Recientemente, en un debate reflexioné sobre la importancia de los cinco sentidos de la felicidad para conseguir que los clientes perciban, de forma excelente, mensajes positivos a través de los cuales se conecten con la realidad deseada, a sabiendas de que cuando se consigue tenemos el camino de la felicidad rentable construido. 

Como los clientes están habituados a opinar en las redes sociales exponiendo su nivel de satisfacción, la nueva exigencia del sentido común no solo tiene que satisfacer sus expectativas, sino también sorprenderlos porque debe desarrollarse a tiempo real, en vivo y en directo en las relaciones con los clientes donde no hay tiempo a consultar lo que recomiendan los manuales.

El sentido común podríamos definirlo como las capacidades de acertar en las expectativas de los clientes, para dejarlos sorprendidos, porque será la puerta para convertirlos en embajadores proactivos - positivos.

Este reto de acertar en la talla de los deseos del cliente necesita, para que el sentido común triunfe, de dos ayudas fundamentales:

LA TECNOLOGÍA, que permite que el propio cliente se defina entre las distintas alternativas que se le ofrecen, lo que facilitará el acertar de entrada la talla de las expectativas del cliente. 

LA FORMACIÓN, que se necesitará para desarrollar el sentido común de todo el equipo de profesionales para que compartan los valores y los pensamientos, adaptados a la flexibilidad, competitividad, tecnología e inteligencia, de este complejo mercado que necesita que todos los profesionales actúen, entendiendo que su misión es la felicidad rentable.

Cuando estos dos apoyos se rodean de una gestión positiva y eficaz con un liderazgo positivo, el sentido común deja de ser el menos común de los sentidos y se convierte en el más popular porque se ha construido sobre una creencia positiva, con los valores de las buenas personas y la orientación hacia la felicidad rentable, convirtiéndose como 'el juego bonito' de un equipo con las conductas positivas aprendidas.

Actuando así, el sentido común se convierte en el diseño creativo, que ayuda a transitar de la calidad a la excelencia, que irá alimentando la marca del éxito, a sabiendas de que sin ella solo se obtienen precios de subasta, sin olvidar que la excelencia no es un fin, es la autopista para conseguir el sentido común.

Como siempre quedo a su disposición en dbiosca@educatur.com tanto en las coincidencias como en las discrepancias, para ayudarle a estar despierto.