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Coses Nostres: La señal de alarma del gorrión

Ante el preocupante declive de los gorriones comunes, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) reclama ciudades más amables con la biodiversidad

Hembra de gorrión común. / CAT

Hembra de gorrión común. / CAT

@territoriocat

Mao Zedong ideó un gran plan con el que supuestamente iba a convertir China en una gran potencia marxista mundial, el Gran Salto Adelante, que incluía un desquiciado programa de exterminio al que denominó campaña de las Cuatro Plagas y que señalaba como objetivos a moscas, mosquitos, ratones y gorriones. Respecto a los gorriones, su comité de asesores científicos había llegado a la conclusión de que, dado que un gorrión comía unos cuatro kilos y medio de grano al año, si se eliminaba un millón de gorriones, ese grano podría alimentar a 60.000 personas. Ni siquiera este dato se ajustaba a la realidad, además de no ponderar otras variables, pero la maquinaria propagandística se puso en marcha para convertir al inofensivo gorrión en el enemigo público número 1, de forma que se animó a la población a matarlos a todos y destruir sus nidos. Se calcula que mil millones de gorriones fueron exterminados. La misma suerte, por otra parte, corrieron millones de mosquitos y roedores. También muchas otras aves, porque algunos métodos empleados eran poco selectivos y no todo el mundo sabía distinguir la especie objetivo.

Con la desaparición de los gorriones —como deberían haber previsto—, los campos de cultivo se vieron atacados por intensas plagas de insectos, incluyendo las voraces langostas, y la catástrofe ecológica derivó en la Gran Hambruna china, uno de los capítulos más conocidos y más infames de la historia del país asiático. Cinco años, de 1958 a 1962, en los que se calcula que murieron entre 15 y 55 millones de personas, un amplio margen pero con una cifra mínima ya suficientemente impactante. Y, curiosamente, sólo cuando esas plagas de insectos empezaron a asolar los campos, los expertos del gobierno pensaron que no sería mala idea saber exactamente cuál era la dieta de un gorrión y realizaron necropsias a algunos de los gorriones muertos. Entonces descubrieron que sólo una parte del contenido de su aparato digestivo era grano; el resto eran insectos. 

China, para frenar el desastre, tuvo que pedir auxilio a la Unión Soviética y Nikita Khrushev le envió 200.000 gorriones. Y esta triste historia es hoy uno de los mejores ejemplos de la estupidez humana y de las consecuencias que tiene no vivir en armonía con el resto de las especies de la biosfera. 

La Gran Hambruna china debería ser una gran lección, pero lo cierto es que en la actualidad los gorriones están desapareciendo de las zonas urbanas del mundo entero sin que la situación esté creando alarma. Contaminación, cambio climático, uso de pesticidas y otros tóxicos, las podas excesivas que no permiten la instalación de nidos y la desaparición de zonas verdes son factores que explican el declive. 

«La desaparición del gorrión no es sólo una mala noticia para la biodiversidad, sino también una señal de alarma para nuestra calidad de vida». Son palabras de la directora ejecutiva de SEO/Birdlife, Asunción Ruiz, que unen conceptos que siempre deberían conectarse; la biodiversidad y la propia salud humana. La organización ha advertido que las poblaciones de gorrión común (Passer domesticus) han descendido en un veinte por ciento en los últimos 25 años, lo que  supone una pérdida estimada de entre seis y siete millones de ejemplares. Y se calcula que puede haber en el país unos 30 millones de gorriones comunes (según los datos del Atlas de Aves Reproductoras). 

La crisis ambiental de las urbes

La situación, aseguran, es un síntoma de la crisis ambiental de las áreas urbanas debido a la escasez de espacios verdes, la contaminación y la transformación del paisaje urbano, unido al cambio climático con las consiguientes olas de calor, y la depredación por parte de las mascotas. Por ello, SEO/Birdlife demanda un cambio de mentalidad que conlleve una transformación urbana hacia un modelo que garantice la conservación de la biodiversidad y ha editado un manual destinado principalmente a los gestores públicos con un centenar de medidas entre las que figuran la creación de zonas verdes más diversas y corredores ecológicos urbanos así como un diseño arquitectónico «más amigable con la biodiversidad». 

En Ibiza y Formentera los gorriones son aves muy comunes en campos y zonas urbanas y no hay datos de su posible declive. Y además del gorrión común (teulat), el más urbanita y cercano a los humanos, pueden verse otras dos especies, el teulat lliri (gorrión chillón en castellano yPetronia petronia en su nomenclatura binominal), frecuente en los acantilados de Formentera y menos habitual en los de Ibiza. Y el tercer gorrión es elteulat galtanegra (gorrión molinero o Passer montanus), más escaso, citado solo en Ibiza y conocido también como pardal xarrec.

El concepto One Health

El concepto de One Health, una sola salud, —promovido en los últimos años por organismos como la OMS— es una forma de recordar que la salud humana no puede desligarse de la salud de los ecosistemas y del resto de especies. Aunque a algunos pueda parecer un concepto filosófico con tintes new age, lo cierto es que este enfoque permite aunar los esfuerzos de múltiples disciplinas a menudo desconectadas como son las que tratan las enfermedades humanas, la veterinaria y la biología de la conservación. 

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