El Gobierno recorta las zonas de eólica marina en Galicia para minimizar el impacto a la pesca

La secretaria de Estado de Energía alejó la posibilidad de aprobar los Planes de ordenación del espacio marítimo (POEM) y las zonas definitivas para el despliegue de la eólica offshore en España antes de fin de año durante su visita esta semana a Galicia. “Trabajamos todos sin descanso”, aseguró Sara Aagesen, pero el plazo que el propio Ministerio para la Transición Ecológica barajó “se me antoja ajustado”. Habrá que esperar al arranque del próximo ejercicio, cuando también se lanzarán la nueva normativa de tramitación de los parques y las subastas de los emplazamientos para cumplir el objetivo de encender entre 1.000 y 3.000 megavatios (MW) de flotante en 2030. El mapa de la eólica marina y el resto de medidas para “aplicar un planteamiento coordinado, integrado y transfronterizo, que permita un aprovechamiento del espacio marítimo óptimo, reduciendo conflictos y potenciando coexistencias y sinergias” bajo el imperativo de la sostenibilidad se aprobarán en un real decreto en el Consejo de Ministros. El último paso previo se completó con la publicación ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la declaración ambiental estratégica de los POEM, que anticipa cambios en los lugares de desarrollo.

El borrador de los planes divide las áreas de desarrollo de la offshore entre “zonas de uso prioritario” por su menor afección al entorno y el resto de actividades, sobre todo la pesca, y “zonas de alto potencial”, donde hay teóricamente más interacciones y, por tanto, se complica la convivencia. La versión final elimina la doble categoría y todos los emplazamientos serán “zonas de alto potencial”, una de las principales demandas presentadas en el intenso trámite de consultas.

Polígonos más pequeños

Transición Ecológica revela que la energía eólica marina generó el “mayor número de alegaciones” por “sus impactos sobre la biodiversidad y sus interacciones con otros usos y sectores, en particular “acuicultura y pesca de bajura o defensa nacional”, superando incluso a la siempre polémica extracción de áridos para la protección costera. “El promotor aclara –dice de sí mismo el ministerio– que la energía eólica se consideró inicialmente prioritaria por el objetivo de país de potenciarla y su relevancia para la mitigación del cambio climático y la soberanía energética”.

En Galicia, integrada en la demarcación noratlántica, se reservaron cinco polígonos de implantación de eólica marina. El NOR-1, a 22,3 kilómetros frente al Baixo Miño, tenía una superficie de 593,7 kilómetros cuadrados. A unos 28 kilómetros en Ortegal se sitúa el NOR-2, el de mayor superficie del país: 2.362 kilómetros cuadrados. El NOR-3 y el NOR-4, de 167,3 y 75,2 kilómetros cuadrados, respectivamente, cabalgan en la frontera marítima de A Coruña y Lugo; y el NOR-5, de 435,8 kilómetros cuadrados, está en A Mariña. Se mantienen todos en vigor, según la resolución, aunque recortados “para minimizar la interacción con artes de pesca de fondo: arrastre, palangre y enmalle”. Las mismas razones da Transición Ecológica para menguar uno de los polígonos y acercar los otros dos previstos en la costa asturiana.

Áreas eliminadas

Como adelantó FARO la pasada semana, los POEM definitivos también dejan fuera de juego algunas de las localizaciones identificadas en un principio. No seguirán las más cercanas a tierra en Gran Canaria y el Estrecho de Gibraltar, la de mayor tamaño en Baleares y la situada frente al Cabo de Gata, en Almería, por la incompatibilidad de las instalaciones con la pesca de arrastre, la preservación del medio ambiente y el turismo.

La declaración ambiental estratégica de los POEM recoge criterios concretos para la “adecuada evaluación de impacto ambiental” ante “la perspectiva de rápido y extenso desarrollo de poyrectos de eólica marina”. Hay una treintena presentados en la ventanilla del Estado y la mitad de toda la potencia se ubica en Galicia.

Transición Ecológica avanza que se incluirán “al menos” el estudio de la avifauna potencialmente afectada por la instalación en general y la emisión de ruidos en particular; la caracterización de los hábitats marinos del emplazamiento; el análisis de “los efectos acumulativos y sinérgicos” de otros proyectos eólicos vecinos; un estudio acústico antes, durante y después de las obras; el estudio “de impacto e integración paisajística”; y el informe sobre la actividad pesquera de la zona. “Se deberá priorizar la coexistencia del parque eólico con la actividad pesquera presente en la zona –remarca–, con especial consideración a las artes de pesca tradicionales y a los caladeros gestionados de forma sostenible”.

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