En las anteriores crisis empresariales, tuve la ocasión de actuar en empresas que estaban sufriendo. Todo lo que aprendí lo escribí en el libro “100 soluciones para salir de la crisis”, que he ido actualizando en función de los cambios sucesivos. 

Al ser clasificados nuestros territorios en verde, amarillo y rojo, las empresas del sector turístico y todos sus proveedores tienen que tomar decisiones rápidas por los cambios de colores sucesivos. En consecuencia, tienen que abrir y cerrar sus empresas con las cuantiosas pérdidas económicas y el dolor de tener que volver a poner a nuestros empleados en ERTE, con una vuelta indefinida que crea incertidumbre.

Como hacía años que los empresarios no habían vivido crisis tan profundas, tener que reconvertir ahora necesita del imprescindible acompañamiento de los profesionales, porque solos podremos caminar, pero solo en equipo conseguiremos conquistar el nuevo éxito.

Esta reflexión me lleva a recordar a los antiguos directivos, hoy convertidos en líderes, a poner todas sus habilidades emocionales y profesionales en que deben acompañar a sus colaboradores para conseguir que todas las conductas sean positivas. Les invito a reflexionar con las conductas que le concreto.

Las conductas que deben ser premiadas:

  1.  Las que buscan soluciones en lugar de transportar quejas, excusas o culpables.
  2.  Las que demuestran capacidad de rectificar, recuperar y compensar los errores, en lugar de culpar a terceros y obcecarse en posiciones cerriles.
  3.  Las que buscan la calidad, tanto del producto, como de los servicios y de la atención al cliente.
  4.  Las que buscan la productividad en los gastos y costes.
  5.  Las que buscan la simplificación y la agilidad en los plazos.
  6.  Las que cumplen el compromiso y los plazos.
  7.  Las que delegan con éxito.
  8.  Las que planifican para evitar riesgos.
  9.  Las que encuentran el tiempo y la forma de entrenar a sus colaboradores.
  10.  Las que buscan el ahorro en el uso del tiempo.
  11.  Las que crean un ambiente agradable, con atención, pero sin excesos en la tensión.
  12.  Las que coordinan su actuación entre sus clientes y proveedores, tanto internos como externos.

Las conductas a las que debemos estar atentos para corregirlas:

  1.  Las que rompen los modales, provocan crispación y pisotean la dignidad.
  2.  Las que dan mal ejemplo con su actitud y aptitud.
  3.  Las que desarrollan su actividad en los pasillos y crean rumores y bulos.
  4.  Las que se forman sin posibilidad de aplicar lo aprendido.
  5.  Las que tienen por norma imponer o amenazar.
  6.  Las que se creen poseedoras de la verdad absoluta. No necesitan escuchar, creen que siempre tienen la razón.
  7.  Las que dedican tiempo a quejas que no llevan a posibles alter- nativas. A cada queja o problema debe acompañarle, como mínimo, una posible solución.
  8.  Las que se olvidan del control como forma de rectificar.
  9.  Las que no fomentan la actitud de escuchar.
  10.  Las que invitan a la comodidad y a relajarse, en lugar de al vigor y al rigor.

Estas conductas deben ir acompañadas, compartiendo con todos, de unos objetivos claros, públicos, mesurables, alcanzables, flexibles, auditables, premiados, con plazos concretos, coherentes y que generen ilusión para construir la partitura de los valores comunes.

Como siempre quedo a su disposición en dbiosca@educatur.com tanto en las coincidencias como en las discrepancias.