El Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) acordado el pasado lunes por el ministerio de Inclusión, CCOO y UGT, va a consistir en una subida de 0,6 puntos porcentuales de las cotizaciones a la Seguridad Social durante 10 años, con la que se acabarán consiguiendo para la hucha de las pensiones -según el ministro José Luis Escrivá- 50.000 millones de euros que servirán para capear la jubilación de la numerosa generación del 'baby boom' durante los próximos 25 años. Pero el aumento de las aportaciones a la caja de la Seguridad Social no fue la única posibilidad que se barajó para el MEI: en su momento, se llegó a contemplar una bajada (temporal) de las pensiones o una subida (también temporal) de la edad de jubilación para hacer sostenible al sistema en las cruciales décadas que vienen. De haberse optado por estos mecanismos de recorte, el tijeretazo podría haber llegado a una merma del 1,7% del gasto en pensiones anual durante 10 años, según los cálculos que ha hecho para El Periódico de España el profesor de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) Enrique Devesa.

Que los recortes estuvieron sobre la mesa lo evidencia la explosiva entrevista que dio Escrivá en televisión el pasado 1 de julio, dos horas antes de que el presidente del Gobierno y los líderes sindicales y patronales firmasen el primer gran acuerdo en pensiones en una década. Preguntado sobre cómo iba a ser el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que todavía tenía que negociarse con los agentes sociales, José Luis Escrivá aseguraba entonces que podría consistir en "un pequeño ajuste en la pensión, que sería muy moderado, o alternativamente, trabajar algo más". Esas declaraciones agriaron la firma del acuerdo, al proyectar la sombra de futuros recortes en una reforma que hasta entonces los había evitado, y causaron perplejidad entre los agentes sociales y un gran enfado en el seno del Ejecutivo. Tras unas horas de confusión, el episodio terminó resolviéndose con una retractación pública de Escrivá: al día siguiente aseguraba que sus palabras eran "unas reflexiones en voz alta" sobre un mecanismo "todavía por definir", y apostillaba: "Ayer no tuve mi mejor día".

Dudas sobre las cifras

Tres meses y medio después, el MEI que finalmente se ha pactado con UGT y Comisiones sólo incluye subidas en el gasto y no recortes, algo que han celebrado explícitamente los sindicatos: "Los agoreros, los que no se atreven a decir a los pensionistas lo que harían (que es aumentar la edad de jubilación y rebajar las pensiones) han visto que hay otra fórmula" resumía Pepe Álvarez, de UGT; "hemos cambiado la lógica del recorte para mejorar los ingresos", aseguraba Unai Sordo, de CCOO. Según los cálculos que el ministerio de Inclusión hizo llegar durante la negociación a los agentes sociales, la subida de 0,6 puntos porcentuales de las cotizaciones supondría 2.800 millones de euros en 2023 y algo más en cada uno de los años subsiguientes hasta 2032; ese dinero, más los intereses que generaría por estar invertido en deuda pública, sumarían 45.000 millones, y a todo eso habría que añadir el dinero que ya hay en la hucha de las pensiones (2.138 millones) y sus rendimientos a lo largo de 10 años (2.677 millones): en total unos 50.000 millones con los que apuntalar el sistema en las décadas venideras.

Para llegar vía bajadas de pensiones a los resultados que ahora se van a conseguir con nuevos ingresos el ajuste tendría que ser duro: 2.800 millones al año durante diez años sólo se podrían alcanzar con una rebaja del gasto en pensiones del 1,7% anual, calcula Devesa (el gasto en pensiones presupuestado en 2021 está en 163.297 millones de euros). Devesa, eso sí, cuestiona tanto las previsiones de Inclusión por las que la subida de las cotizaciones aportarán esos 2.800 millones anuales (él cree que serán más bien unos 2.000 millones al año) como la estimación del ministerio de que esos ingresos, más los intereses que generen, acaben sumando 50.000 millones (en sus cálculos, el resultado final sería más bien de unos 26.100 millones).

La previsión de ingresos de Escrivá también le parece desmedida a Ignacio Conde Ruiz, catedrático de Análisis Económico en la Universidad Complutense de Madrid y subdirector del centro de pensamiento FEDEA: según sus cálculos, 10 años de subida de cotizaciones como la que se ha aprobado en el MEI allegaría unos 20.000 millones de euros, y para conseguir un ahorro similar vía recortes no harían falta bajadas de pensiones: bastaría con no subirlas tanto como los precios durante un año. Así, según las estimaciones de Conde Ruiz, si el IPC este año acabase de media en el 2,8%, y en vez de esa cantidad se subiesen las pensiones el año que viene un 1,5%, la cantidad ahorrada alcanzaría los 1.950 millones en el primer ejercicio, y al cabo de diez años se habría evitado pagar 23.729 millones de euros que, de otra forma, se habrían dedicado a pensiones. Para este académico, este cálculo evidencia que el aumento de cotizaciones pactado es muy insuficiente: "si el problema de las pensiones se pudiese arreglar subiendo un año las pensiones algo por debajo de los precios, sería muy fácil de solucionar, no tendríamos este debate sobre su sostenibilidad", enfatiza.