Medio ambiente

Parque Natural de ses Salines: el antiparque en Ibiza

La conselleria balear de Medi Natural sólo tiene registradas 16 denuncias en el Parque Natural de ses Salines de Ibiza y Formentera a pesar de que las infracciones a las normativas de esta área protegida son constantes y diarias

Una pareja cruzando por la zona acotada de es Cavallet. Él dijo que sería alcalde y eliminaría prohibiciones.

Una pareja cruzando por la zona acotada de es Cavallet. Él dijo que sería alcalde y eliminaría prohibiciones. / CAT

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Ibiza

«Quédate con mi cara. Dentro de cuatro años yo seré alcalde y quitaré todo esto». Es la memorable sentencia que brindó un chico armado con unas palas de playa a quienes le advertían de que estaba pasando por un lugar de especial protección para las aves. Ocurría en la tarde del 4 de mayo de 2024, en es Cavallet, en plena época de nidificación y en una zona vallada para recuperar la maltrecha flora del lugar. Y con ‘esto’ se refería, precisamente, a las vallas y los carteles con los que los responsables del parque de ses Salines indican que la zona por la que él circulaba está acotada. La mujer que acompañaba al ‘futuro alcalde’ explicaba, por su parte, que en el camino por donde deberían haber pasado había barro de las últimas lluvias y no podía mancharse los zapatos. Un par de minutos antes de ser interpelados, el hombre había orinado en un estanque; es de suponer que esa era su forma de marcar lo que, en unos años, espera que sea su demarcación como primer edil de Sant Josep. En esa misma tarde y en menos de media hora, otras siete personas se introdujeron en la zona prohibida; ante la tesitura de tener que escoger entre el bienestar de las aves y la recuperación de la flora del lugar y sus zapatos, ellos escogieron no mancharse. Sólo uno reconoció su error al ser advertido y, finalmente, saltó al lado correcto de la valla. Unos minutos después, un ciclista, equipado como para lanzarse al tour de Francia, se adentraba a toda velocidad más allá de las vallas, donde el ‘futuro alcalde’ había marcado su territorio. De hecho, tampoco es raro ir a es Cavallet y observar a algún ciclista bordear los estanques y traspasar la valla del final del camino por el escaso margen de tierra entre la cerca y el agua mientras patos, cigüeñuelas, flamencos o garzas emprenden el vuelo. 

Tres jóvenes paseando tranquilamente por los estanques de es Codolar.

Tres jóvenes paseando tranquilamente por los estanques de es Codolar.

El incumplimiento de normas pensadas para la conservación de la fauna y flora es habitual en el Parque Natural de ses Salines. Tan habitual que el día en el que no ves a nadie cruzando las zonas restringidas te marchas pensando que quizá han vuelto a confinar a la población por una pandemia y tú no te has enterado.

Sin embargo, tal habitualidad no se refleja en las multas que se interponen ni en la presencia de agentes de medio ambiente. Estos incumplimientos diarios no se reflejan en la estadística. Según los datos extraídos por la conselleria balear de Agricultura, Pesca i Medi Natural a petición de este diario, en 2024 se abrieron un total de 16 expedientes por infracciones denunciadas directamente por los AMA (agentes de Medi Ambient) o «detectadas por otros medios», y sólo se han resuelto cuatro, que suman sanciones de 12.302 euros; el resto de los expedientes está aún en fase de instrucción.

Un ciclista adentrándose en los estanques de es Cavallet

Un ciclista adentrándose en los estanques de es Cavallet

Respecto al tipo de infracción, estos expedientes se abrieron por acampar en el parque (tanto en tienda como en caravana), por obras iniciadas ilegalmente, navegación no permitida, fondeo sobre posidonia, quema de rastrojos sin autorización, por «acceso de vehículos y ocupación en zonas no permitidas» y por una fiesta ilegal. En realidad, las infracciones más habituales, las que ves a diario si frecuentas el parque, no suelen quedar reflejadas en la estadística. 

En el interior de la zona acotada de es Codolar.

En el interior de la zona acotada de es Codolar. / CAT

Las infracciones son muchas y variadas. En las zonas de costa, que padecen el grueso de la masificación turística, el fondeo sobre posidonia, la presencia de motos de agua y las actividades ilegales de los chárters son habituales, y, aunque en los últimos años se han levantado algunas actas y se han remitido a la Demarcación de Costas, el descontrol continúa verano tras verano. También impera la impunidad en el caso de la contaminación acústica, y el hecho de que exista una discoteca en la misma entrada del parque ya parece toda una declaración de intenciones; en pleno parque se permite, además de la discoteca, un beach club (en es Codolar) y la mayor parte de lo que antaño eran chiringuitos se han convertido en grandes locales con música sin que nadie haya sido capaz de justificar nunca la adecuación del cambio a las normativas.

Paseando al perro por las dunas de es Cavallet.

Paseando al perro por las dunas de es Cavallet. / CAT

En los estanques y sus alrededores, las infracciones se producen a diario y los infractores son a menudo residentes en la isla —lo cuál podría considerarse una circunstancia agravante e implica que el descontrol es todo el año—. Los infractores pueden dividirse en categorías. Están los despistados que, en realidad, no saben dónde se encuentran (a pesar de los letreros) y los que, aunque son conscientes de que está prohibido pasar, no comprenden qué mal ocasiona su infracción y consideran que su ignorancia los justifica; estos suelen responder positivamente cuando se les explican las consecuencias de saltarse las normas. «Ostras, pues vamos a correr por esos caminos muy a menudo (se refiere a los caminos entre los estanques)», explican unos runners que van acompañados por un perro y que estaban a punto de saltar la cuerda que indica que estás traspasando un área protegida. 

Están también los aficionados a la fotografía que consideran que sus fotos son tan importantes para la conservación de los ecosistemas que ello justifica saltarse alguna norma. Las normas las interpretan flexibles y a su favor, y suelen decir que ellos no espantan a ningún animal si, ocasionalmente, se adentran unos metros en la zona prohibida. Llevar una cámara y colgar fotos de aves en Instagram es, para ellos, como un pase vip o una capa de invisibilidad.

Paseando entre los estanques.

Paseando entre los estanques. / CAT

Los buscadores de espárragos

Están, por otro lado, los buscadores de espárragos que, como lo han hecho «toda la vida», no les cabe en la cabeza que alguien pueda llegar y decirles que están incumpliendo las normas del parque si saltan las cuerdas de delimitación y hacen como que no han visto los carteles. De hecho, parece que mucha gente suele creer –erróneamente– que ese «lo he hecho toda la vida» es como una excusa universal, que vale para todo y que además equivale a otra carta blanca. 

El pasado 13 de septiembre, un excursionista que se había adentrado en es Codolar y que, posteriormente, atravesó el camino que discurre paralelo a la costa entre los estanques, una zona en la que es habitual que se congreguen flamencos, aún ofreció otro pretexto como carta blanca; al advertirle que no podía cruzar a la zona de los estanques, el individuo señaló la casa que Salinera Española alquila en el Pont de Dalt alegando que «hay muchas cosas que son ilegales, pero se hacen». Y es cierto que los agentes de Medio Ambiente han denunciado repetidamente a lo largo de los últimos años el alquiler de este almacén usado como vivienda. Cuando se recuerda al excursionista que el hecho de que otros incumplan las leyes tampoco le exculpa de sus propias infracciones, el hombre señala, como argumento a la desesperada, que él paga sus impuestos. Otra carta blanca. 

En este punto, hay que señalar que precisamente Salinera Española ha sido multada este año, aunque no por la vivienda de es Codolar; en el mes de julio de 2024, la empresa alquiló ilegalmente el muelle de la zona de sa Canal para una fiesta de la marca Loewe. Y este es uno de los pocos expedientes ya resueltos, que se ha cerrado con una multa de 6.001 euros (nadie ha aclarado cuánto cobró Salinera por alquilar el espacio). 

Invasión de caravanas, en junio de 2022, en el lugar donde antaño se amontonaba sal.

Invasión de caravanas, en junio de 2022, en el lugar donde antaño se amontonaba sal.

En verano, por supuesto, es cuando la situación se desborda, cuando a los que se pasean por dentro de los estanques se suma la masificación de embarcaciones (incluyendo motos de agua, que están prohibidas), el exceso de vehículos que aparcan en cualquier lugar, el ruido de los locales y los clientes de chiringuitos de es Cavallet que usan las dunas protegidas para esa modalidad de sexo sin control con desconocidos que llaman cruising. Ibiza, y en concreto ses Salines, que no hay que olvidar que se trata de un Parque Natural, suma todas las formas de masificación y descontrol posibles. Sin que ninguna institución parezca decidida a ponerle freno, aunque todas ellas llevan 25 años anunciando medidas para atajar problemas como la saturación de coches. Y, si bien la ley que limitará la entrada de vehículos en Ibiza durante la temporada turística permitiría también reducir la cifra de los que circulan por el parque, el alcalde de Sant Josep, Vicent Roig, ya aclaró a Diario de Ibiza que la prioridad es que los negocios de la zona sigan haciendo negocio. ¿Qué opinarían flamencos, cigüeñuelas, chorlitejos, lagartijas o escarabajos —los valores que justifican la declaración de Parque Natural— si pudieran hablar? 

Un podenco que caza habitualmente en los estanques.

Un podenco que caza habitualmente en los estanques.

La preocupación del IEE

La degradación del Parque Natural debido a los múltiples problemas que lo perjudican ha llevado al Institut d’Estudis Eivissencs a enviar una carta a todas las instituciones implicadas —los dos Consells, el Govern balear, el Ajuntament de Sant Josep y Costas– para reclamar medidas que garanticen la conservación del espacio natural. Entre otras cosas, el IEE solicita más coordinación entre todas ellas, la convocatoria regular de los organismos rectores del parque y un mayor control de las empresas que hacen negocio en el área protegida. Respecto a la masificación de vehículos, en la carta se señala la necesidad de reducir su entrada y se propone la instauración de un sistema de autobuses lanzadera. «Consideramos que es imprescindible promover una mejor conexión y orgullo por parte de ibicencos y formenterenses hacia ses Salines», concluyen. 

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