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Bancos

Las sentencias sobre las tarjetas 'revolving' se disparan

El precio del producto financiero crece por primera vez en dos años hasta el 20,17%

Ilustración de varias personas con ahorros y una tarjeta. EPC

"Estuve pagando dos años con una tarjeta que me mandó el banco a casa tras perder mi empleo. Cuando me di cuenta, debía 3.500 euros", explica María M.R., una afectada por los intereses abusivos de una tarjeta 'revolving’ que empezó a usar en 2017 sin conocer los detalles. Los bancos ofrecen con el producto facilitar los pagos al instante a cambio de pequeñas cuotas mensuales, que se suman a altos intereses que pueden eternizar la deuda. Por ejemplo, con una de 1.000 euros, pagando 25 euros por mes, puede suponer pasarse cuatro años y 11 meses pagando y abonar 464,70 euros en intereses.

Durante tiempo, estas tarjetas se vendían con herramientas comerciales como "pague en cómodas cuotas" que creaban la expectativa de que el coste del crédito era muy bajo, según explica Javier Moyano, jefe de operaciones de la plataforma de abogados Reclama Por Mí. Ahora, María estudia la vía legal para que le devuelvan los intereses pagados de más. Y, como ella prevé, muchas otras personas ya han recurrido a los juzgados para recuperar su dinero. De hecho, las también llamadas tarjetas de pago infinito tuvieron un aumento de sentencias en los tribunales del 108% en 2021 respecto al año anterior, con un total de 125, según el Estudio jurisprudencial Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) 2021. La oleada de denuncias fue a raíz de que el Tribunal Supremo fallara en marzo de 2020 contra Wizink, que ofrecía un tipo de interés "usurario" del 27% por una ‘revolving’. Además, 2021 fue el primer año en el que se convirtieron en el producto financiero con más casos (23%) en tribunales, por delante de las cláusulas multidivisa.

La normativa ha restringido desde entonces la comercialización de estos productos. Ahora, las entidades deben ofrecer información precisa sobre sus condiciones y verificar la capacidad de pago del cliente, entre otros aspectos. Manuel Pardos, presidente de la asociación Adicae, explica que desde el próximo 6 de octubre, además, los bancos deberán incluir un "ejemplo representativo" en la comercialización, aunque señala que ve "mínimos" estos cercos a la operatividad de las tarjetas. Las define como "una fábrica de sobreendeudamientro de las familias vulnerables".

Su precio creció por primera vez en dos años a finales de 2021, hasta una TAE media del 20,17%, según el V Barómetro de tarjetas ‘revolving’ de Asufin, respecto al realizado el pasado junio (18,88%). Estel Romero, abogada del despacho Sanahuja Miranda, sigue viendo "desorbitado" ese interés y lamenta no poder reclamar por él en los juzgados ya que está dentro de lo considerado correcto. Los expertos alertan de que, por otro lado, la coyuntura actual con subida de precios y desajuste en los presupuestos, conlleva un alza del consumo de estas tarjetas. "Son mucho más peligrosas en momentos de crisis. No llegas a fin de mes y lo que interesa es pagar lo que puedas con la tarjeta", explica Antonio Gallardo, experto de Banqmi, comparador financiero de iAhorro.

Solo en los primeros seis meses de 2021 se acumularon 2.755 millones de operaciones, un 60,3% más respecto al mismo periodo de 2020, mientras que los importes se dispararon hasta los 85.987 millones de euros, un 41,2% más.

Posible embargo

Los que han pagado intereses de más, siempre pueden reclamar directamente al banco. Pero, en caso de no quedar conformes con la respuesta, pueden tramitar la denuncia de forma individual o colectiva, lo que suele prolongarse entre un año y un año y medio. La media de recuperación por parte de los clientes en esos casos es de 8.000 euros, según Romero.

Los abogados alertan de que, a pesar de que el cliente gane -lo que ocurre en el 90% de casos- tendrá que pagar al banco la suma pendiente por haber aplazado las compras. Y no se descarta, en última instancia, el embargo de bienes para saldar la deuda. Concretamente, se estima que hasta el 30% de los usuarios de estas tarjetas que reclamaron al banco y ganaron el juicio tenían todavía capital a devolver. María reconoce que fue su "error coger la tarjeta y no ir a preguntar", pero confiesa que no ha vuelto a confiar en los bancos.

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