El único ser humano que no se equivoca es el que nunca hace nada, pero el coste de equivocarse siempre es menor que el coste de no hacer nada. Y aunque esto, parezca obvio, España, Europa y el mundo entero parecen seguir instalados en la inacción. Siguen paralizados, o más bien petrificados, como dinosaurios a los que les cuesta caminar, ante un fenómeno, como la pandemia, que les viene grande por todos los costados y para el que nadie, excepto Bill Gates y sus secuaces, estaban preparados. Nos encontramos pues, en terreno inexplorado, ante un momento histórico y global de involución del ser humano, donde tal como afirmaba León C. Megginson, profesor de negocios y empresario del siglo pasado, la capacidad de adaptación es crucial porque “no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino aquella más adaptable al cambio”. Esta adaptación exige, entre otras cosas, cambiar nuestros esquemas mentales y, desde luego, dejar a un lado esta insulsa y peligrosa inacción, que nos puede llevar a la extinción… porque… ni los dinosaurios sabían que se estaban extinguiendo cuando se extinguieron.

Pero, si deseamos acabar con la parálisis de la inacción, que parece envolver a quienes nos tienen que gobernar, hemos de analizar con cierta precisión sus posibles causas. ¿Quizá sea el miedo o el pavor a asumir responsabilidades?, o ¿puede que sea la ineptitud o la falta de preparación de una clase política que, día tras día, confirma meritoriamente su ineficiencia?, o ¿por qué no, quizá seamos nosotros mismos, los ciudadanos de a pie, quienes no hemos sabido elegir a los que nos gobiernan, a los que llevan el timón del barco?

Nuestro bienestar no está en nuestras manos

Lamentablemente, nuestro futuro y nuestro bienestar, pese a quien pese, no están en nuestras manos, y lo único que nos queda, además de seguir en la lucha diaria sin victimismos, es patalear e intentar que entiendan que la solución ha de pasar por aplicar el sentido común… si queda algo de él. Einstein lo tenía muy claro, para obtener resultados distintos hay que hacer cosas distintas. Si seguimos haciendo las mismas cosas, si seguimos sumidos en la pasividad más absoluta, si adoptamos la misma estrategia que en la temporada 2020 que nos condujo al fracaso, como ya vivimos en nuestras propias carnes, no esperemos, entonces, otro resultado. Pero continuamos repitiendo los mismos errores, seguimos, como el día de la marmota, tropezando con la misma piedra. Seguimos anestesiados, sin cambiar de estrategia, esperando que por arte de magia los resultados sean distintos. ¡Despertemos de una vez de este letargo, de esta inacción que nos tiene a todos dopados…! Así que, por favor, Sra. Armengol, ¡cambiemos de estrategia!, vacunemos a diestro y siniestro como si no hubiera un mañana; controlemos los accesos con test a todo el que quiera disfrutar de nuestras islas, para evitar un nuevo coladero de casos y de ruina; ayudemos a las familias, a los trabajadores y a las empresas para que no caigan desplomados por el camino convirtiéndose en meros cadáveres en medio de esta contienda.

Sra. Armengol, ¡cambiemos de estrategia!, vacunemos a diestro y siniestro como si no hubiera un mañana; controlemos los accesos con test a todo el que quiera disfrutar de nuestras islas.

Mientras seguimos viviendo en esta montaña rusa, en este yo-yo que sube y baja, donde el concepto de “seguridad jurídica” ha quedado desdibujado, vacío y carente de todo significado. Donde te despiertas con unas reglas y te acuestas con otras muy distintas. Donde las normas sirven para unos y no para otros. Donde lo que hoy está bien, mañana es todo un pecado. Y en medio de este desconcierto, de esta incertidumbre, de este sinsentido, nos piden que naveguemos a mar abierto asumiendo todo el riesgo. No hace falta ser un genio para prever que, si seguimos por este rumbo, jugando a la improvisación y a la no asunción de responsabilidades, muchas familias, muchas personas, muchos trabajadores y empresas… no sobrevivirán a este tsunami. Mientras me pregunto, os pregunto a todos: ¿nos queda sangre en las venas?