Coses Nostres

Coses Nostres | Tórtolas en la cuerda floja

Un estudio publicado en la revista Ardeola cifra en un 27% el descenso de las poblaciones de tórtola europea, nidificante en Ibiza y Formentera, en toda España en dos décadas.

Tórtola europea fotografiada en la rama de un pino en Sant Rafel. / CAT

Tórtola europea fotografiada en la rama de un pino en Sant Rafel. / CAT

Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

En una de las últimas operaciones contra el furtivismo en España, el pasado mes de agosto, el Seprona (Guardia Civil) ha decomisado 75 tórtolas europeas muertas a tres cazadores de Sevilla. No es una situación extraordinaria, porque los cazadores siguen considerando la tórtola europea (Streptopelia turtur) especie cinegética a pesar de la delicada situación que esta ave atraviesa. De hecho, las presiones de los cazadores han lastrado durante mucho tiempo las decisiones políticas necesarias para protegerla, de manera que incluso ahora —cuando existe una moratoria obligada por la Unión Europea y que algunas comunidades como Balears tardaron años en aceptar— el Gobierno está cediendo al interés por matarlas de nuevo. De esta forma, el ministerio de Agricultura prepara una propuesta para pedir a la Comisión Europea que permita una cuota de caza para España porque, según esta iniciativa (y lo publicaba el diario.es el pasado mes de septiembre), ni cazadores ni Gobierno consideran que eliminarlas sea incompatible con su recuperación. Todo ello en el contexto de una especie que esta catalogada como vulnerable tanto en la lista roja de especies amenazadas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) como en el Libro rojo de las aves de España. En este último se indica que, mientras se ha permitido su caza, los cazadores españoles han matado una media de 900.000 tórtolas anuales. De esta forma, la «excesiva presión cinegética» es considerada por científicos y conservacionistas como una de las causas principales de su declive.

Y mientras se intenta que la UE permita de nuevo su caza, los expertos siguen poniendo cifras al declive. Recientemente, un estudio publicado en la revista Ardeola —llevado a cabo por miembros del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos y del Instituto de Estudios Sociales Avanzados— apunta a que, en dos décadas, Francia ha perdido el 49 por ciento de la población, mientras que en España el declive es del 27 por ciento.

Cupo cero

La Comisión Europea decidió suspender la caza de tórtolas en 2018 —ante la insistencia de los conservacionistas y la recomendación de los científicos de un plan de acción creado por la propia UE. Pero España se hizo de rogar y muchas comunidades autónomas no atendieron la petición ante la presión de los cazadores. Incluso la unidad de Medio Ambiente de la Fiscalía general instó a los gobiernos autonómicos a frenar la matanza. Finalmente, en 2021 se aprobó por primera vez una moratoria para la caza de esta tórtola y todas las comunidades acordaron un cupo cero de capturas. Pero con la amenaza continua de que la moratoria se levante a pesar de la situación de la especie, que sigue en la cuerda floja, una expresión que, precisamente, hace referencia a un expediente o una resolución que nunca acaba de cerrarse de forma definitiva, por lo que la cuerda con la que se ata el asunto está en permanente revisión. 

Hay que tener en cuenta que se trata de una especie migratoria, nidificante en Ibiza y Formentera; tras pasar el invierno en África, regresa a las islas a partir del mes de abril para comenzar a anidar en mayo y junio. Es fácil observarla, en parejas, en los pinares en los que habita y en los campos en los que se alimenta.

Y en este sentido, en el citado estudio, y sin olvidar la incidencia de la caza, señalan la importancia de los cambios acaecidos en las tierrras de cultivo y la pérdida de hábitats para explicar la desaparición de poblaciones. Parece ser que la tórtola europea se ha visto afectada por la composición y estructura de las superficies agrícolas y forestales, principalmente por la disminución de zonas en las que puedan encontrar bosque mixto y una combinación de ambientes agrícolas y forestales, que es decisiva para la salud de las poblaciones de tórtolas. En Ibiza y Formentera, estas zonas mixtas o de transición entre bosque y zonas de cultivo son bastante comunes. De hecho, la tórtola de la imagen —que muestra sus característicos dibujos pardos y ocres con centros negros— se encuentra sobre la rama de un pino al filo del bosque, un pino que se levanta sobre un campo abierto y que, año tras año, es frecuentado por varias parejas de tórtolas europeas cuando regresan de África y durante todo el verano.

La Comisión Europea decidió suspender la caza de tórtolas en 2018 —ante la insistencia de los conservacionistas y la recomendación de los científicos de un plan de acción creado por la propia UE. Pero España se hizo de rogar y muchas comunidades autónomas no atendieron la petición ante la presión de los cazadores. Incluso la unidad de Medio Ambiente de la Fiscalía general instó a los gobiernos autonómicos a frenar la matanza. Finalmente, en 2021 se aprobó por primera vez una moratoria para la caza de esta tórtola y todas las comunidades acordaron un cupo cero de capturas. Pero con la amenaza continua de que la moratoria se levante a pesar de la situación de la especie, que sigue en la cuerda floja, una expresión que, precisamente, hace referencia a un expediente o una resolución que nunca acaba de cerrarse de forma definitiva, por lo que la cuerda con la que se ata el asunto está en permanente revisión.

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