Ministerio de Economía
España impulsa un producto financiero europeo para que los particulares inviertan en empresas de la UE
El objetivo es evitar que el ahorro se quede aparcado en depósitos o vaya a EEUU y para ello se analiza un tratamiento fiscal específico e individualizado por países

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, este martes en Bruselas. / EFE

Movilizar el ahorro de los europeos hacia la inversión productiva en el continente ha dejado de ser una necesidad (para no perder peso en la economía global y financiar las transiciones ecológica y digital) y ha pasado a constituir una auténtica urgencia (para ganar autonomía estratégica y aumentar el gasto en defensa). En ese contexto se explica el producto financiero europeo para particulares que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, lleva meses impulsando a nivel comunitario y cuyas líneas maestras prevé tener acordadas en junio para comenzar a ponerlo en marcha en el segundo semestre. Dos de los factores clave que se están definiendo son qué tratamiento fiscal tendrá dicho producto en cada país para hacer atractiva su contratación y con qué porcentaje mínimo de inversión en empresas o proyectos europeos deberá contar, según ha podido confirmar EL PERIÓDICO.
Cuerpo, así, logró el pasado lunes el pistoletazo de salida a uno de los proyectos estrella en que trabaja desde hace tiempo: la creación del Laboratorio Europeo de Competitividad. Se trata de un campo de pruebas para que una serie de países (en un primer momento Alemania, Francia, Italia, España, Polonia, Luxemburgo y Países Bajos) lancen y testen proyectos innovadores en materia de mercado de capitales de forma coordinada con la Comisión Europea, que más adelante podrá proponer ampliarlos legislativamente al resto de Estados miembros. Es decir, no se trata de la 'Europa de dos velocidades' de la que hablaba hace décadas, sino de ir probando de forma coordinada iniciativas que puedan ser beneficiosas para el conjunto de la UE, sin esperar a tener el siempre complejo acuerdo de los 27 Estados miembros.
El primero de estos proyectos será un producto financiero que "favorezca la movilización de los ahorros de los ciudadanos hacia la inversión en proyectos de interés europeo" y no se descarta que otros países se sumen. En principio, funcionará como una especie de etiqueta común paneuropea que se aplicará a distintos instrumentos financieros según las especificidades y decisiones de cada país. Así, en algunos de los Estados participantes se podría vehicular a través de una cuenta y en otros podría tratarse de un producto de inversión. Los países implicados están trabajando en definir qué requisitos deberá tener el producto para tener dicha etiqueta y qué implicará contar con ella. Algunos aspectos, en cualquier caso, están más o menos claros.
Fiscalidad atractiva
El instrumento, así, deberá invertir en fondos y acciones, no ser meramente una cuenta a la vista remunerada o un depósito a plazo (lo que se suele asociar en España con un producto de ahorro). Asimismo, está pensado en principio solo para particulares y no para empresas o instituciones. Además, estará condicionado a que una parte sustancial del dinero se invierta directa o indirectamente en empresas o proyectos europeos, si bien el porcentaje está todavía por definir. El contar con un tratamiento fiscal específico y atractivo será también otra de sus características, previsiblemente. En cada país será distinto y se abren distintas opciones, desde las deducciones y bonificaciones hasta dotarle de una fiscalidad más sencilla y simplificada que la actual para productos similares.
El propio ministro Cuerpo reconoció el pasado julio en una entrevista en 'Ethic' que el tratamiento fiscal es uno de los más temas complejos: "Estamos ahora, entre otros proyectos, intentando avanzar en uno que sea la creación de un producto de ahorro común en distintos países europeos. Es decir, un producto que yo pueda ir a un banco en España, Italia, Alemania, Francia… y tenga las mismas características, que sea fácilmente identificable y homogéneo. ¿Cuál puede ser uno de los obstáculos a esa homogeneización? El tratamiento fiscal del producto, que haya o no un elemento de deducción asociado a él. Esto es algo en lo que tenemos que avanzar. Y, efectivamente, el tema de la gobernanza, de cómo se toman las decisiones en materia tributaria (en la UE), tiene un impacto".
33.000 billones de euros
El objetivo, en todo caso, es claro: movilizar el ahorro de los europeos hacia Europa. Cuerpo recordó el pasado martes que más de 33.000 billones de euros, un tercio del ahorro de los ciudadanos de la UE, están destinados a cuentas corrientes a la vista o depósitos a plazo, es decir, "instrumentos no productivos o con escasa rentabilidad". Es una prueba, argumentó, de la "necesidad de canalizar estas cantidades, esta financiación, hacia productos de inversión, hacia herramientas que nos permitan avanzar en la autonomía estratégica mediante proyectos de desarrollo industrial en el propio continente europeo". Y ello sin olvidar el ahorro europeo que sirve para financiar proyectos fuera de la UE, principalmente en Estados Unidos: "Hay espacio para poder aumentar la recanalización de fondos hacia proyectos industriales en Europa".
En los últimos meses, el ministro se ha referido, además de al producto de inversión, a otras iniciativas que se podrían impulsar dentro del Laboratorio, como el desarrollo de "metodologías de estandarización de los ratings de las pymes" con el objetivo de que las pequeñas y medianas empresas puedan "acceder sin problemas de información" a financiación tanto de su país como de otros Estados miembros, o el desarrollo del mercado de titulaciones de activos. Asimismo, en las conversaciones se ha tratado de forma muy inicial la posibilidad de crear una cuenta de pagos básica para empresas, similar a la que existe para particulares (producto bancario creado por la Unión Europea en 2014 para garantizar un acceso casi universal a los servicios financieros, pensado sobre todo para colectivos vulnerables).
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