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Inversión

El capital riesgo se refuerza en la industria alimentaria española

Desde cítricos hasta bebidas vegetales, los fondos quieren aprovechar los nuevos hábitos de los consumidores para ‘hacer caja’

El capital riesgo se refuerza en la industria alimentaria española.

Pastas Gallo, Grupo Palacios o Angulas Aguinaga son ejemplos de compañías de alimentación que llevan años en manos del capital riesgo, que han incrementado su apuesta por este sector tras el avance del coronavirus. La pandemia trajo consigo una separación radical por parte de los inversores de negocios en buenos y malos en función de su resistencia a los vaivenes de la economía. Algo que sacó del radar de los fondos de capital riesgo a los relacionados con el turismo o la hostelería, pero que puso en su foco más que nunca a otros como la alimentación, la sanidad o la tecnología.

Los españoles incrementaron su gasto en la cesta de la compra el 14,2% en 2020 (los últimos datos disponibles del Gobierno), hasta llegar a los 79.348 millones de euros, frente a la caída del gasto en bares y restaurantes. Sólo mirando el negocio de la alimentación, el consumo per cápita subió el 11% y el gasto repuntó el 14%, hasta 1.716 euros por familia. No es de extrañar que, en este contexto, los inversores hayan apostado fuertemente por esta industria, que se ha consolidado como un refugio para sus inversiones.

Operaciones como la compra de Fremman Capital (fondo participado por el Santander) de The Natural Fruit Company por 400 millones, la de Patatas Hijolusa por parte de ProA Capital, la de Agolives (el proveedor de aceitunas de Mercadona, Carrefour y Lidl) por parte de Alantra o la de Angulas Aguinaga por parte de Pai Partners (en la que reinvertió también Portobello) son claros ejemplos del apetito de los fondos en los últimos meses. Una tendencia que los expertos indican que no cesará y que se confirmará en esperadas transacciones este año como la venta de Planasa (el mayor vivero español) o la de Sabater Spices (el líder en el negocio de las especias), entre otras.

"Los motivos de este interés responden al gran potencial que tiene la industria de la alimentación en España, donde contamos con compañías líderes en diferentes nichos de mercado. Además, el tamaño de las empresas nacionales abre las puertas también a consolidar ciertos negocios específicos a la vez que las empresas obtienen unas mejores condiciones de compra que repercuten en el precio final de los consumidores", argumentan desde un fondo de capital riesgo español. "La entrada de un inversor les ayuda no solo a obtener financiación para seguir creciendo, sino también a introducir diferentes herramientas o formas de trabajar que ayuden a profesionalizar el negocio", añaden.

En este contexto, uno de los nichos de mercado más interesantes para los inversores en los últimos meses ha sido el mundo del conocido como ‘agribusiness’. Es decir, todo lo relacionado con el mundo del campo: desde fabricantes de frutas y hortalizas hasta los que desarrollan bionutrientes para éstas. Por ejemplo, uno de los más buscados ha sido el mundo de los cítricos, donde se han creado consolidados grupos a través de diferentes adquisiciones. Esta estrategia (denominada ‘build-up’ en la jerga financiera) es muy frecuente en el capital riesgo: compran compañías en un determinado sector que luego agrandan a través de otras adquisiciones complementarias.

Al mundo de los cítricos se han lanzado conocidos fondos españoles como MCH con Llusar o Miura con Citric&Co (donde también participa la famosa familia Martinavarro), pero también han entrado en otros nichos como las frambuesas o berries (Alantra con Surexport), uvas (ProA con Moyca), lechugas (Magnum con Agrupapulpí) o cebollas (Nazca con Eurocebollas), entre otras. «España ha sido considerada siempre como la huerta de Europa, hay empresas líderes en sus negocios que no son conocidas, pero pronto descubres a un gigante que es capaz de exportar determinado producto al punto más lejano de Europa», explican desde un fondo de capital riesgo.

"Hay verdaderas fortunas cultivadas al calor de lechugas, los melones, las fresas o los aguacates en España. El país, por su geografía y condiciones climáticas, es la huerta de muchos países de Europa", continúa. Sin embargo, pese a la subida del 30% del precio de las frutas y verduras en España en los últimos meses, esto no se ha traducido en unas mayores ganancias para muchos agricultores, que venden a pérdidas en muchos casos. El principal motivo va ligado a la profunda atomización del sector en estructuras minifundistas y las desavenencias, en muchos casos, entre empresas vecinas, que han complicado la obtención de mejores precios. Algo que cambia con la llegada de estos inversores.

Fruto de los nuevos hábitos de los consumidores, el capital riesgo también ha centrado sus esfuerzos inversores en un nicho muy concreto de la alimentación: el mundo saludable. Todo lo ‘healthy’, ‘veggie’ y ‘bio’ está de moda como consecuencia de una mayor preocupación por saber qué es lo que comemos y de intolerancias alimentarias cada vez más frecuentes. Aprovechando este tirón muchas empresas especializadas en este negocio han colgado el cartel de ‘se vende’, dando entrada a nuevos socios como Laboratorios Almond (especializado en bebidas vegetales) con Nazca o Alnut (dedicada a la alimentación infantil a partir de productos vegetales) que ha acabado en manos de DeA Capital.

Los expertos consideran que el interés de los consumidores "por este nicho en España va a ir aumentando progresivamente, tal y como ha ocurrido en otros países como Estados Unidos, donde cada vez ocupan más estantes del supermercado los alimentos ecológicos o biosaludables".

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