El ataque a la presidenta del Grupo Eulen, María José Álvarez Mezquíriz, reaviva los demonios de la guerra que vive esta poderosa familia, propietaria también de la exquisita Bodega Tempos Vega Sicilia, desde hace casi diez años. Dos hombres armados asaltaron desde un coche y encañonaron con sus pistolas al vehículo en el que viajaba María José Álvarez Mezquíriz, conducido por su escolta, que disparó a los atacantes antes de que huyeran del lugar, sin que ni la mujer ni el vigilante hayan sufrido heridas.

Seis herederos enfrentados y mucho dinero en juego. Podría ser el argumento de 'La Casa del Dragón', y en ocasiones la realidad supera a la ficción, relataba hace justo un mes Celia López en El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica. El rosario de enfrentamientos judiciales entre los hermanos Álvarez, hijos del fundador de Eulen, David Álvarez, parece no tener fin. La venta de unas acciones en 2013 entre dos compañías familiares (Eulen y El Enebro) está en el punto de mira de la última batalla judicial entre María José Álvarez, actual presidenta de Eulen, y Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo Álvarez Mezquiriz, que controlan la sociedad El Enebro, el mayor accionista de las Bodegas Vega Sicilia.

En una sentencia del pasado mes de abril, la Audiencia Provincial de Madrid daba la razón a la presidenta de Eulen que reclamaba anular la venta de acciones de sus hermanos. Concretamente, 152.000 títulos de Eulen a El Enebro, que considera un "vaciado" del patrimonio familiar. Sus hermanos ahora recurren esta decisión judicial en el Tribunal Supremo y el conflicto familiar se prolonga tras nueve años en los tribunales.

La caja de pandora que agrió la relación empresarial de los Álvarez se abrió en 2010. El fundador de Eulen había cedido a sus hijos el control de El Enebro, la sociedad patrimonial creada para agrupar los activos de la familia, tras su terceras nupcias en 2009. Lo único que había pedido a cambio era controlar el 51% del capital. Sus siete hijos manejaban el otro 49%, un 7% cada uno. Pero las cosas no marcharon como David Álvarez esperaba. Quiso volver al trabajo pese a tener ya 82 años. Pero cinco de sus hijos (Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo Álvarez Mezquiriz) no estuvieron de acuerdo con esa decisión y el patriarca fue apartado de la compañía junto a los descendientes que se mantuvieron fieles, María José y Jesús David. Ese movimiento sería declarado nulo por el Tribunal Supremo en 2018. 

Segundo asalto

En 2013 tuvo lugar un segundo asalto. En ese momento, David Álvarez ostentaba el 3,52% del capital social de El Enebro y cada uno de sus siete hijos era titular del 13,38% del capital de esta sociedad. De esta manera, entre todos alcanzaban el 93,68% de las acciones, a las que se sumaba la autocartera de títulos propios. Juan Carlos Álvarez Mezquiriz aseguró en una de las reuniones de la compañía que María José y su padre estaban a punto de controlar Eulen tras comprar la participación de otro de sus hermanos, Jesús David Álvarez. De esta forma, padre e hija concentraron hasta el 57,56% de las acciones de la empresa, cifra que mantuvo María José Álvarez tras el fallecimiento de su padre en 2015.

Ante el temor de perder el control en la principal compañía familiar, Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo Álvarez Mezquiriz, optaron por vender sus títulos de Eulen a El Enebro para poder tener la mayoría desde esta compañía y desafiar a su padre y su hermana. De esta manera, los díscolos consiguieron controlar Vega Sicilia, la bodega familiar. La presidenta de Eulen acudió a los tribunales tras el intento de órdago de sus hermanos. María José Álvarez llevó el caso en un primer momento por la vía penal. Tras ser sobreseído, acudió a los juzgados de lo Mercantil de Madrid, que en un primer momento desestimaron la demanda, y más tarde, en una segunda instancia, le dieron la razón.  

La justicia obliga ahora a devolver acciones y dividendos a sus antiguos dueños

Los argumentos esgrimidos por la presidenta de Eulen para llevar el caso a los tribunales se basaron en la "deslealtad" de sus hermanos hacia la compañía, al anteponer su "interés particular al de la sociedad que administraban". "La operación de adquisición de los paquetes accionariales de Eulen SA que pertenecían a los consejeros de El Enebro SA, no se presenta como conforme al interés social de esta sociedad, desde el mismo momento de ideación de tal operación», recoge la sentencia que anula la operación de cinco de los herederos. "La realidad de que El Enebro SA no tenía un interés propio en la operación se revela, adicionalmente, con la evidencia de que el interés en llevar a cabo dicha operación era particular y exclusivo de los propios consejeros», zanja la sentencia.

Espionaje a Corinna

Por otra parte, la investigación privada sobre el presunto acoso, seguimiento ilegal y difamación que se desarrolla en Londres en relación con la demanda civil de Corinna zu Sayn-Wittgenstein contra Juan Carlos I, ha detectado, según fuentes familiarizadas con las pesquisas consultadas por El Periódico de Cataluña, que el grupo español Eulen encargó en abril de 2012 una operación de “control” de Corina zu Sayn-Wittgenstein, examante de Juan Carlos I.

Su apartamento -un dúplex que acogía vivienda y oficina- en la planta 17 de un edificio frente al mar, en la bahía de Mónaco, fue objeto de una entrada y registro por parte de personal de seguridad de la agencia Algiz Security, de Mónaco, operación que se extendió durante varias semanas, en busca de documentos comprometedores para el entonces rey de España y Jefe de Estado, Juan Carlos I.

Los intentos de este diario, por correo electrónico y vía telefónica, para obtener una valoración de la noticia por parte del presidente ejecutivo de Algiz Security, Sascha Kunkel, no dieron resultados. Tampoco el contacto desde el pasado viernes, día 9, con Ana Patricia Lago, jefa de comunicación del grupo Eulen, tuvo mejor suerte. Tras señalar que el grupo “no suele decir nada”, este martes añadió: “Me temo que no vamos a decir nada”.