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ENTREVISTA FERNANDO ROIG Presidente del Grupo Pamesa

Pamesa utilizará el hidrogeno verde como energía en sus plantas este 2023

Fernando Roig apuesta por acortar plazos con una planta piloto activa en enero

Fernando Roig, presidente del Grupo Pamesa. GABRIEL UTIEL BLANCO

El sector cerámico de Castellón, uno de los motores económicos de la Comunitat Valenciana, sigue luchando contra los elevados precios de la energía que ahogan su competitividad. La crisis se ha saldado con 77 ERTE y 5 ERE, que han afectado a 9.000 y 500 trabajadores, respectivamente. Lo que significa su aportación del 2,7% al PIB industrial español y su repercusión directa en la economía de Castellón han movido al Gobierno ha activar el pasado martes ayudas directas de 450 millones de euros y 500 más en créditos para un sector que agoniza. Ayudas que la patronal Ascer ya ha avanzado que son insuficientes.

Fernando Roig, presidente del grupo Pamesacuarto productor mundial de revestimiento y pavimento cerámico, continúa reclamando más medidas de calado que permitan al sector del azulejo español seguir siendo competitiva en el mercado internacional. 

Al margen, su grupo busca soluciones alternativas a las energías de combustibles fósiles. El acuerdo firmado con eCombustible Energy LLC para la investigación de producción de hidrógeno modulable, conocido coloquialmente como hidrogeno verde, parece apuntar una luz a la solución al grave problema del azulejo. Fernando Roig anunciaba que en 2023 sus plantas ya utilizarán el hidrógeno modulable. 

«Estamos invirtiendo en investigación de energías con un proyecto piloto de hidrogeno y este 2023 estará funcionando ya. Nos encontramos en el camino del objetivo de sustituir el gas por hidrogeno. Mi idea es acortar esos plazos y que sea ya durante este ejercicio. Espero que sea rentable. Si eso es así, cambiará el mundo. Está todo muy avanzando. Está en proyecto una planta piloto de 10 megavatios que estará en funcionamiento a final de enero», explica a Mediterráneo el presidente del Grupo Pamesa.

El proyecto contempla que cada una de las plantas del grupo genere su propia energía con hidrógeno que se produce por la electrólisis del agua, a base de energía eléctrica y fotoeléctrica. «Todo lo que va por la red es una mezcla de electricidad producida por el sol, viento e hidrocarburos», señala Roig, que ha invertido más de 11 millones para desarrollar esta energía con la empresa estadounidense eCombustible. 

«Del agua, consumiendo electricidad, haremos hidrógeno que sustituirá al gas al cien por cien. Cada planta se fabricará su propio hidrógeno», añade.

Rentabilidad y competitividad

Su pelea por la rentabilidad y competitividad del sector cerámico se activa en dos frentes: la investigación y la búsqueda de soluciones mientras se activan las alternativas al gas como energía. Roig expone como ejemplo a Italia, cuyo Gobierno ha puesto en marcha una política de incentivos fiscales para que su industria cerámica sea competitiva. «El gas de la industria italiana está primado con un 40% por el gobierno. No le dan ayudas, simplemente se descuenta de los impuestos. Lo están haciendo desde hace tiempo y con la entrada del nuevo ejecutivo se ha ampliado más el porcentaje. En España no sé a lo que estamos esperando, porque cuando el sector se muera y hayan cerrado la mitad de las empresas ya no habrá remedio», argumenta, poniendo encima de la mesa lo que sería una medida de choque para paliar la crisis derivada del alza de las tarifas energéticas. 

Un sector "tocado"

«Nos sentimos abandonados, cuando la cerámica representa una gran parte del PIB de la provincia. Con los precios de 2022 el azulejo de Castellón no puede competir», defiende. 

«El sector está muy tocado. Si comparamos con países donde hay gas como China, Argelia o India, o el caso de Italia que tiene la ventaja de la ayuda fiscal del 40%, la cerámica española quedará fuera de mercado, porque hemos subido los precios y si continuamos así, no podemos competir», asevera Fernando Roig. «Entonces o paramos hornos, y ponemos en marcha ERTE, o fabricamos menos, y eso es morir. Tenemos buena materia prima, buen producto y calidad, pero no tenemos una buena energía. Ahora mientras las tarifas sigan tan elevadas, hay que ayudar al sector», reclama. Y reitera que el Gobierno tiene en su mano dar oxígeno económico al sector: los créditos fiscales: «No queremos que nos den nada, solo que a través de los impuestos nos ayuden. Cuando el precio del gas deje de estar tan caro, se regresa a la situación anterior. Es más fácil que fácil. Es hacer un decreto ley según el cual dependiendo del precio del gas se pueda descontar de sus impuestos de las empresas». 

El presidente del Gobierno anunció el pasado martes medidas dentro de un paquete anticrisis que ayude a la industria gas intensiva como es la cerámica. «No queremos subvenciones. De la cantidad de impuestos que vamos a pagar, se recogen un poco menos y después se normaliza si los precios vuelven a ser normales», reitera el presidente del Grupo Pamesa Cerámica quien reconoce que sus empresas han sufrido los golpes de la crisis energética

Cierres "dolorosos"

«Hemos tomado medidas de cerrar empresas que no eran rentables con todo mi dolor. Estamos reestructurando el grupo y poniendo gente de un sitio que nos sobra en otro. Mi objetivo es mantener los puestos de trabajo y la rentabilidad de la empresa. En el año 2022 tuvimos seis primeros meses muy buenos, pero los últimos tres o cuatro meses han sido muy malos, con pérdidas. El año pasado vendimos más que en 2021 pero ganamos menos, aunque lo vamos a soportar. En el 2023 con muchas dificultades cumpliremos los dos objetivos: mantener puestos de trabajo y la rentabilidad», anuncia en un claro compromiso por ser competitivos y tratando de buscar soluciones como el hidrógeno.

«Donde más se ha notado la crisis es en el producto de menos valor», detalla, a la vez que apunta como insuficientes las primeras ayudas que anunció el presiente del Gobierno el pasado mes de marzo: «Pamesa ha renunciado a los 400.000 euros que nos daban porque no solucionaban nada al grupo y para no aportar, decidimos no coger subvenciones». 

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