¿Por qué son vitales los 460 millones europeos para Arcelor? Un proyecto que despeja el futuro de la siderurgia asturiana

La ayuda comunitaria desbloquea un plan inversor milmillonario para fabricar acero verde con una nueva tecnología | La multinacional renovará parte de su cabecera de Gijón y comprometió con el Gobierno otra actuación en Avilés

El proyecto que garantiza el futuro de Arcelor en Asturias.

El proyecto que garantiza el futuro de Arcelor en Asturias.

Javier Cuartas

La Comisión Europea autorizó este viernes la concesión de ayudas de Estado a ArcelorMittal por un importe de 460 millones para contribuir a la descarbonización parcial de las plantas siderúrgicas asturianas y la introducción de un cambio tecnológico novedoso que permitirá la producción de acero sin emisiones de carbono y garantizar con ello la pervivencia futura de la industria siderúrgica en el Principado ante los exigentes requerimientos de neutralidad climática establecidos en la Unión Europea (UE).

La autorización comunitaria, determinante para que la multinacional ponga en marcha el ambicioso plan de inversiones por un importe superior a los 1.000 millones de euros para esta primera fase de su descarbonización (se estima que podría alcanzar los 1.600 millones), llega diecinueve meses después de que la dirección de ArcelorMittal y el Gobierno de España suscribieran en julio de 2021 el acuerdo de apoyo público a la inversión y se solicitara la preceptiva aprobación comunitaria.

La Comisión Europea otorgó este viernes la autorización bajo el principio de que, por el elevado coste de la inversión y la naturaleza incipiente de las tecnologías para producir acero limpio, junto con el aún incierto coste a medio plazo del hidrógeno como fuente energética sustitutiva del carbón y del gas natural en el proceso siderúrgico, la compañía "no realizaría las inversiones en la producción de acero ecológico sin la ayuda pública", que adquiere así la condición de factor "incentivador".

El órgano ejecutivo de la UE argumenta a su vez que los fondos públicos otorgados contribuirán al cumplimiento de los objetivos de "políticas clave" de la UE: favorecer una industria limpia y reducir las emisiones de efecto invernadero, estimular la producción endógena de hidrógeno –que contribuirá a disminuir la dependencia energética europea del exterior–, minorar la supeditación del suministro de combustibles fósiles procedentes de Rusia y favorecer la transición energética hacia fuentes renovables.

A juicio de las autoridades comunitarias, la ayuda solicitada tendrá "una incidencia limitada en la competencia y el comercio interior", y la cuantía "corresponde con las necesidades de financiación reales". A su vez, la Comisión recuerda que se han introducido salvaguardias. Una de ellas es que "si el proyecto resultara muy satisfactorio y generara ingresos netos adicionales", ArcelorMittal deberá devolver al Estado español parte de la ayuda recibida. A su vez, y en aras a preservar que las ayudas públicas no alteren la libre competencia, ArcelorMittal deberá compartir con otros fabricantes europeos de acero los conocimientos técnicos que adquiera con este proyecto cofinanciado con recursos estatales.

El proyecto estará sujeto a verificación de sus avances en la reducción de CO2, eliminación del carbón y sustitución progresiva del gas natural como fuentes energéticas primarias, y la introducción en su lugar de hidrógeno renovable en el proceso siderúrgico.

El proyecto

El plan de inversión para el que ahora se desbloquean las ayudas consistirá en la sustitución en 2025 del horno alto A (cuya vida útil expira en principio a fines de 2024 o comienzos del ejercicio siguiente) y el sínter B (una instalación que da apoyo al horno alto) por un novedoso horno de reducción directa de mineral de hierro (DRI). Se trata de una tecnología poco extendida (Arcelor-Mittal tiene una planta piloto en Hamburgo), que consumirá hidrógeno verde y gas de síntesis producido a partir de gases metalúrgicos y residuos en vez de carbón para transformar el mineral de hierro enb prerreducidos. La planta tendrá una capacidad de producción de 2,3 millones de toneladas. Temporalmente podría recurrir al gas natural hasta disponer de suficiente suministro de hidrógeno verde.

Los prerreducidos abastecerán tanto al actual horno eléctrico de ArcelorMittal en Sestao (recibirá un millón de toneladas) como al futuro horno eléctrico híbrido que sustituirá a la actual acería de Gijón, y al que se destinarán los 1,3 millones de toneladas restantes.

La suma de ambas instalaciones permitirá suprimir la emisión a la atmósfera de 70,9 millones de toneladas anuales de CO2, Hoy se emiten 2,3 toneladas de CO2 por tonelada de acero y se pretenden reducir a 1,5, toneladas, que se erradicarán cuando se recurra solo a energías renovables.

El proyecto empequeñecerá la capacidad y el empleo, pero garantiza la viabilidad del sector

Las ayudas ahora aprobadas, y que se tramitarán con cargo al PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) de la descarbonización, aprobado por el Gobierno el 27 de diciembre y presentado este viernes en Gijón, se destinarán exclusivamente al DRI. El futuro horno híbrido –que consumirá tanto prerreducidos como chatarra, y que reemplazará a la actual acería de Gijón– ha empezado a recibir otro tipo de apoyos públicos –algunos ya aprobados– con cargo a otros programas.

Lo que se pone ahora en marcha con tales actuaciones y con la autorización comunitaria de este viernes es la primera fase de la descarbonización de la siderurgia integral asturiana. ArcelorMittal y el Gobierno de España firmaron un acuerdo en Davos en 2022 para abordar un futuro plan para reemplazar la actual acería de la factoría de Avilés por un horno eléctrico híbrido similar al que se levantará en la fábrica de Gijón. Y aún quedará pendiente para más adelante la eventual sustitución del horno alto B, que es el más moderno, cuya vida útil no finaliza hasta 2032 y que, por estar adaptado para el consumo de gases resultantes de las baterías de coque, emite menos CO2 que el horno A e incurre también por ello en un menor coste tanto energético como en adquisición de derechos de emisión.

El plan de descarbonización de una parte de la factoría de Gijón que ahora se desbloquea con la aprobación europea a los subsidios públicos garantizará la pervivencia de la siderurgia asturiana, pero también la empequeñecerá: supondrá la merma de 900 empleos (la mayor parte en Asturias, donde trabajan 4.900 personas). Y aunque el horno eléctrico de Gijón tendrá una capacidad de 1,1 millones de toneladas (200.000 más que la actual acería), la capacidad productiva total de las plantas asturianas, que ahora puede llegar a 5 millones de toneladas anuales, se reducirá en 1,1 millones de toneladas. Todo ello exige, según la empresa, la negociación de un acuerdo con los sindicatos

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