Coses Nostres

Coses Nostres | El auténtico sonido de la noche ibicenca

El alcaraván común es abundante en Ibiza y su intenso canto es inconfundible al caer el sol desde la primavera hasta septiembre

‘Xebel·lí’ mimetizándose en la aridez del campo. / CAT

‘Xebel·lí’ mimetizándose en la aridez del campo. / CAT

Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

El alcaraván suma características tan únicas y especiales que resulta incomprensible que no existan en las islas mil mitos antiguos que pudieran incluirlo en un bestiario medieval y que hagan referencia a su voz, sus ojos y sus hábitos nocturnos. La particularidad más destacada es, sin duda, su inconfundible canto, uno de los sonidos más típicos de los atardeceres y las noches de primavera y verano en los campos pitiusos. Es un grito inconfundible que repite con insistencia y que en la página de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) representan muy acertadamente como un cur-li-lii que se convierte en algo más cercano a clii-urr-lii en la época de cortejo (un reclamo lastimero con una nota trinante larga y repetida durante largo rato). En cualquier caso, quien lo escucha no lo olvida nunca. Y es fácil oírlo en los campos pitiusos, dado el tono elevado que emplea, su insistencia y la relativa abundancia de la especie. Más difícil es, sin embargo, observar a esta ave esquiva, tímida y nocturna, que posee además un plumaje perfecto para pasar inadvertida en los terrenos secos y las garrigas a los que se ha adaptado, a pesar de estar emparentada con las aves limícolas. 

En cuanto a sus ojos —grandes, expresivos y amarillos—, están perfectamente diseñados para la noche, y esta parte de la anatomía del alcaraván sí ha dado lugar a una leyenda; existía antaño la creencia de que esta ave incubaba sus huevos con la simple mirada, una idea reforzada por su forma de vigilar el nido cuando está a cierta distancia y quizás intuye alguna amenaza. Hay que destacar aquí que esta especie instala sus nidos en el suelo, en un pequeño hoyo o depresión en la tierra árida, rodeado de vegetación, y a menudo lo oculta rodeándolo de piedras, excrementos de conejo e incluso conchas. Sin embargo, a pesar de su preferencia por terreno seco, en Ibiza se ha detectado su nidificación en dos importantes zonas húmedas; en las motas salineras de los estanques de es Codolar y en ses Feixes.

Ojos inquisitivos

Y aunque sus hábitos son preferentemente crepusculares y nocturnos, también es posible verlo de día y observar su curiosa forma de correr, deteniéndose de repente y observando a su alrededor con sus inquisitivos ojos para continuar la carrera en unos segundos, como si fuera un personaje de dibujos animados. 

Quienes, durante mucho tiempo, han escuchado el alcaraván sin llegar a verlo, suelen sorprenderse de su aspecto cuando, por fin, consiguen observarlo. Nadie suele esperar encontrarse delante de un ave que aparece como un espíritu y que te mira como si te juzgara. Un espíritu surgido de la tierra con pico, patas y ojos amarillos. Más se sorprenden todavía quienes, de pronto, conduciendo de noche por algún camino, encuentran un alcaraván confundido por las luces. Es también como encontrar un espíritu en la carretera, pero es un espíritu inocente y vulnerable que requiere que reduzcas la velocidad, a ser posible dejes de alumbrarlo con los faros del vehículo y permitas que regrese a las sombras de la noche. Esta escena era, posiblemente más habitual hace unos años, porque, aunque el alcaraván común se considera una especie abundante en Ibiza (un poco menos en Formentera), es una de esas aves que, silenciosamente, van perdiendo poblaciones ante la brutal expansión del ser humano y sus actividades, que implican mucho cemento, destrucción de hábitats y grandes dosis de contaminación acústica y lumínica. SEO/Birdlife califica de «declive moderado» la situación de la especie. 

El nombre científico del alcaraván común es Burhinus oedicnemus, y en Balears puede encontrarse una subespecie distinta a la que existe en la Península; la de las islas es la subespecie saharae. En las islas, su nombre común es sebel·lí, aunque en las Pitiusas, en concreto, se usa más la forma xebel·lí, una palabra con la que, popularmente, se hace referencia a las personas muy avispadas, principalmente niños o adolescentes. 

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