Coses Nostres | Animales que parecen minivolcanes

Las bellotas de mar han sido poco estudiadas en las islas, pero alumnos del institut Algarb han recogido datos de la bahía de Portmany, donde han identificado la especie conocida como balano estrellado

Colonia de balanos estrellados en es Cap Blanc. / CAT

Colonia de balanos estrellados en es Cap Blanc. / CAT

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Ibiza

A las bellotas de mar solemos relacionarlas con las ballenas o con las tortugas porque son organismos que habitualmente vemos adheridos a sus cuerpos, causándoles problemas si su cantidad es excesiva. Tal es la conexión entre estos crustáceos cirrípedos y los cetáceos que entre los bulos realizados con inteligencia artificial proliferan multitud de vídeos de marineros inexistentes limpiando de bellotas y percebes la piel de imaginarios cachalotes, rorcuales, orcas e incluso pinnípedos como focas. Las bellotas de mar —conocidas como glans de mar o glans de rompent en catalán— también son habituales en las conchas de los mejillones y, acompañados de otros organismos, conforman el denominado fouling, incrustaciones que pueden afectar a los cascos de los barcos o a las mallas que se usan en acuicultura.

Pero donde los balanos o bellotas de mar pasan más desapercibidos y son también comunes es en las rocas del litoral, en la rompiente, donde forman parte de un universo de biodiversidad costera a menudo desconocido e incluso a veces despreciado, un ecosistema que no suele tenerse en cuenta a la hora de planificar paseos marítimos o instalar rampas para embarcaciones. Los cirrípedos constituyen un grupo en general poco estudiado en la costa pitiusa. Sin embargo, no han pasado inadvertidos para los estudiantes de tercero de ESO del instituto Algarb, que los incluyeron en su estudio de las comunidades litorales, en la edición de este año del proyecto Aprenentatge i Servei (APS) Badia de Portmany, que promueven la conselleria balear de Educación y es Nàutic de Sant Antoni. Aunque todos los alumnos de tercero de este instituto —con los profesores de Biología Judith Maza, Ana Ferrer y Xavi Mas– participaron en la recogida de muestras, fue el grupo de Xavi Mas el que se encargó de realizar el póster que resume los datos obtenidos sobre los crustáceos de la bahía, presentado el pasado 20 de mayo en es Caló de s’Oli.

En él se destaca que en la zona muestreada se identificó una única especie de gla de mar, el balano estrellado (Chthamalus stellatus). Curiosamente, encontraron una densidad mayor junto a la desaladora de Sant Antoni (3.500 individuos por metro cuadrado), mientras que es Caló des Moro fue la zona en la que registraron una menor abundancia de estas bellotas de mar (casi 600 individuos por metro cuadrado). Las cifras, en cualquier caso, indican la relevancia que las colonias de estos crustáceos cirrípedos tienen en el litoral de la bahía. Además, los alumnos indican en el póster que no han hallado estudios previos con los que poder comparar sus resultados.

Baja tolerancia a cambios de salinidad

En la Enciclopèdia d’Ibiza i Formentera se señala que precisamente la especie identificada por los alumnos del institut Algarb es muy común en las costas pitiusas, aunque se destaca la regresión que este animal ha sufrido en las zonas más alteradas por la presión humana. El balano estrellado es sensible a la contaminación y se considera que tiene una baja tolerancia a los cambios de salinidad, y por ello resulta llamativo que las mayores densidades se hayan descubierto cerca de la desaladora, que vierte salmuera al mar en su proceso de desalación.

Este gla de mar de rompent mide entre medio y un centímetro y presenta estrías en las seis placas que forman su exosesqueleto, que también tiene los contornos muy dentados. El opérculo, la puerta que abre para dejar salir los cirros con los que se alimenta filtrando el agua, tiene cuatro placas móviles que recuerdan a un escudo con una cruz, pero que también podrían inspirar un diseño fantástico para la puerta de una nave espacial. En los brazos de la cruz se dibujan un par de ondas que caracterizan a esta especie.

Por otra parte, en las islas también es común la especie Balanus perforatus, con una inconfundible forma de volcán, aún más acentuada que en el caso del balano estrellado, y menos estrías. Esta especie prefiere las áreas en sombra y es la que habitualmente coloniza objetos flotantes como trozos de madera y plásticos.

Cuestión de tamaño

La curiosidad más extendida de percebes y balanos se refiere a su pene, el más largo (proporcionalmente) del reino animal. Hay que tener en cuenta que estos animales sedentarios tienen poca capacidad de movimiento, así que deben disponer de un miembro largo incluso para alcanzar a fecundar al balano más cercano de la colonia.

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