol, los hijos desconectan y naturalizan este tipo de palabras y de discursos.
  • El personaje de crítico. “Desde luego, qué poca vergüenza…, pero cómo haces esto, de qué vas”. También se usan frases sobre el castigo que van a recibir: “Estás castigado sin la Wii, sin el móvil y no vas a salir”. Así como se usan otras frases que minan la moral de nuestros hijos: “Desde luego, si vas así por la vida te va a ir fatal, más te vale espabilar si no quieres que…”. Este personaje que adoptamos hace que los niños y niñas comiencen a tener miedo de nosotros. Asimismo, los hijos van acumulando rabia, normalizan este tipo de discursos y desconectan de la relación que podamos tener con ellos.
  • El personaje del salvador: “Este profesor tiene manía a mi hijo, lo está pasando fatal en el colegio”. Adoptando el personaje de salvador no permitimos que a nuestro hijo le pase nada y vamos en su ayuda a cualquier mínimo conflicto que posea. Escalona apunta que así conseguiremos que nuestro hijo tenga “una tolerancia nula a la frustración y en el peor de los casos será un tirano”. Y es que por una parte hay que atender las necesidades de nuestros hijos e hijas, pero también debemos educarles en autonomía y resiliencia para que puedan superar los retos del día a día.

¿Cómo salir de estos tres personajes para atender adecuadamente las necesidades de los hijos?

Estos personajes van a conseguir que nuestros hijos desconecten de nosotros, de lo que les decimos y de nuestra ayuda. Por eso, para poder salir de estos roles, debemos conocernos y trabajar con nuestro interior. Escalona señala que se debe hacer una “observación y escucha hacia dentro primero y hacia fuera después”. Así, una vez que conocemos y controlamos a nuestros personajes podemos conectar con nuestros hijos. “Me quedo vacía y dispuesta para recibir su mensaje, solo desde este posicionamiento de apertura incondicional voy a poder realmente escuchar, no solo sus palabras, sus gestos, sus dudas, su capacidad para transmitir las cosas”.

Por eso, cuando nuestros hijos tengan una crisis o una necesidad desatendida, solo habiendo trabajado con nosotros mismos podemos darles un espacio de escucha y atención porque, tal y como remarca Escalona, “educar es autoeducarse”. El rigor y el respeto son las dos características que debemos tener presentes cuando se den estas situaciones. “Respeto a lo que siente y vive y está pasando, pero rigor también para tener empatía en su proceso, acercarse a él y pedir disculpas”.