Deuda pública

El Tesoro adjudica 1.959 millones en letras y recibe peticiones por más del triple

Los pequeños ahorradores logran adjudicarse las cantidades pedidas ya que no fijan un precio máximo que están dispuestos a pagar

Fachada del Banco de España.

Fachada del Banco de España. / Óscar J.Barroso / EP

Pablo Allendesalazar

En plena euforia entre los ahorradores por la deuda pública en general, y por los títulos a corto plazo del Tesoro en particular, el Estado ha adjudicado este martes 1.959,17 millones de euros en una subasta de letras a tres (508,96 millones) y nueve meses (1.450,22 millones), en la parte media de la horquilla prevista (entre 1.500 y 2.500 millones). Los más significativo, una vez más, ha sido que la cantidad solicitada por los inversores, tanto pequeños como profesionales, ha ascendido a 6.365 millones, más del triple de lo adjudicado.

La cantidad pedida, asimismo, es algo inferior a la de la subasta similar de enero (1.457 millones y un 18% menos) pero muy superior a la de diciembre (2.749 millones y un 76% más). Como en las últimas colocaciones, lo intereses han vuelto a subir tanto en los valores con vencimiento de un trimestre (del 2,198% de enero al 2,520%, máximo desde julio de 2012) como de tres trimestre (del 2,839% al 2,973%, máximo desde su creación en 2013).

Los ahorradores particulares que han acudido a la oferta han logrado comprar la cantidad de letras que habían solicitado de forma generalizada. Muchos grandes inversores profesionales e institucionales fijan un precio máximo por encima del cual no están dispuestos a comprar los títulos, lo que ayuda a explicar que la cantidad adjudicada por el Tesoro sea más o menos un tercio de la solicitada. En cambio, los pequeños inversores minoristas presentan sus órdenes de compra sin ese límite de coste, con lo que se les adjudican los valores al precio medio fijado en la subasta.

El interés de los particulares por la deuda pública, sobre todo en los plazos más cortos, se ha disparado en las últimas semanas ante el incremento de los intereses que paga y frente a unos tipos nimios de los depósitos bancarios. Así lo demuestran las colas registradas en las sedes del Banco de España para comprarla antes de que se obligara a solicitar cita previa o los problemas que ha sufrido la web del Tesoro, dos vías más baratas para adquirirla que a través de los bancos. Solo en enero, el Tesoro vendió 400 millones de deuda a través de su web, más que en todo 2022, y en las cinco primeras semanas del año recibió solicitudes por valor de 1.100 millones, 700 millones en las últimas dos semanas.

Inversión de moda

La deuda del Estado está sin duda de moda. Los datos apuntan a que los hogares aumentaron en 2022 su inversión en deuda pública por primera vez desde 2015. Según las últimas cifras del Banco de España, los particulares cerraron noviembre con 2.232 millones de euros invertidos en títulos del Tesoro (950 millones en letras a corto plazo y 1.282 millones en bonos y obligaciones de más largo vencimiento). La cifra es 1.222 millones y un 120% superior a la de un año antes y 869 millones y un 63% mayor a la de octubre.

La razón estriba en que la subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE) —tres puntos desde julio, hasta el 3%— se ha trasladado al interés de la deuda pública, no como a los depósitos bancarios, lo que explica su mayor atractivo para los hogares. Así, el tipo medio de la deuda en circulación se situó al cierre del año pasado en el 1,727%, desde el 1,636% de un año antes, en la que fue su primera subida desde 2011.

Más representativo para entender el renacido interés de los hogares son los tipos de las nuevas emisiones de deuda. Un ejemplo: el de las letras a seis meses pasó del -0,66% en las subastadas en diciembre de 2021 (el Estado devolvía al inversor menos dinero del que le había prestado) al 2,04% del pasado diciembre. En enero y febrero han seguido subiendo, como demuestra la subasta de este martes.

Más interés que los depósitos

Frente a estos tipos, el interés medio de los nuevos depósitos bancarios en diciembre fue del 0,64%, frente al 0,06% de un año antes y el 1,83% de media de la zona euro. Los grandes banqueros del país, así, han confirmado en las últimas semanas lo que era una evidencia desde hace meses: no están aumentando la remuneración de los depósitos pese al alza de tipos oficiales del Banco Central Europeo (BCE), lo retrasarán todo lo que les sea posible, y en ningún caso será una subida de tipos sustancial ni generalizada.

Detrás de esta estrategia está que el alza de tipos del BCE permite a los bancos obtener una mayor rentabilidad de sus clientes, algo que no quieren dejar escapar tras ocho años de precio oficial del dinero en negativo. Mientras el tipo medio del saldo de depósitos apenas subió del 0,4% al 0,18% entre diciembre de 2021 y del año pasado, el euríbor se disparó del -0,5% al 3,018% (con el consiguiente alza de las cuotas hipotecarias) y el tipo de los nuevos créditos para la compra de vivienda se incrementó del 1,38% al 2,91% (en línea con el 2,94% de la zona euro).

Más fondos de deuda

Ello ha provocado un alza generalizada de lo que en el sector se conoce como diferencial de clientes, es decir, el margen que existe entre el tipo medio que les cobran por prestarles y el tipo medio con que remuneran su ahorro. Además, las entidades disfrutan de liquidez de sobra, con lo que no tienen necesidad de captar depósitos. Eso sí, en lugar de pagar por los depósitos, están animando a sus clientes ahorradores a contratar fondos de inversión, sobre todo de deuda pública y empresarial o capital garantizado, que les permiten cobrar más comisiones.

Las estadísticas de los fondos de inversión de la patronal Inverco dan prueba de la estrategia de la banca. Las nueve mayores gestoras del mercado español, que pertenecen a los principales bancos del país, elevaron en enero su número de clientes en 8.493 respecto a diciembre, hasta los 14,6 millones, y registraron en enero suscripciones netas por valor de 2.790 millones de euros (8.257 millones en entradas y 5.466 millones en retiradas). Para el conjunto de gestoras, por su parte, la cifra fue de 3.202 millones y de forma abrumadoramente mayoritaria (2.726 millones, el 85%) el dinero fue a parar a fondos de renta fija pública y privada.