Los jóvenes se han convertido en la generación más activista del momento. Algunas figuras como Greta Thunberg han liderado la reivindicación y la lucha por la sostenibilidad en nuestro planeta. También, organizaciones como Juventud por el Clima han surgido como una forma de reacción de jóvenes y adolescentes ante la inacción de las instituciones por cambiar nuestra relación con el medio ambiente.

Pero nuestros hijos e hijas y toda la generación de jóvenes no debe llevar la carga del cuidado de la naturaleza, sino que debe ser una responsabilidad de todos y todas. Como familias debemos involucrarnos para que nuestros hijos e hijas desarrollen un compromiso ecológico y puedan vivir en entornos más sostenibles.

Actividades que podemos hacer con nuestros hijos para mejorar su relación con el medio ambiente

Pasar tiempo en la naturaleza

El término "síndrome de déficit de la naturaleza" es un concepto acuñado por el periodista y escritor Richard Louv que señala que la falta de contacto de los niños y niñas con la naturaleza puede tener posibles repercusiones en la conducta y desarrollo de estos. Queremos apuntar a nuestros hijos e hijas a muchas actividades extraescolares y no les dejamos tiempo para que disfruten de la naturaleza. Katia Hueso, bióloga, experta en temas de sostenibilidad y autora del libro 'Somos Naturaleza', nos explicaba en el programa "La educación importa para salvar al planeta" que cuando vamos a hacer actividades en la naturaleza con los hijos e hijas, les cargamos de actividades prototípicas de campamentos como tiro con arco o piragüismo y no les dejamos disfrutar de la naturaleza misma. Como dice Katia: “Simplemente se trata de salir ahí a fuera y dejarnos llevar por lo que nos inspire ese momento o ese lugar”.

Educar desde el abrazo al entorno ambiental, no desde el miedo

Nos contaba la bióloga Heike Freire en el mismo programa de 'La Educación Importa' que es importante educar a nuestros hijos e hijas en imágenes positivas sobre el planeta y no potenciar tanto una educación que muestra un futuro desolador de la flora y fauna que nos rodea. “Se ha hecho mucha pedagogía ambiental basada en alejar a los niños y niñas de la naturaleza y trabajar emociones como la culpa, viendo imágenes de la destrucción del Amazonas o la desaparición de las especies. Este tipo de pedagogía centrada en la culpa y el miedo no es positiva, en el sentido de que en vez de favorecer el amor por la vida, lo bloquea”, comenta Freire.

Promover una conciencia ecológica

Para que el compromiso con la sostenibilidad sea real, Freire expresa que como familia debemos permitir a los niños y niñas desarrollar una conciencia ecológica, en sus palabras, “una conciencia abierta a su entorno y una forma de estar en el mundo, vinculados con la tierra”.

Ser conscientes de lo que comemos

Nuestro conocimiento sobre el medio ambiente aumenta si sabemos de donde provienen los alimentos que consumimos, así como si enseñamos a nuestros hijos e hijas los problemas que conlleva el desperdicio de comida.

Aprender leyendo

La salida a la naturaleza es esencial para que nuestros hijos e hijas descubran el entorno en donde viven, pero también podemos acercarles esta realidad de una forma educativa a través de lecturas que muestran el amor hacia el medio ambiente. El libro '¡Cómo mola cuidar el planeta!' de Carme Dolz, que ya te lo recomendábamos en este artículo, es perfecto para que aprecien, a partir de imágenes positivas, la naturaleza, los cambios que está padeciendo y qué acciones podemos realizar para no perjudicar al medio ambiente.

Ciudades y escuelas sostenibles para infancias más felices

No habrá un cambio importante si solo nos acercamos a este problema desde una esfera individual. Es decir, la sostenibilidad se consigue si todos los agentes involucrados adquieren un compromiso por mejorar nuestra relación con la naturaleza. Esto también pasa por repensar las ciudades. Nos movemos por ellas de forma muy diferente a como lo hacíamos años atrás. Desde Unicef, en el Cuaderno para la Acción Social sobre propuestas para una planificación urbana sostenible y responsable con la infancia del año 2020 señalan que estos espacios urbanos no están diseñados para el crecimiento de los niños, niñas y jóvenes. Las ciudades se crean como zonas no seguras, sumado a la falta de zonas verdes o zonas de juego. Freire expresa que la solución está en que nuestros hijos e hijas vuelvan a ocupar las calles a como se hacía antaño. “El hecho de que los niños y niñas puedan salir a la calle humaniza las ciudades, hace que la infancia deje de ser privada y pase a ser comunitaria”. Asimismo, Freire resalta que el no pasar tiempo en los entornos públicos hace que haya una “pérdida de comunidad y una pérdida de bienestar” ya que “para los niños y niñas es un espacio de libertad”.

Así como las ciudades deben ser mucho más acogedoras para el entorno natural, las escuelas deben pasar también a ser un espacio donde los niños y niñas puedan aprender de la naturaleza. Freire nos explica que el concepto de escuela se asocia a un edificio, como una “unidad cerrada sobre sí misma”. Pero esta idea de escuela está cambiando gracias a iniciativas que permiten acercarlas al entorno natural. Por ejemplo, Katia Hueso creó la primera escuela al aire libre en España. Esta no tiene como objetivo impartir los contenidos tradicionales de la escuela en un entorno natural, sino que busca que los niños aprendan desde la propia naturaleza mediante los juegos y la experimentación. También, entre estas iniciativas, están presentes las Ecoescuelas, en donde la sostenibilidad se incluye transversalmente en el proyecto docente y pedagógico.

¡Si quieres aprender más sobre sostenibilidad no te pierdas el programa completo de 'La educación importa para salvar el planeta'!