Si la pandemia no fue suficiente barrera para la supervivencia de los pequeños negocios ahora, aquellos que consiguieron seguir adelante a pesar de la crisis sanitaria se enfrentan a otro muro que hace tambalear su existencia: la escalada en el precio de la electricidad

Aunque el mes acaba de empezar, octubre ya ha dejado los registros más altos de la serie histórica. Tras dos días de bajadas durante el fin de semana, ya el lunes se registró un repunte del 67% respecto al precio fijado para el sábado, llegando a los 186 euros el megavatio hora (MWh), el martes volvió a encarecerse hasta los 203,68 euros/MWh; y el miércoles alcanzó un nuevo récord, los hasta los 228,59 euros el megavatio hora; el segundo precio más alto, por detrás del viernes anterior (1 de octubre) que alcanzó los 256,47 euros/MWh.

Este hecho no está afectando solo a los hogares, sino también a las empresas. Sobre todo a pymes y autónomos. Desde UPTA, describen esta situación como un “golpe de estado energético” para estos negocios de pequeño tamaño.

“Recordemos que un pequeño establecimiento que ha contratado entre 10 y 15 kilovatios hora, en septiembre del 2020 la factura total que tuvieron que asumir fue de aproximadamente 650 euros”, explican desde la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, y añaden que con las subidas de precios actuales, “la factura correspondiente este año será de unos 1.300 euros”, más del doble que el año anterior. 

En este sentido, esto supone alrededor del 27% del total de los gastos que tienen que afrontar los autónomos con establecimientos que necesitan de esta materia prima para poder desarrollar su actividad, como son por ejemplo, todos aquellos pertenecientes a la hostelería. En este tipo de negocios el uso de lavavajillas, horno, extractores, cafetera, sistemas de climatización y sobre todo, la iluminación; es constante desde su apertura a primera hora del día hasta el cierre, pasada la media noche; sin contar las cámaras frigoríficas que deben estar a pleno rendimiento durante 24 horas. Con todo esto, según calcula UPTA, “un pequeño negocio tiene que dedicar en términos temporales, más de 80 minutos al día de producción solamente para poder hacer frente a los costes energéticos”. 

Por su parte, Lorenzo Amor, presidente de ATA, cree que el precio que está alcanzando este bien de primera necesidad es “un auténtico escándalo” y un lastre para muchos autónomos y pequeñas empresas. “En España los autónomos y las empresas pagan la luz más cara de Europa, con lo cual muchas empresas están perdiendo competitividad con vecinos europeos”, recuerda el presidente de la patronal. 

Aunque hasta ahora los precios finales que tenían que pagar los consumidores no se habían visto afectados, sí es cierto que desde el pasado mes de septiembre, en el caso de la hostelería y de los pequeños negocios sí se están observando pequeñas subidas de unos pocos céntimos. En el centro de Madrid un café costaba de media 1,30 euros, mientras que ahora se paga 1,40 euros.  

Controlar el consumo

Para poder controlar el consumo energético, Ángel del Peso, Business Line Manager de Eficiencia Energética de TÜV SÜD España y Portugal, recomienda en primer lugar “medir lo que se está consumiendo. Una vez cuantifiquemos la energía en el tiempo, podremos comparar nuestra actividad y seremos capaces de categorizar los consumos imprescindibles y los que se producen sin necesidad, eliminando los innecesarios y reduciendo los imprescindibles”. De esta forma, se disminuirá tanto el impacto de la propia actividad como de la factura energética.

Otra opción, “será actuar sobre la simultaneidad de equipos en funcionamiento, para conseguir reducir la demanda de potencia sin que se vea afectada nuestra actividad normal”. Si se optimiza la potencia contratada también se conseguirá un “ahorro económico importante”, asegura del Peso. En cualquier caso, estas pautas deben ser continuadas en el tiempo, prestando la suficiente atención para no incurrir en consumos no necesarios o en excesos de potencia que tengan un efecto contrario al buscado”, concluye el experto.