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Así se vendió dos veces la fábrica de aluminio de Asturias sin que ningún comprador pusiera dinero

La investigación de la venta de las factorías alumineras evidencia que el único desembolso, 13,5 millones, fue el que hizo Alcoa, la propietaria original

Una protesta de trabajadores de Alu Ibérica por las calles de Madrid.

El camino que ha acabado llevando al cierre y liquidación de las fábricas de aluminio que la multinacional estadounidense Alcoa tenía en Avilés (Asturias) y La Coruña se ha hecho en dos veces: en la primera etapa cobró especial protagonismo Parter Capital, un desconocido fondo de inversión de origen suizo, aunque con ramificaciones en Alemania y en el Reino Unido; y en la segunda, quien se posó el foco fue Víctor Rubén Domenech –que también es conocido como David Domenech–, quien junto a su expareja y socia, Alexandra Camacho, está siendo investigado por la Audiencia Nacional por una gestión cuando menos "negligente".

La primera etapa

Parter Capital Group –el fondo a cuyo frente estaba el ciudadano alemán Rüdiger Terhost– compró las fábricas con la ayuda de la propia Alcoa, aunque parezca paradójico. La sala de lo social de la Audiencia Nacional dictó una sentencia –en junio de 2021, pendiente del Supremo en la actualidad– donde lo explica clarividentemente: "La compraventa se sometía al cumplimiento por parte del comprador de una condición suspensiva consistente en haber concertado, para el apoyo financiero de las compañías, dos líneas de crédito renovables e irrevocables o préstamos por importe de 15.000.000 de dólares (13 millones y medio de euros)". Esta cantidad (y su traslación al Sistema Monetario Europeo) es muy importante: se repetiría otra vez en el proceso de reventa de las plantas (de Parter al conglomerado societario de David Domenech).

En la misma sentencia de la Audiencia Nacional se apunta que "no se aprecia" que Parter hubiera puesto esos quince millones de dólares. Y "no se aprecia" porque lo que sí es tangible a ojos de la Justicia es una póliza de crédito obtenida del Banco Santander mediante la pignoración (dejar en prenda) de dos imposiciones a plazo fijo del mismo valor realizadas por Alcoa Inespal Avilés y Alcoa Inespal La Coruña, que era como se llamaban las dos plantas presuntamente saqueadas antes de ser conocidas como Alu Ibérica. La sentencia continúa: "No se acredita tampoco que Parter o Blue Motion [la sociedad instrumental utilizada para la compra por el fondo de inversión suizo] hubieran ingresado dichas cantidades en las cuentas de Alcoa Inespal Avilés y Alcoa Inespal La Coruña para con esos activos asumir el comprador el compromiso". Y dice más: "Tampoco se aporta ningún dato acreditativo de qué ocurrió con esas pólizas de crédito cuando Parter y Blue Motion venden sus participaciones sociales a un tercero [Grupo Riesgo]". Y concluye: "Todo parece indicar que es de nuevo Alcoa quien lo asumió".

La segunda etapa

La ausencia de movimiento de dinero en efectivo se volvió a repetir cuando Parter Capital decidió revender las fábricas (abril de 2020) que había adquirido sólo unos meses antes (julio de 2019). El precio que puso –y que es la madre del cordero de la investigación que se está llevando a cabo en la Audiencia Nacional a instancias de la Confederación de Cuadros– es de 13 millones y medio de euros. Otra vez.

Los administradores concursales de la planta de San Balandrán –el abogado ovetense Miguel Gómez Gordillo y el despacho GdP Concursal– explican la segunda operación en el informe que han remitido al juzgado de lo Mercantil Número 1 de Oviedo, el que se encarga de vigilar la liquidación de la compañía aluminera que había llegado a la comarca de Avilés a mediados de los años cincuenta del pasado siglo y de la que ahora, en 2023, sólo quedan naves desoladas, el recuerdo en la comarca y montañas de papeles en los juzgados y en los despachos de los políticos.

En el documento que redactan los administradores concursales a modo de informe se lee que Domenech y Camacho pagaron las acciones de Alu Ibérica cuando se hicieron con el control de la propia Alu Ibérica mediante una operación que "supone una flagrante conculcación del principio general prohibitivo del ordenamiento jurídico español por el cual una sociedad no puede prestar asistencia financiera a un tercero para la adquisición de sus propias acciones o de acciones de su sociedad dominante".

Y añaden: "Los fondos necesarios para la compraventa de las participaciones [de Alu Ibérica], de los que la adquirente no disponía, fueron extraídos en su integridad, y mediante una acción concertada de vendedor [Parter Capital] y adquirente [el investigado por la Audiencia Nacional David Domenech], de las propias sociedades operativas de Avilés y de La Coruña".

Es decir, ninguno de los compradores puso nunca un euro sobre la mesa, pero los 13,5 millones que Alcoa aportó para apoyar un plan industrial que salvase las fábricas se han evaporado, además de los principales activos de las fábricas con excepción de su inmovilizado (los edificios).

Lo verdaderamente singular en las dos operaciones de compraventa de la fábricas –que han acabado costando los puestos de trabajo de medio millar de trabajadores, entre Galicia y Asturias– es que ambas se materializaron sin dinero. O por mejor decir: sin dinero propio de sus protagonistas.

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