El aceite de oliva está inmerso en un auténtico tsunami. El fuerte descenso de la cosecha de aceitunas en el conjunto de España ha propiciado que los precios hayan alcanzado máximos históricos, con unos incrementos que en el último se han situado en el 70%. Y esa circunstancia, lejos de ser una noticia positiva para los productores, se ha convertido en un auténtico problema, toda vez que las ventas se han reducido alrededor de un 40% y el sector está convencido de que en el futuro será muy difícil recuperar a los consumidores que se están pasando a otros aceites que ahora mismo son más económicos.

Las adversas condiciones meteorológicas han tenido efectos devastadores sobre la cosecha de oliva del conjunto del país, que a nivel global ha caído un 60%. No ha escapado a esa tendencia la provincia de Alicante, con un descenso parecido como consecuencia de las lluvias torrenciales de primavera, que desfoliaron parte del arbolado, y el calor que impidió una correcta floración.

El resultado de esa escasa producción ha sido una fuerte escalada de los precios, hasta niveles nunca vistos. Así, el kilo de aceite de oliva virgen extra se ha disparado hasta los cinco euros en origen, lo que ha propiciado que la venta al público se esté moviendo entre los seis y los siete euros el litro. Y eso ha traído como consecuencia un desplome del consumo, que amenaza con consolidarse de cara al futuro.

Así lo señala Hugo Quintanilla, representante de Asaja y productor de la firma Señoríos de Relleu, quien recuerda que los precios ya empezaron a subir cuando estalló la guerra de Ucrania, de forma paralela a como lo hacían los del aceite de girasol. "El problema -enfatiza-, es que mientras la cotización de este aceite ya ha vuelto a niveles normales, en nuestro caso ha seguido subiendo debido a las limitadas existencias. Y ahora nos encontramos con esta pérdida de mercado, que veremos hasta dónde nos lleva".

Joaquín Sempere, responsable de la almazara El Tendre, de Elche, ya lo está sufriendo. "En mi caso -apunta- las ventas al exterior se han reducido un 50%, y países como Francia están sustituyendo el aceite de oliva por el de colza, por lo que estamos registrando una pérdida de clientes de imprevisibles consecuencias".

Por su parte, Julián Úbeda, responsable del sector oleícola de La Unió, reconoce que los precios están mucho más altos de lo habitual, aunque también llama la atención sobre el hecho de que "en las últimas campañas, prácticamente estábamos regalando el aceite". Así, destaca que los productores alicantinos está en clara desventaja respecto a los de otras zonas como Andalucía, donde predominan los latifundios y perciben mayores ayudas de la PAC. A ello, explica, hay que añadir el incremento de los costes de producción, propiciado por el encarecimiento de los precios de la energía, los combustibles o los fertilizantes. Asegura, además, que las almazaras están estrechando los márgenes para no repercutir todas estas subidas en el precio final de venta al público, "al contrario que algunos supermercados, donde se está vendiendo el litro por encima de los ocho euros", asevera.

Sin embargo, Pedro Reig, director de la Asociación de Supermercados de la Comunidad Valenciana (Asucova), destaca que la gran distribución está actuando como "dique de contención" ante este incremento. Según sus palabras, "no tenemos otra opción que trasladar parte de estos precios al producto que está en los lineales, pero ni mucho menos en su totalidad".

Las almazaras de la provincia acumulan pérdidas de 25 millones

La pobre cosecha de aceitunas registrada esta campaña en la provincia ha propiciado que las almazaras acumulen pérdidas cercanas a los 25 millones de euros, toda vez que, ni de lejos, han logrado obtener los volúmenes de aceite que suelen ser habituales. Este solo es un ejemplo de la nefasta campaña que ha vivido la agricultura alicantina a nivel general, en gran parte por factores meteorológicos adversos. También han sufrido pérdidas cultivos como la cereza, las almendras o los nísperos, a lo que hay que sumar el impacto que sobre los cítricos ha tenido la saturación de los mercados provocada por la entrada masiva de fruta de Sudáfrica y Turquía.