Dominical
Coses Nostres: Explosión de mariposas blancas
Las islas de Ibiza y Formentera están viviendo esta primavera la espectacular llegada de miles de mariposas albas, principalmente ‘blanqueta de la ravenissa’ y ‘pòntia comuna’

Blanqueta de sa ravenissa cogiendo el néctar de una flor de lavanda / CAT
No sólo las aves migran, sino que también lo hacen muchos insectos, y si en América resulta espectacular la migración de la mariposa monarca desde Estados Unidos y Canadá hasta México, más discreta pero no menos importante —y vistosa a pequeña escala— está resultando en las islas la llegada masiva de migradoras blancas. Las poblaciones locales de especies como la blanquita de la col y la mariposa de la mostaza aumentan visiblemente en primavera gracias a la llegada de ejemplares procedentes de África.
En los campos de cultivo, sobre todo de cereales, en campos abandonados, jardines y en los márgenes de los caminos pueden verse decenas de estas mariposas volando de flor en flor con su vuelo errático y desordenado, aunque bello. En los campos agrícolas que forman parte del parque natural de ses Salines, por ejemplo, la abundancia de alas blancas en movimiento puede ser, en algunos momentos, realmente sorprendente. Pueden verse grupos formados por machos y hembras que vuelan juntos y se persiguen entre la vegetación y ejemplares apareándose para dar paso a una nueva generación; estos lepidópteros son polivoltinos, lo que significa que tienen varias generaciones a lo largo del año, desde la primavera hasta principios o incluso mediados de otoño.
En Ibiza, la mayoría de estas mariposas que ahora mismo resultan omnipresentes, son, concretamente, de la especie Pieris rapae (la blanquita de la col o blanqueta de la ravenissa), aunque también hay ejemplares de Pontia daplidice (mariposa de la mostaza o pòntia comuna). Sin embargo, en Formentera, el biólogo Santi Costa asegura que la segunda especie es más abundante. Las dos blanquetes,señala, son fáciles de confundir en vuelo; posadas, es sencillo identificarlas por el patrón de sus alas.
Hay que añadir que estas blanquetes no son las únicas mariposas migradoras que están llegando a las islas para sumarse a las poblaciones locales, e incluso hay otras especies mucho más conocidas por ese carácter migrador, como Vanessa cardui, la vanesa de los cardos (migradora dels cards en catalán). Pero en el mes de mayo, la explosión de mariposas blancas ha sido más destacada y resulta imposible salir a fotografiar la naturaleza primaveral y no percatarse; incluso es difícil estar leyendo en el jardín sin que decenas de estos duendes alados vuelen a tu alrededor.
Los lepidópteros diurnos —en gran medida por su fácil identificación y su buena prensa— son fantásticos bioindicadores, y su seguimiento aporta información relevante sobre el estado de los ecosistemas. Y, en este sentido, en Ibiza y Formentera existen dos estaciones de seguimiento de las poblaciones, una en cada isla y adscritas a la red Butterfly Monitoring Scheme. Ibiza Preservation ha analizado algunos datos de este proyecto y los ha incluido en su Observatorio de la Sostenibilidad; la conclusión que destacan es que en la estación de Can Toni d’en Jaume Negre, en Sant Llorenç, (cuyo encargado es el biólogo Jaume Estarellas) se ha registrado un descenso de mariposas de un 59 por ciento en tres años. La serie temporal de esta estación es corta y los datos han de valorarse en su justa medida y no extrapolarlos a toda la isla, pero hay que entenderlos, desde luego, como un nuevo aviso de la grave situación que atraviesan los insectos. En 2021, en la citada estación, se contaron 1.289 ejemplares de 17 especies; el año pasado tan sólo 526 (de 18 especies).
En la página catalanbms.org pueden conocerse todos los itinerarios de este proyecto y los resultados, con las tendencias de todas las especies. También se muestran los datos de la estación existente en sa Sal Rossa de 2005 a 2012.
Sequía y pesticidas
Ni mariposas ni el resto de los insectos que pueblan el planeta se libran de las graves consecuencias de las actividades humanas y del crecimiento sin freno. Sequía, uso de pesticidas en la agricultura, cambio climático y gestión inadecuada de jardines y medianas son problemas que se suman al desastre.
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