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El carbón, también disparado, abarataría la luz entre 2 y 4 céntimos el kilovatio

El carbón, también disparado, abarataría la luz entre 2 y 4 céntimos el kilovatio La electricidad pulveriza sus récords y el precio rebasa los 140 euros el megavatio | Sánchez promete más medidas pero en el marco europeo

Un picador, en el interior del pozo Santiago de Hunosa, en una imagen de archivo.

La carestía de la electricidad en el mercado mayorista (en el que se forman los precios por la oferta de las empresas generadoras y la demanda de las comercializadoras) sigue pulverizando récords y hoy se situará en 140,23 euros por megavatio / hora, un nivel de nuevo inaudito y que más que triplica el de hace un año.

El recurso al carbón como fuente primaria en las centrales térmicas –inactivas en España, salvo excepciones– abarataría el precio mayorista, según fuentes del sector, entre 2 y 4 céntimos por kilovatio, que es la diferencia entre el precio en el mercado mayorista en España y los de Alemania y Francia, según tales estimaciones. Hoy la electricidad será en España y Portugal 2,2 céntimos de euro más cara por kilovatio que en Alemania y 3,3 céntimos por encima del precio de Francia, un país que tiene un alto componente de energía nuclear. Según este criterio, el precio que regiría hoy en España con la contribución del carbón estaría en niveles similares a los del viernes pasado: por encima de los 118 euros el megavatio (11,8 céntimos por kilovatio), que es el precio que estará hoy vigente en el mercado alemán.

La ventaja del precio mayorista de la electricidad en países como Alemania o Francia respecto a España no es atribuible sin embargo en exclusiva al concurso del carbón y al mayor componente nuclear francés. Las mayores temperaturas en el sur de Europa explican en parte que los países meridionales sean los que, junto con Reino Unido e Irlanda, tengan por lo común mayor carestía en el continente porque el calor –como el exceso de frío– dispara la demanda, lo que encarece el precio.

La economía española está además creciendo a tasas del 19,8% interanual (último dato de Eurostat, correspondiente al segundo trimestre) frente a avances por encima del 13% como promedio de la UE y de la Eurozona, y del 9,2% de Alemania. Sólo Francia (18,7%) se acerca a la tasa española pero el país vecino dispone de un mayor parque de generación nuclear para satisfacer el alza de la demanda. A su vez, España y Portugal tienen escasas interconexiones con el resto del continente, lo que no les permite beneficiarse de importaciones más baratas con la misma intensidad que la Europa central y nórdica.

La baja contribución de la eólica está confabulándose en los últimos meses con la elevada carestía del gas natural y de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2). Mientras el precio de la electricidad se ha multiplicado por 3,5 veces en un año, el gas natural lo ha hecho por 5,5 y los derechos de CO2, por 2,11 veces.

En enero de 2018 el entonces presidente de Asturias, el socialista Javier Fernández, declaró que prescindir del carbón como tecnología de respaldo a las renovables llevaba al riesgo de depender del gas natural, más caro que el mineral.

La imposición de mayores derechos de emisión al carbón por la UE por su mayor efecto contaminante situó a las centrales térmicas fuera del mercado en precio y esto precipitó las peticiones de clausura desde 2019 de estas plantas coincidiendo con la gran espiral alcista del precio de los derechos.

Carbón

Desde entonces, el mineral de carbón ha entrado a su vez en una tendencia de creciente carestía en el mercado internacional (está en niveles no vistos en trece años), en línea con el alza de las materias primas en general (se han encarecido el 60% desde marzo de 2020, según el índice de Bloomberg) y en paralelo a la disparatada tendencia del gas natural, que ha pasado de cotizar de 9,4 euros por megavatio / hora hace un año a 52,32 hoy.

El alza del gas natural (sobre todo, por el acaparamiento asiático) ha desplazado parte de su demanda hacia el carbón, lo que ha contribuido a fortalecer la revalorización de la cotización de este mineral en el mercado.

El precio del gas natural está sirviendo a su vez de parapeto para que las centrales hidráulicas (con costes mucho más bajos y que tampoco están penalizadas por los derechos de CO2) oferten precios cercanos a los del gas, lo que les permite grandes márgenes de beneficio pero sin perder su prioridad en el acceso a la subasta en el mercado mayorista. Esta práctica se acoge al principio de coste de oportunidad que rige en el mercado marginalista eléctrico europeo. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dijo el lunes en el Congreso que los precios disparados de la electricidad en los tres últimos meses se formaron pese a que en el 65% de las horas en junio, el 64% en julio y el 59% en agosto la tecnología que marcó precio a todas las demás no fue el gas sino el agua.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó este miércoles que el ejecutivo “se hace cargo de la preocupación social” por el precio de la electricidad y que su gabinete está “actuando y va a seguir actuando” para corregirlo aunque –como dijo el lunes Ribera en respuesta implícita a Unidas Podemos– con medidas que respeten, señaló, el marco jurídico y regulatorio europeo. Sánchez desgranó las decisiones ya tomadas y reclamó al parlamento la aprobación con la máxima celeridad de los decretos-ley del Gobierno para frenar los “beneficios caídos del cielo” de las energías nuclear e hidráulica y para que todas las energías asuman parte del coste de las antiguas primas a las renovables, que hoy recae sólo sobre la electricidad.

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