Entrevista | Astronauta
Sara García: «Me preocupa que haya quien equipare ciencia y opinión»

Tras varios meses en la ESA, ha regresado a su puesto en el CNIO, pero pronto volverá a los experimentos en microgravedad. / JOSÉ LUIS ROCA
Juan Fernández
Su nombre y su rostro saltaron a la palestra en 2022 cuando la Agencia Espacial Europea (ESA) la seleccionó para formar parte de futuras misiones aeroespaciales. Mientras se entrena como astronauta, desde entonces no ha parado de divulgar la ciencia en foros de todo tipo sin desatender su verdadero trabajo: investigar tratamientos para el cáncer de pulmón y páncreas en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). En Órbitas (Ediciones B), la bióloga molecular explica cómo se vive una vida guiada por un «constante deseo de exploración».
Investigadora, astronauta, divulgadora… ¿Y ahora también escritora?
Llevo escribiendo desde los 15 años, pero hasta ahora no me había atrevido a compartirlo. Dudé hasta el último momento si publicar el libro o no, porque soy muy reservada con mis cosas. Lo escribí para mí más que para la gente, por el placer de jugar con las palabras, que es algo que disfruto mucho, y por ordenar mis ideas y mi vida.
¿Se planteó haber hecho una carrera de letras?
Desde pequeña he tenido claro que quería dedicarme a la investigación, por eso elegí una carrera científica, pero considero un error separar la ciencia y las humanidades. De hecho, antiguamente estaban unidas. Solo cuando aprendes de manera multidisciplinar consigues conectar ideas y encontrar soluciones creativas, y eso te lo dan todos los saberes, no solo el conocimiento científico.
¿Para llegar donde ha llegado hay que ser inteligente y aplicada en los estudios o hace falta algo más?
Si se refiere a que te elijan para ser astronauta, le diré que 80% tiene que ver con el perfil psicológico y la disposición mental, y eso no se entrena, es el resultado de toda una vida trabajando en una dirección. En la ESA, entre los 17 miembros de mi promoción hay científicos, pilotos, médicos, ingenieros… Pero todos compartimos la misma pasión por la vida y el mismo deseo de aprender y explorar, sea en la Antártida, en los fondos marinos o en el espacio. Hasta que vi aquel anuncio de la Agencia, jamás me había planteado ser astronauta, pero ahora entiendo que todos los pasos que he ido dando en mi vida me han servido para llegar hasta aquí.
¿Qué perseguían esos pasos?
El motor de mi vida ha sido siempre la curiosidad. Eso implica nutrirme de experiencias y personas, abrir mi mente a todo tipo de conocimientos y no encorsetarme en una única opinión. Y perseverar. Una carrera científica te pone a prueba a nivel físico y psicológico, requiere disciplina, paciencia, empatía y un trabajo mental muy potente.
¿Es lo que les dice a las chicas y los chicos que la consideran un referente?
Les digo que sean valientes y que lo intenten, que rompan los prejuicios y los límites mentales que van a encontrar a su alrededor y en ellos mismos. Yo lo hice. Yo también creí que no iba a ser posible, pero confié, me esforcé y lo logré. Les digo: abrid vuestras mentes, sed empáticos, tratad de entender el mundo que os rodea, mantened la calma y sed apasionados. Si algo os mueve y os motiva, perseguidlo con ganas, nada impide que lo logréis.
La paciencia no es un valor al alza entre la juventud de hoy.
Lo sé, vivimos en el mundo de la híper producción y los estímulos rápidos. Esto tiene su lado bueno, pero no tener paciencia es contraproducente, porque los grandes logros llevan tiempo, hay que trabajarlos, requieren dedicación. Es como hacer una obra de arte, has de pulir cada detalle. En ciencia, los objetivos no se consiguen de la noche a la mañana, no funciona así, ni basta con cubrir el expediente. Hay que esforzarse y aprender a lidiar con la frustración.
En el libro habla de su timidez y del bullying que padeció en la infancia, pero ahora se maneja con soltura ante audiencias importantes. ¿Cómo lo ha logrado?
Cuando me propusieron entrar en la ESA, la exposición pública que iba a tener que afrontar me hizo dudar y llegué a plantearme renunciar, pero el reto me atraía y opté por dejar atrás mis miedos, mi timidez y mis preferencias. Aquí represento a la ciencia y a mi país, y soy consecuente. Sigo siendo la misma persona reservada de siempre, pero asumo que he de dar la cara.
¿Hacerse divulgadora científica entraba en el cargo?
No, esto lo hago porque creo que es mi obligación. La vida me ha dado este altavoz y creo que debo transmitir a la sociedad lo importante que es la ciencia para mejorar la vida de la gente. Los países más desarrollados no son los que más invierten en ciencia, sino los que lo hicieron en el pasado. Nunca lo olvidemos.
¿Cómo lleva que cada vez esté más fuerte el negacionismo científico?
Me preocupa que haya quien equipare ciencia y opinión, porque no son lo mismo, y no pueden ponerse al mismo nivel las evidencias científicas con afirmaciones que no están demostradas. Me preocupa que cada día nos bombardeen con más noticias falsas hasta conseguir que la gente no sepa qué creer y dudar de todo. Y de la ciencia no se puede dudar.
¿Qué hacemos?
Lo primero es no cerrar los ojos. Esto está pasando, hay que escuchar, ver y entender por qué hay gente que cree que la Tierra es plana. Estigmatizarles no ayuda. Hay que rebajar este nivel de odio y polarización, hablar con ellos, averiguar por qué eligen creer lo que creen y seguir apelando a la evidencia científica. Es un problema complejo y no tiene fácil solución.
¿Qué le parece que Trump haya sacado a EEUU de la OMS, del acuerdo climático de París y que haya puesto a negacionistas en puestos de mando?
Me apena que acuerdos y logros tan difíciles de conseguir como los que menciona se puedan romper de la noche a la mañana. El ser humano es impredecible, pero también muy adaptable. Y al final, ante cualquier situación, siempre sabe sobreponerse.
¿Por qué sigue habiendo más chicos que chicas en las carreras de ciencias?
Por prejuicios que se perpetúan en ámbitos como la educación. Acarreamos una educación cargada de mentalidad machista y eso no se cambia de la noche a la mañana. Perduran estereotipos infundados, como que las chicas estamos peor preparadas que los chicos para las ciencias. Hay que seguir insistiendo, queda mucho por hacer.
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