Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ricos

Galicia sumó 200 nuevos millonarios en plena pandemia y su riqueza bate récord

Los grandes patrimonios de la comunidad acumulaban casi 50.000 millones de euros en 2020 | La inversión en vehículos, barcos, aviones, joyas y pieles se disparó un 55%

Amancio Ortega. EFE

La rápida reactivación de la actividad tras los meses de confinamiento estricto para frenar la expansión de la primera ola del coronavirus disiparon los peores presagios para la economía. Nadie se atrevió a pronosticar semejante giro ante la brusquedad del shock, con prácticamente todo cerrado de la noche a la mañana, y porque tampoco había precedentes cercanos de una situación así, provocada por una pandemia mundial. Cuando la economía salió de la hibernación, los ERTE, las prestaciones por cese para los autónomos, las inyecciones directas a los sectores más afectados por las restricciones y el resto de ayudas facilitaron una transición muy tranquila a la llamada nueva normalidad. Se mantuvieron la mayoría de plantillas, la capacidad de inversión de las empresas y buena parte de la renta de los hogares. Aún así, la tasa de riesgo de pobreza subió del 21% al 21,7% a lo largo de 2020. Los ricos, en cambio, no lloraron tanto. En ese mismo contexto, el número de millonarios creció en más de 6.700 en el conjunto del país y Galicia sumó 224 nuevos acaudalados, en paralelo a un incremento de sus propiedades hasta máximos históricos.

Los declarantes del Impuesto sobre el Patrimonio ascendieron a 8.242, una cifra inédita en la comunidad desde la recuperación del gravamen en 2012. Deben rendir cuentas de sus carteras los ciudadanos con más de 700.000 euros en bienes –sin contar hasta un tope de 300.000 euros del valor de la vivienda habitual– y, en general, aquellos que superen los dos millones. El importe de sus fortunas alcanzó los 49.464 millones de euros tras un alza del 3,3% (1.569 millones más) en comparación con el ejercicio anterior y el equivalente a casi el 85% del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico, según el balance publicado ayer por la Agencia Tributaria. Cada uno notificó de media seis millones de euros en ahorros, inversiones y otras pertenencias. En la última década, este privilegiado grupo de población aumentó un 26% y sus propiedades se duplicaron. 

 En Galicia reside el 3,8% de los 218.991 declarantes del impuesto. Es la séptima autonomía con más ricos –sin contar País Vasco y Navarra, que no figuran en el informe por tener su propio régimen fiscal–, pero la segunda en mayor cantidad declarada por el efecto que tiene en las estadísticas el domicilio aquí de algunos de los grandes multimillonarios del país, como el fundador de Inditex, Amancio Ortega, y su primera hija y líder de Paideia, Sandra Ortega. Una vez descontadas las exenciones y cantidades deducibles, acabaron pagando el tributo 7.646 ricos de Galicia. La cantidad se situó en 66,6 millones de euros –unos 8.711 euros por persona–, un 27% por debajo de la recaudación de 2019 por las mayores deducciones fiscales. El tipo medio y el tipo efectivo fue del 0,64%, frente al 0,88% de 2019.

La cuota a ingresar por Patrimonio en el conjunto del Estado rondó los 1.204 millones de euros. Madrid sería la región con mejor aprovechamiento del impuesto –más de 992 millones de euros–, si no fuera porque su gobierno autonómico lo tiene bonificado al 100%. Los ingresos en Cataluña rondaron los 546 millones; 156 millones en Comunidad Valenciana; 93 millones en Andalucía; y 68 millones en el archipiélago balear. De los cerca de 219.000 declarantes del tributo en la totalidad del país, hay 724 que son superricos –su base imponible salta la barrera de los 30 millones de euros–, una veintena más que antes del estallido de la pandemia.

Los grandes patrimonios de Galicia aprovecharon el auge del ladrillo en el desconfinamiento para reforzar su cartera inmobiliaria. La inversión en bienes urbanos subió en 230 millones de euros y en seis millones los de naturaleza rústica. El alza en capital mobiliario fue de 1.270 millones, aunque con una variación muy diferente según el instrumento. En deuda pública y bonos recortaron su posición en cinco millones y otros 330 en acciones de cotizadas, mientras que engordó en 161 millones las participaciones en instituciones de inversión colectiva, en 1.231 millones su presencia en empresas que no están en el parqué –son acciones exentas de tributar– y en 19 millones las cuentas bancarias. Los bienes suntuarios pegan el estirón más fuerte. El valor en vehículos, barcos, aviones, joyas y pieles escala a 123 millones tras dispararse el 55% en solo un año. 

Compartir el artículo

stats