A falta de un mes para que expire el plazo que Bruselas ha dado a España para tener lista la reforma laboral, la patronal se prepara para concentrar sus energías en los aspectos que considera fundamentales: que la lucha contra la temporalidad se afronte sin sanciones ni limitaciones, y conservar el poder en el seno de la empresa manteniendo -en la medida de lo posible- algunas de las ventajas que obtuvieron con la reforma laboral de Rajoy en 2012. Es lo que dicen fuentes de CEOEEl Periódico de España, que añaden que el resultado final de la negociación dependerá de la marcha de las conversaciones con sindicatos y Gobierno, pero también de las presiones contrapuestas que ejercen dos grupos: desde Bruselas, la Comisión y la patronal europea, a favor del pacto; y desde dentro de CEOE, los sectores que se consideran más perjudicados por las políticas del Gobierno (autónomos, pymes y agricultores), que están contra el acuerdo.

Según estas fuentes, uno de los aspectos de los borradores que se han puesto hasta ahora en la mesa de negociación que más preocupa en la patronal es la presencia de los sindicatos en las comisiones negociadoras que mandata la ley cuando se va a acometer un proceso de modificación colectiva de condiciones de trabajo. Hasta ahora, en las empresas en las que no hay representantes de los trabajadores (sobre todo las pequeñas), en estos casos se puede recurrir a la formación de una comisión ad hoc: los empleados eligen a tres de sus compañeros para representarlos en las conversaciones con la dirección. Una fórmula susceptible a las presiones de los empresarios -dicen los sindicatos- que pueden garantizarse así comisiones a su medida para aprobar sin problemas cambios en jornadas o salarios.

En cambio, los textos que se están manejando en la negociación prevén que esa posibilidad quede sólo como última opción, y que en ese tipo de situaciones la representación de los trabajadores la ejerza habitualmente "una comisión sindical integrada por los sindicatos más representativos y por los sindicatos representativos del sector al que pertenezca la empresa"; sólo si esas centrales no mostraran interés podría constituirse la comisión ad hoc. En CEOE este posible cambio genera muchas resistencias, porque ven en él una forma de que los sindicatos pongan un pie dentro de las compañías que hasta ahora se les resisten más, las de tamaño más pequeño; por ello, los más beligerantes contra esta fórmula son precisamente las organizaciones de pymes y autónomos, que quieren que su oposición a esta medida se exprese con más fuerza en la mesa de diálogo.

Temporalidad

La otra materia en la que la patronal quiere dar más la batalla es la temporalidad. Los empresarios tienen totalmente asumido que la reforma que se está pactando va a adoptar medidas contra esta lacra, porque es lo que más interesa en Europa; por ello, en lo que van a centrar sus esfuerzos en la mesa de negociación es en encauzar esa inevitable regulación a su favor, explican estas fuentes. Entre otras cosas, quieren suavizar la estricta regulación que recogen los últimos borradores de la reforma por los que se establece cuándo pasa un trabajador temporal a fijo: además de los supuestos habituales hasta ahora (como los casos de fraude, o de superación del tiempo máximo de contratación temporal) en los textos a discusión se establece una cláusula general por la que el incumplimiento de cualquier aspecto de la normativa que regula esta forma de contratación ya supone la fijeza del trabajador afectado; una "sentencia de muerte para el empresario", según la expresión hiperbólica de uno de los consultados.

La regulación de la temporalidad tiene mucho que ver con otros de los grandes cambios que se debaten en la mesa: primero, el mayor papel que se quiere dar a los contratos fijos-discontinuos, llamados a sustituir en buena medida a las actuales contrataciones de temporada, más precarias, y segundo, los nuevos ERTE, pensados para recolocar a trabajadores de sectores en crisis en otras actividades. En CEOE ven estas regulaciones como una oportunidad para negocios como el de las Empresas de Trabajo Temporal, que podrían jugar un importante papel en la intermediación de estas contrataciones y recolocaciones, pero quieren también eliminar algunos de los aspectos referidos a fijos discontinuos que ahora figuran en los borradores, como que el tiempo que esos trabajadores pasan entre llamamientos a la actividad les sea computado como antigüedad.

Estas mismas fuentes confiesan que aunque la posición de CEOE en la mesa negociadora es la de cuestionar todas las materias, para tratar de conseguir avances en algunos flancos a cambio de renunciar a presionar en otros, hay algunos ámbitos en los que los empresarios ya se han resignado a despedirse de la regulación de la era Rajoy. Es por ejemplo el caso de la ultractividad, la vigencia de los convenios caducados hasta que sean remplazados por otros, frente al actual límite de un año fijado por la norma de 2012.

Pocos avances en la última reunión

Patronal, sindicatos y Gobierno volvieron a negociar ayer, en la tradicional reunión de los miércoles, pero no hubo grandes avances, según uno de los participantes. El grueso del encuentro se dedicó a los contratos formativos, y se centró en la conveniencia de establecer un límite de edad para este tipo de fórmulas (los sindicatos defienden 30 poner la barrera en los años) o permitir a trabajadores más mayores reengancharse al mercado laboral mediante estos contratos (como plantea CEOE). También se habló, aunque poco, de temporalidad y fijos discontinuos, aunque sin resultados concluyentes. Los agentes sociales siguen esperando asimismo la anunciada nueva propuesta del Gobierno en materia de erte, porque ayer no llegó.