España quiere convertirse en el primer hub de hidrógeno renovable del mundo. Los grupos energéticos preparan decenas de proyectos de plantas de producción de hidrógeno verde -que utiliza electricidad procedente de energías renovables para su generación- y el Gobierno impulsa una red de grandes corredores de hidroductos tanto internos como internacionales para transportar la futura energía.

La del hidrógeno verde está llamada a ser una de las próximas revoluciones energéticas en unos años, con el objetivo de sustituir el gas natural por un gas verde sin emisiones en los sectores económicos que tiene difícil la electrificación de sus procesos. Para eso se prepara el sector energético y en ello trabajan también las Administraciones. Pero aún está por ver y por testar si el boom que se augura es tal.

Y con ese objetivo España prepara un primer gran chequeo para testar el interés real que tienen las energéticas por producir hidrógeno y la gran industria por consumirlo. Enagás, el gestor del sistema gasista español y operador de red de gasoductos, pretende poner en marcha los primeros mecanismos de casación de oferta y demanda de hidrógeno en el país a lo largo de 2023, según se recoge en la documentación remitida por el grupo a la CNMV con motivo de la presentación de sus resultados anuales la pasada semana.

Enagás trata así de hacer un test de mercado sobre cómo casarían el consumo de hidrógeno que pretenden hacer los grupos industriales y la producción prevista por las compañías energéticas. En un primer momento, los mecanismos que la compañía pretende activar serían no vinculantes y no estarán funcionando hasta la segunda mitad del año.

El plan de Enagás pasa por poner una suerte de banco de pruebas para realizar el primer gran sondeo del interés real de la gran industria por utilizar hidrógeno verde, con test de la demanda prevista para recabar la información útil para acabar dimensionando las infraestructuras necesarias para producir y para transportar el hidrógeno en el futuro.

En principio, la intención es esperar a que el Gobierno haya actualizado el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que recoge la planificación de cómo se repartirá entre las diferentes tecnologías de producción de electricidad hasta 2030 y que el Ministerio para la Transición Ecológica debe revisar y modificar como exige la Comisión Europea.

La intención de Enagás, según reconoció su consejero delegado, Arturo Gonzalo Aizpiri, es invitar a participar en este nuevo mecanismo de casación a las grandes distribuidoras que ya operan redes de gas. La compañía buscará sumar pues a esta iniciativa a compañías como Nedgia (Naturgy), Redexis, Nortegas, Extremadura Gas o Madrileña de Gas, entre otras. “Nos gustaría involucrar a las distribuidoras de gas en Espñaa. Deben participar en este esfuerzo conjunto”, indicó el ejecutivo.

Columna vertebral del H2

Enagás lleva años trabajando en el diseño de la denominada columna vertebral española del hidrógeno, que contempla la construcción de grandes corredores internos de transporte y también de conexiones internacionales. Está prevista su ampliación y su desarrollo, según crezcan la producción y la demanda de hidrógeno verde, que no produce emisiones de CO2 al ser obtenido con electricidad procedente sólo de energías renovables.

España, Francia y Portugal han pactado impulsar el primer gran corredor de hidrógeno de la Unión Europea y posteriormente han sumado a la iniciativa también a Alemania. Un proyecto faraónico, denominado H2Med y con inversiones previstas de casi 2.500 millones de euros, que pretende ser clave para apuntalar la revolución del hidrógeno renovable para ir sustituyendo el gas natural en sectores económicos que tienen difícil o imposible su electrificación.

El plan original pactado entre Madrid, París y Lisboa pasaba por unir los tres países con un corredor con dos tramos que está previsto que estén operativos entre 2028 y 2030. Un tramo unirá España con Portugal (entre Celorico da Beira y Zamora, con una inversión de 350 millones) y el otro con Francia (entre Barcelona y Marsella, con un tubo submarino que costará 2.135 millones). Tras sumar también a Berlín, la red de tubos se extenderá por suelo francés hasta llegar a Alemania y la pretensión es acabar desplegándolos a otros países del norte y el centro de Europa.

España, Francia y Portugal han presentado a la Comisión Europea la candidatura del H2Med para conseguir fondos europeos que financien entre un 30 y un 50% de la inversión prevista. Pero España también ha presentado en solitario la petición de que sean reconocidos como proyectos de interés común de la UE la construcción dos grandes corredores internos de transporte de hidrógeno verde.

Se trata de un gran corredor que unirá Huelva, Puertollano (Ciudad Real), Zamora y Gijón y de otro que conectará Gijón, Barcelona y Cartagena. Además, el Ejecutivo también busca financiación de la UE para construir dos almacenamientos subterráneos para hidrógeno en cavidades salinas en Cantabria y País Vasco. Enagás calcula que para las instalaciones internas serán necesarias inversiones por 4.670 millones de euros.

A la espera de la actualización del PNIEC, España aspira de momento a conseguir una potencia producción de hidrógeno verde de 4 gigavatios (GW) de aquí a 2030, lo que supondría quedarse con el 10% del objetivo marcado hasta ahora por la Unión Europea en su estrategia del hidrógeno para todo el continente.