El choque diplomático con Argelia por el giro en la posición del Gobierno español sobre el Sáhara Occidental se agrava y amenaza con tener repercusiones económicas y comerciales. El Ejecutivo español aún estudia las implicaciones concretas de la decisión de Argel de romper el tratado de amistad bilateral y de congelar las domiciliaciones bancarias para el comercio entre ambos países. Unas relaciones comerciales que se concentran muy especialmente en el suministro de gas hacia España.

En mitad de la incertidumbre y de la tensión diplomática creciente, Naturgy, el principal comprador español de gas procedente de Argelia, subraya que sigue operando con “total normalidad” en su relación con su socio argelino Sonatrach y que no prevé ningún cambio al respecto, confirman fuentes del grupo energético.

La compañía española no ve riesgo alguno para su contrato de compra de gas, que tiene una vigencia comprometida hasta 2032 y que garantiza el suministro durante la próxima década, y destaca que siguen intactas las relaciones con sus “amigos argelinos”, que cuenta con una participación accionarial del 4,1% en Naturgy.

A la espera de conocer las implicaciones económicas de las medidas adoptadas por Argelia, el Ejecutivo insiste en que los contratos de suministro, energético o de otros productos, no corren ningún riesgo. Pero también se anticipa que en caso de incumplimiento de los contratos por parte de Argelia las empresas afectadas podrían activar una batalla legal en defensa de sus intereses.

“Las relaciones que existen entre la empresa de gas argelina Sonatrach y las empresas españolas que compran gas son comerciales, con obligaciones contractuales. Confío en que sigan funcionando. Si no, sería un tipo de problema más complejo de resolver, no a través de relaciones diplomáticas, sino probablemente a través de arbitrajes o tribunales”, ha advertido este jueves la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Desde Naturgy se apunta que, en efecto, todos los contratos contemplan la opción de recurrir a arbitrajes internacionales en caso de desavenencia, pero se subraya que es una opción “no está sobre la mesa” y “no se dan las circunstancias” que justificarían una acción de este tipo.  

El gigante estatal Sonatrach y la española Naturgy llevan meses negociando -desde finales de octubre- una revisión de los precios del gran contrato de suministro de gas. Las renegociaciones de precios se realizan cada tres años y desde el grupo español se insiste en que la actual es una “revisión ordinaria” como todas las demás, y que está siendo especialmente compleja por la volatilidad del mercado gasista internacional.

Con los mercados internacionales del gas desbocados y marcando cotizaciones récord, la subida de precio en la renegociación se da casi por hecho. El Gobierno español, en cualquier caso, insiste en desvincular por completo esa más que probable revisión al alza de su posición sobre el Sáhara y el enfado generado en Argelia, tradicional aliado del movimiento saharaui. Sonatrach se ha mostrado dispuesto a mantener los precios a todos los países compradores de gas en plena crisis de precios agravada por la invasión de Rusia sobre Ucrania. A todos, menos a España, para la que ha hablado de “recalcular” los precios hasta 2024.

El propio presidente de Naturgy, Francisco Reynés, deslizó hace unas semanas que el mejor resultado de las negociaciones de Sonatrach sería en todo caso mantener los precios actuales. "Pensar que una revisión de precios hoy de Argelia va a suponer una bajada de precios creo que es estar fuera del mundo", indicó el ejecutivo. Y preguntado sobre si da por hecho pues que el grupo argelino subirá los precios, Reynés zanjó con un “ya se verá”.