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Crisis de precios

¿Puede estallar en España un ciclo de huelgas como en Francia?

Los sindicatos españoles preparan su propio calendario de movilizaciones para los próximos meses

Manifestantes protestan en París durante una huelga general en Francia en 2019. EFE

Centenares de miles de personas salieron a la calle este pasado martes en Francia para protestar contra el aumento del coste de la vida, en comparación con la paupérrima evolución de los salarios. Fue la segunda huelga intersectorial en apenas dos meses, en un país con menos inflación, menos paro y mejores salarios que en España y que pese a ello ya empieza a vivir su particular otoño caliente. ¿Acabaremos viendo aquí un estallido social como el francés? "Por supuesto", anticipa el vicesecretario general y responsable de negociación colectiva de UGTMariano Hoya. "Ni los empresarios ni el Gobierno parecen acordarse de que en febrero un tío con un móvil casi consigue parar medio país", añade, en referencia a la protesta de transportistas que sin apenas organización previa en un sector altamente precarizado consiguieron tensionar las cadenas logísticas de sectores clave, como la alimentación.

“El estallido de una protesta es siempre una incógnita. Lo que está claro es que aquí tenemos todos los ingredientes encima de la mesa para que acabe pasando. ¿Cuándo? Eso es más difícil de predecir, ya que el malestar puede mantenerse latente durante mucho tiempo. El 15-M, por ejemplo, se produjo tres años después de iniciarse la crisis del 2008. Pero desde entonces las diferentes crisis se han ido superponiendo y parece muy difícil que algún tipo de estallido no acabe ocurriendo”, apunta el sociólogo y experto en movimientos sociales Josep Maria Antentas.

“Conflictos importantes ya los ha habido en los últimos meses, como en el metal de OurenseÁlavaAsturias Cádiz, que fue el más mediático. Pero en general no han tenido la misma trascendencia que en Francia, porque, a diferencia de las refinerías, no afectan de manera tan directa a la vida cotidiana”, considera la secretaria de acción sindical de CCOO, Mari Cruz Vicente. De momento esos paros en el país galo han logrado dejar al 30% de las gasolineras sin combustible y ello ha derivado en reiteradas imágenes de largas colas de conductores enfadados y sin combustible para sus vehículos. En España, un conflicto potencialmente similar quedó desactivado cuando las centrales pactaron en verano -tras amenazar con huelgas- un nuevo convenio en Repsol que les aseguraba subidas de sueldo equiparables al IPC, lo que blindó el poder adquisitivo de dichos trabajadores.

La hoja de ruta de los sindicatos españoles no pasa por las mismas coordenadas ni escenarios, de momento, que la de los franceses. En el país vecino las centrales están apostando por escalar el conflicto juntando protestas de varios sectores, lo que amplifica las repercusiones mediáticas. Mientras aquí CCOO y UGT apuestan por priorizar los intereses de cada gremio o empresa, organizando protestas y huelgas cuando mayor posibilidad de éxito tenga cada una de lograr mejoras salariales y laborales suficientes. “Las huelgas son útiles y tienen éxito cuando dan soluciones y logran buenos acuerdos. Y no siempre es fácil coordinar distintos sectores para sacar buenos resultados”, apunta Hoya.

El sociólogo Antentas también rebaja las probabilidades de un fogonazo de protestas inmediato como el que está viviendo Francia, que si bien no está bloqueando el país, sí lo tensiona. Y es que por más que España tenga sobre el papel unas peores condiciones materiales, “en Francia hay una larga tradición de movilizaciones desde la izquierda”, recuerda. Otro elemento que destaca es ese, el color político del Gobierno en cada país. Las organizaciones que tradicionalmente han abanderado las protestas sociales no reaccionan igual ante un presidente de centro derecha, como Emmanuel Macron, que una coalición de izquierdas como la que preside Pedro Sánchez. "Han adoptado medidas que muchas veces no pasan del titular, pero tienen un cierto efecto desactivador y no son percibidas como hostiles. Tal vez sí insuficientes, pero no hostiles como podría ser un recorte de sueldos públicos", añade Antentas.   

Sin conflicto en el sector público

“La capacidad de movilizar al sector público es una de las claves de las movilizaciones en Francia y aquí hemos conseguido alcanzar un acuerdo”, apunta la secretaria de acción sindical de CCOO. Este mismo miércoles las centrales han firmado oficialmente con el Gobierno que los sueldos de los funcionarios suban el 9,5% entre 2022-2024. De momento el calendario de las centrales mayoritarias se centra en el sector privado y, además de los conflictos que puedan ir armando sector a sector -el metal de Barcelona y Tarragona, por ejemplo, para la última semana de octubre-, el día 3 de noviembre preparan una gran manifestación en Madrid. De ahí, de no haber avances en la negociación con la patronal, pretenden pasar a una segunda fase de "huelgas amplías", donde sí aspirarán a juntar distintos sectores en una estrategia más parecida a la francesa.

"Nos está costando mucho llegar a acuerdos en las mesas de convenios", reconoce el secretario general del Pimec, Josep Ginesta. "Y el poco peso de la pyme en la negociación colectiva complica las cosas. Porque cuando van bien, van bien para todos. Pero cuando van mal las pequeñas y medianas empresas les cuesta más cumplir con unas condiciones que muchas veces se han firmado pensando en las grandes corporaciones", añade.

Desde la gran patronal CEOE no se muestran alarmados porque las imágenes que llegan de Francia puedan replicarse de manera inmediata aquí. Fuentes consultadas reiteran su confianza en las mesas del diálogo social que comparten con los sindicatos, que son “la mayor infraestructura que tiene el país y que está demostrando ser más grande que en Francia”. “Así lo demuestra la paz social que tenemos”, apuntan desde la organización presidida por Antonio Garamendi.

Los sindicatos, no obstante, no son tan optimistas sobre el mantenimiento de esa paz social. “Los empresarios nos están abocando al conflicto”, afirma la responsable de negociación colectiva de CCOO. “Cuando los trabajadores empiecen a ver como la subida de las hipotecas les hace peligrar la casa o que no llegan a pagar la calefacción durante el invierno vamos a tener un problema. Lo estoy temiendo. O negociamos subidas salariales para todo el mundo o esto se puede descontrolar”, apunta su homólogo de UGT.  

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