España está todavía a gran distancia de Europa en inversión de I+D. El año pasado en nuestro país se destinaron 17.250 millones de euros (1,4% del PIB) en proyectos de investigación y desarrollo, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Supone un incremento del 9,4% con respecto a 2020, cuando la inversión se estancó debido al impacto de la pandemia.

Sin embargo, la cifra permanece lejos del compromiso europeo de dedicar al menos el 2% del PIB en I+D. Nuestro país se encuentra en la tabla media de inversiones en investigación con respecto al resto de socios de la UE, y por debajo de las grandes potencias del club comunitario. Alemania destina más del 3% de su PIB a I+D y Francia, el 2,3%. Fuera del continente, destacan potencias tecnológicas como Corea del Sur (4,8%), Estados Unidos (3,4%) y Japón (3,3%).

Apoyo ciudadano

El bajo gasto en I+D choca con el fuerte compromiso de la población a invertir más en ciencia e investigación. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 93% de la ciudadanía cree que se debería gastar más recursos públicos en esta área. Es el campo que cuenta con mayor apoyo por parte de los encuestados.

En España, el gasto realizado por las empresas representa el 56% del total de inversiones empleadas en investigación y desarrollo. El resto proviene, fundamentalmente, de las instituciones de enseñanza superior (27%) y la Administración Pública (17%). El INE estima que las actividades de investigación y desarrollo emplean a 250.000 trabajadores.

La inversión en I+D tiene una repercusión directa en la productividad de la economía y en la calidad del empleo. Según un informe de FuncasEspaña dedica un 44% menos de esfuerzo en innovación con respecto al resto de la eurozona y la inversión en la formación de los trabajadores es un 4,2% inferior. “La teoría económica y la abundante evidencia empírica disponible establecen las variables que explican las ganancias de productividad, entre las que destacan la inversión en I+D+i”, señala Joaquín Maudos, autor del informe.

El estudio señala que la falta de apoyo a la investigación proviene tanto del tejido empresarial como de la Administración. “El problema del reducido esfuerzo innovador es más acusado en el caso del sector privado, el número de patentes solicitadas por habitantes es menos de la tercera parte del europeo, la inversión en capital riesgo como porcentaje del PIB es menos de la mitad de la eurozona, el gasto público en educación en relación a la población de 16 a 65 años es el 65 % del de la Unión Económica y Monetaria”, indica Maudos en el informe.

Plan nacional

El Ejecutivo aspira a converger con Europa en la inversión empleada en I+D a lo largo de esta década. La Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación prevé duplicar la inversión pública y privada para alcanzar la media de la UE. El objetivo es destinar a I+D una cifra equivalente al 2,12% del PIB, lo que representa aproximadamente 25.600 millones de euros (con respecto al producto interior bruto de España en 2021). El plan contempla varias líneas estratégicas de inversión, entre las que se incluye un mayor desarrollo en salud, digitalización, cultura, clima o seguridad ciudadana.