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Oriol Serra: "Hay mucho dinero en el mercado, nos llegan oportunidades muy interesantes"

El CEO de Smart Rooms Company avanza que este verano el grupo se estrena con un nuevo hotel en Palma y con la restauración

CEO de Smart Rooms Company.

Perseverante y amante de los retos. Oriol Serra, de 45 años, tradición familiar hotelera y formación en el mundo de la gestión, se siente cómodo enfrentándose a nuevos desafíos.

Nacido en Cellers, población del Pallars Jussà (Lleida), el CEO de Smart Rooms Company cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector del alojamiento turístico y más de 7 años en la consultoría inmobiliaria. Al exdirectivo de la cadena internacional de residencias Melon District (ahora The Student Hotel), le gusta aprender con todo lo que hace, explorar en la naturaleza y disfrutar de la cultura de un país exótico.  

Apuesta por "una manera de trabajar colaborativa", convencido que las cosas salen bien porque "tiene un equipo muy bueno". El objetivo es "hacer feliz a la gente". "Hacer feliz al cliente, hacer feliz a los inversores, que no siempre quiere decir dinero -matiza-, puede ser también tener un establecimiento bien posicionado o sentirse orgulloso de lo que tienes, por ejemplo, y hacer feliz al equipo con el que trabajamos".

-El grupo Smart Rooms acaba de celebrar 10 años de vida. ¿Qué le movió a embarcarse en este sector?

-Nacimos el día de Sant Jordi del año 2012. Vengo de una empresa familiar y mi ilusión siempre había sido tener un hotel en Barcelona. Estudié en Esade y, luego, estuve desarrollando proyectos por todo el mundo en una consultoría turística donde conocí a mi actual socio y la que ahora es la responsable de marketing del grupo, Gabriela Fernández. Murió mi padre y tuve que volver a la empresa familiar pero pronto me di cuenta que debía hacer realidad mi sueño. Un día en Barcelona, por casualidad, me encontré a Manel, mi socio, y hablamos sobre la idea que hacía tiempo que me rondaba: crear una gestora de alojamiento. Fuimos a comer al Passeig de Gracia y allí empezó a gestarse todo.

-¿Cómo se pasa de cero a gestionar 1.100 habitaciones?

-Los inicios fueron duros. No eres nadie y es un sector que se basa mucho en las referencias. Empezamos a buscar inmuebles en Barcelona y, en paralelo, conocíamos personas interesadas en montar residencias de estudiantes en Brasil. Fuimos a explorar el proyecto que no acabó de cuajar pero nos sirvió para darnos cuenta que, en los últimos diez años, América Latina había doblado su población universitaria sin infraestructura que la acompañara. Mi socio se fue a Colombia para un desarrollar un proyecto de residencia universitaria en Bogotá y, mientras tanto, conseguíamos nuestro primer edificio de apartamentos turísticos en Passeig de Gracia. Luego, el inmueble de la calle Pau Claris de Barcelona y, después, el primer hotel, el Yurbban Trafalgar.

-Residencias de estudiantes, apartamentos turísticos, hoteles ... ¿Cuántas divisiones tiene la compañía?

-Smart Rooms es la matriz, la gestora del grupo, y trabaja a través de diversas marcas. Tenemos dos grandes áreas: la de ‘Living’, para estancias de más de 30 días, donde se concentran las residencias de estudiantes y los apartamentos, y que trabajamos con la marca The Spot. Y, después, está el área de ‘Hospitality’, que básicamente son los hostales y la gama de hoteles, donde se encuentran las marcas Spotty Hostels, Uma Suites, Uma House y Yurbban Hotels.

-¿Por qué tantas marcas?

-La diversidad de marcas nos permite poder adaptar la gestión a entornos diferentes. Podemos operar incluso con marca blanca; es decir, gestionamos establecimientos que no pierden su marca ni su apariencia. Abordamos la parte operativa y de eficiencia pero el cliente mantiene la imagen que tenía.

-Y empiezan a crecer en medio de una pandemia mundial que obliga a cerrar a muchas empresas del sector...

-La primera decisión que tomamos con el confinamiento de 2020 fue replegarnos al máximo para poder recortar todos los gastos que eran prescindibles. Al tener una estructura relativamente pequeña pudimos hacerlo sin mucho problema. Además, prácticamente no teníamos endeudamiento y eso nos ayudó mucho para poder sobrevivir. Después teníamos dos opciones: o esperábamos a que pasara la tormenta o buscábamos nuevos ingresos para poder mantenernos igual. Apostamos por la segunda.

-¿El resultado?

-Hemos cerrado algunos acuerdos con diferentes fondos de inversión. Cogimos un hostal en Pau Claris de Barcelona que después de reformarlo entró en funcionamiento en junio de 2021. También un edificio en Madrid, otro en Miami y acabamos de inaugurar el Yurbban Ramblas Boutique Hotel, delante de la fuente de Canaletes. En estos momentos, hay mucho dinero en el mercado y mucho interés en el sector, nos están llegando oportunidades para estudiar proyectos muy interesantes. Los fondos han entrado muy fuerte en el segmento de las residencias, por ejemplo.

-¿Contemplan la posibilidad de dar entrada a nuevos socios?

-En la matriz, no. Para desarrollar alguna línea concreta de negocio no digo que no. Hasta ahora los inversores se han limitado a la compra de activos o a ejercer de avales. Es posible que en un futuro demos entrada a alguien para desarrollar alguna marca en concreto y para ayudar a impulsarla.

-¿Quiere decir que ya hay alguien interesado en crear su marca propia de la mano de Smart Rooms?

-Sí. Todo está en fase de estudio y no significa que acabemos aceptando. De hecho, en otro momento, se llegó a un pre-acuerdo pero lo acabamos desestimando para poder mantener nuestra esencia. Si acaba pasando, tiene que respetar nuestra manera de trabajar porque no queremos perder el alma. Tenemos unos valores y una cultura muy integrada y la queremos respetar. Es la esencia del grupo.

-En estos momentos, ¿qué cifras maneja el grupo ?

-La facturación se situará en los 22 millones de euros en 2022 y la previsión es doblar esta cifra en cuatro años. Actualmente gestionamos 1.100 habitaciones y pasaremos a más de 2.000 en los próximos ejercicios. La plantilla que tenemos es 179 personas pero aumentará a más de 200 en cuanto esté operativo el restaurante del nuevo hotel de Las Ramblas de Barcelona.

-Hasta la fecha ¿tienen presencia en Colombia, Miami, Madrid y Barcelona?

-En Colombia tenemos dos residencias de estudiantes, en Bogotá y Chía, y en estos momentos estudiamos posibles futuros proyectos de nuevas residencias de estudiantes en Ecuador o Perú, por su proximidad, aunque no descartamos tampoco algún proyecto turístico. Miami surgió sin plantearlo y era una oportunidad que había que aprovechar. Ha sido una gran experiencia y si aparecen más, las estudiaremos siempre. En Madrid tenemos un hostal que inauguramos justo antes del confinamiento, en enero de 2020, y ahora estamos acabando la reforma de otro edificio de apartamentos que estará operativo a finales del mes de mayo. Además, este verano nos estrenamos con un hotel Yurbban en Palma de Mallorca y con el negocio de la restauración.

-¿El primer hotel en Mallorca?

-Sí, se inaugurará hacia finales de verano. El concepto que caracteriza a los hoteles Yurbban es ‘vive como un nativo’, por eso estamos trabajando en darle al hotel aquellas singularidades que solo encuentras en Palma de Mallorca. Buscamos materiales orgánicos típicos de la isla para los diferentes niveles de decoración y estamos acabando de definir una oferta gastronómica que pueda ofrecer la esencia local: un desayuno donde no puede faltar la sobrasada, gran variedad de quesos, diferentes tipos de pan, etc.

-Entonces, ¿cada Yurbban es diferente?

-Sí. Cada establecimiento tiene características propias. No queríamos una cadena donde todos los hoteles fueran iguales. La ciudad donde se ubican es el punto de partida. Intentamos que cada establecimiento tenga su sello propio, que sean singulares y auténticos a la vez pero sin dejar de ser funcionales y cómodos.

-Y también apuestan por la restauración...

-Es un segmento de actividad que queremos potenciar. Hemos adquirido el antiguo Baviera de las Ramblas de Barcelona para dar servicio al Yurbban que acabamos de abrir pero también a cualquier persona que pasee por la zona y busque un lugar donde comer. Hemos invertido 550.000 euros y estamos en plena reforma. Estará operativo a principios de verano. Se podrá comer bien por una horquilla de precios de entre 15 y 30 euros aproximadamente. Queremos potenciar y dar a conocer la cocina catalana. El objetivo en todos los establecimientos que gestionamos es poder reflejar la esencia de donde estamos. Las ciudades también se conocen a través del paladar.

-¿Qué otras ciudades tienen en el punto de mira?

-Tengo muchas ganas de trabajar en el sur de España: Málaga o Sevilla, por ejemplo. Y también nos gustaría poner un pie en Oporto o en Lisboa. Hemos estado a punto de hacerlo pero al final no acabamos de entendernos. Es otra manera de trabajar, pero estoy convencido que tarde o temprano llegará Portugal.

-¿Y la ocupación de los establecimientos?

-El inicio del año fue complejo con las nueva olas de coronavirus. Todo eran dudas. Pero en estos momentos estamos con ocupaciones constantes de entre el 80% y el 100%.

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