Desde este lunes 21 de noviembre concentrar la semana laboral en 4 días, frente a los 5 habituales, ya es posible en Bélgica. La medida, que forma parte de la reforma del mercado laboral acordada a mediados de febrero por el Gobierno belga y aprobada en junio, permitirá a los trabajadores que lo deseen solicitar, de forma voluntaria, a sus respectivas empresas una flexibilización de horarios aumentando a nueve horas y media o diez -sin contar la pausa- las jornadas de trabajo diarias para disponer del quinto día libre. Las empresas podrán rechazar la petición previa motivación. La idea, que según el Ejecutivo belga permitirá conciliar mejor la vida laboral y familiar, sigue suscitando muchas dudas entre empleadores y sindicatos y no está claro que vaya a seducir a los trabajadores.

Según un estudio publicado la semana pasada por Securex, empresa dedicada a la gestión de recursos humanos, un cuarto de los empleadores en Bélgica (25,7%) consideran que el sistema es imposible de aplicar actualmente en sus empresas y más de la mitad (52,2%) aseguran que rechazarían una solicitud de este tipo porque consideran que sus empleados ocupan un puesto que exige una permanencia de cinco días y que el impacto sobre la actividad empresarial sería demasiado elevado. Según la misma encuesta, realizada en base a entrevistas a 1.340 empleadores, las empresas que operan en los sectores de manufactura, restauración y comercio minorista se muestran particularmente reacias a la flexibilización y consideran imposible aplicarla. (29% frente al 23% de otros sectores).

La idea, sin embargo, no solo ha sido recibida con frialdad por parte del tejido empresarial. Tampoco los sindicatos están satisfechos porque consideran que no supone una reducción del tiempo de trabajo y el número de horas de trabajo seguirá siendo el mismo aunque concentrado en menos días. “Esta concentración del tiempo de trabajo podría tener efectos perversos sobre el bienestar de los trabajadores porque la carga sería más pesada en un tiempo más limitado. La medida es inútil”, avisaba en una entrevista hace unas semanas el secretario general del sindicato FGTB, Thierry Bodson, que defiende una reducción de la jornada de trabajo a 32 horas en 4 días. El ministro "Pierre-Yves Dermagne esquiva la jornada de trabajo de 8 horas de trabajo máximo conquistada por el movimiento obrero", ha lamentado Raoul Hedebouw, presidente y diputado federal del Partido de los Trabajadores de Bélgica (PTB), sobre una reforma que su partido considera "nefasta" para los trabajadores.

Más flexibilidad, mismo sueldo

La nueva ley permitirá a todo trabajador a tiempo completo del sector privado que lo desee solicitar una flexibilización de su jornada laboral (de 38 o 40 horas) con el objetivo de concentrarla en 4 días, en vez de cinco, a cambio del mismo sueldo. Esto significa que la jornada laboral del asalariado pasaría a ser de 9 horas y 30 minutos o 10 horas. La empresa podrá rechazar la solicitud pero tendrá que motivar su negativa por escrito con argumentos válidos. Por ejemplo alegando el impacto sobre la organización del trabajo. Si la petición es aceptada la autorización deberá renovarse cada seis meses y estos trabajadores no podrán realizar horas de trabajo suplementarias o durante el quinto día. 

La legislación también permitirá a los trabajadores optar por una segunda fórmula todavía más flexible. Con jornadas de trabajo alternas más largas - de 45 horas semanales- seguida de una semana algo menos ocupada con 31 o 35 horas de trabajo. Una vía introducida por el gobierno para los casos de padres separados o divorciados con la guarda alterna de los niños. La coalición de gobierno también aspira a aumentar la tasa de empleo e incrementarla del 70% actual al 80% para 2030.

Si bien Bélgica ha pasado a la acción y se ha puesto a la vanguardia de este tipo de iniciativas, desde la irrupción de la pandemia son numerosos los países que han puesto en marcha iniciativas piloto en este terreno. Es el caso de Gran Bretaña que en el mes de junio lanzó un estudio de seis meses, entre 3.000 empleados de 60 empresas de sectores diferentes, con jornadas de trabajo de cuatro días por semana sin bajada de sueldo. También España se ha embarcado en una iniciativa similar con otro proyecto piloto para testar la semana laboral de 4 días (32 horas) en un centenar y medio de empresas.