ENERGÍA

Meloni cambia la cúpula de la dueña de Endesa y prescinde de su CEO

El nuevo Gobierno italiano revoluciona las cúpulas de los grupos públicos y aparta al consejero delegado de Enel, que también es vicepresidente de Endesa y responsable de su estrategia

El consejero delegado de Enel, Francesco Starace.

El consejero delegado de Enel, Francesco Starace. / ENEL

David Page

El nuevo Gobierno italiano, comandado por la ultra Giorgia Meloni, revoluciona las cúpulas de los grandes grupos de titularidad estatal con nuevos nombres. La criba emprendida por la primera ministra afecta a la petrolera Eni, al grupo de defensa Leonardo y la compañía de correos Poste, y también conlleva la salida de Francesco Starace como consejero delegado de Enel, una de las mayores energéticas europeas y dueña de la eléctrica española Endesa, que que pierde al inspirador de sus planes de futuro.

El Ejecutivo italiano ha elegido como nuevo consejero delegado de Enel a Flavio Cattaneo, actual máximo responsable de la empresa ferroviaria Italo-Nuevo Transporto Viaggiatori y con un amplio currículo en grupos públicos del país, y como presidente no ejecutivo a Paolo Scaroni, antiguo consejero delegado de la propia Enel hace dos décadas y actual vicepresidente de Rothschild Italia y presidente del club de fútbol AC Milan.

Estrategia, en el aire

Los cambios en la cúpula de Enel pueden acabar afectando al futuro de Endesa, de la que el grupo italiano controla un 70% del capital. Starace es el actual vicepresidente de la eléctrica española, miembro de su consejo de administración e inspirador último de la estrategia de la compañía como responsable de la estrategia de la matriz italiana y de todas sus filiales.

Endesa presentó hace apenas cinco meses una versión actualizada de su plan estratégico hasta 2025, y la intención es mantenerla sin cambios hasta que a finales de este año se presente la habitual revisión anual . La actual hoja de ruta contempla acumular beneficios de hasta 7.700 millones de euros en cuatro años, confirma su política de dividendos para repartir casi 5.400 millones en este periodo y promete un mayor esfuerzo inversor de hasta 8.600 millones para crecer en renovables y electrificación.

En esa apuesta por impulsar las energías 'verdes', destinará la mitad de esa inversión, unos 4.300 millones a renovables, un 39% más que en el plan previo, con el objetivo de sumar 4.400 megavatios (MW) de nueva potencia verde -3.000 MW de potencia solar y 1.400 MW de eólica-, para alcanzar un parque al final del periodo los 13.900 MW.

Endesa cuenta como principal ejecutivo a José Bogas, a quien el año pasado la junta de accionistas renovó su confianza como consejero delegado para un nuevo mandato hasta 2026. El propio Bogas se había mostrado públicamente a favor de la continuidad de Starace al frente de Enel, pero insinuando la alta probabilidad de relevo por el cambio político en Italia y por acumular ya tres mandatos consecutivos al frente del grupo. “El Gobierno italiano, hasta ahora, no ha cometido ningún error grave, y espero y deseo que esta aversión al riesgo la siga llevando a cabo y apueste por lo seguro”, apuntó el consejero delegado de Endesa. “Es una cuestión de los accionistas. Si deciden que siga, él lo hará encantado. Si no, no es el fin del mundo”, apuntó.  

Venta de activos en España

Como parte de su nuevo plan estratégico, Enel incluyó un ‘macroplán’ de venta de activos para reducir su enorme deuda en 21.000 millones de euros (10.000 millones de ingresos por las operaciones y otros 11.000 millones más por dejar de contabilizar la deuda de los negocios que venta). Y entre las desinversiones previstas figura la próxima venta este mismo año de la cartera de clientes de gas en España que controla Endesa.

Enel pretende aprovechar su nuevo plan estratégico y su estrategia de desvinversiones reorganizar los mercados en los que opera, con el objetivo de concentrar su actividad en seis países que considera clave: Italia, España, Estados Unidos, Brasil, Chile y Colombia. Una operación que conllevará su salida de Rumanía (ya ejecutada), Perú y Argentina a lo largo de este año.

Pero incluso en los países en que pretende centrar sus esfuerzos de crecimiento lo hará sin mantener toda su actividad actual y lanza un plan de desinversiones con el objetivo de completarlas a lo largo de 2023. Es el caso del mercado español, ya que Enel ha incluido en su estrategia de desinversiones la venta de toda la cartera de clientes de comercialización de gas que tiene en España.

La nueva hoja de ruta de Enel contempla que "cristalice el valor de la cartera de gas en España", que supondría desprenderse de su portfolio de clientes de gas, que hasta diciembre ascendía a 1,8 millones de usuarios. Endesa y su matriz confirmaron ya el año pasado, con la anterior actualización de su hoja de ruta de futuro, que pretenden abandonar la producción de electricidad con centrales de gas antes de 2040. Ahora pretenden hacer caja de manera anticipada también con la cartera de clientes.

El futuro de la nuclear en España

El grupo Enel ha confirmado recientemente su apuesta por que la nuclear siga siendo clave en el sistema energético europeo del futuro y por abrir más reactores con tecnologías de nueva generación. Desde Enel (por boca del saliente Starace) y desde la propia Endesa (por voz de José Bogas) se ha venido apuntando en los últimos meses la conveniencia de que el Gobierno español se replantee el cierre de las centrales españolas y negociarlo con las compañías que explotan las plantas (además de la propia Endesa, también Iberdrola, Naturgy y EDP).

Ambas compañías, matriz y filial, ven improbable que se cumplan algunos de los objetivos de nuevas renovables contemplados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta de descarbonización de España hasta 2030, y por eso sería necesaria mantener más tiempo del ahora previsto la actividad de los reactores.

Una defensa que llega en un momento en que desde la industria nuclear española y desde algunos partidos políticos (singularmente PP, Vox y Ciudadanos) trata de reabrirse el debate sobre el cierre de las centrales nucleares españolas, con un calendario de clausuras progresivas entre 2027 y 2035 pactado entre el Gobierno y las grandes eléctricas.