Imaginario de Ibiza

Es Xarco, los chárter y el eco del invierno

Esta escondida orilla, que durante décadas albergó uno de los establecimientos más exclusivos de la isla, también ha sido engullida por la actividad de los chárter náuticos, que han establecido en las bahías del entorno el epicentro de su actividad en el sur de la isla. Los temporales del pasado invierno tampoco fueron benévolos con ella.

Barcos frente a es Xarco. / X.P.

Barcos frente a es Xarco. / X.P.

Xescu Prats

Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta (Haruki Murakami).

El chiringuito de es Xarco

Desde que, el año pasado, antes de que arrancara la temporada, fue derruido el chiringuito de es Xarco tras operar en la ilegalidad más de treinta años –pese a tener una orden de derribo desde los 90–, no había tenido oportunidad de pasear por esta cala del sur de la isla. La esperaba completamente cambiada y así la encontré, pero en un sentido muy distinto al que había imaginado.

Ya atardecía y pude constatar la previsible soledad en la orilla, aunque todo el contorno de pinar y cañaveral que se alinea tras los cantos rodados, junto al camino, se mantenía saturado de vehículos, como cuando el restaurante se hallaba en pleno funcionamiento. Al parecer, de la misma manera que ocurre en la cercana bahía de Porroig, es Xarco se ha convertido en punto de embarque del chárter náutico y los usuarios que salen a navegar apenas dejan un palmo libre para estacionar, poniéndoselo muy difícil a los bañistas que se aventuran hasta esta playa abrupta. Porroig, hoy por hoy, parece una marina deportiva y la zona se encuentra tan colapsada de vehículos en lo alto del acantilado, y de lanchas y gente trajinando maletas, basura y víveres a los pies, que ir a darse un chapuzón allí constituye un ejercicio de masoquismo. Cabe suponer que, a la hora adecuada, ocurre algo parecido en es Xarco.

El famoso chiringuito de antaño, que según se rumorea entre los lugareños amenaza con volver, ahora no es más que un solar vacío rodeado parcialmente por una valla. El mayor impacto, sin embargo, aguarda a poniente de la orilla, donde se sitúan una veintena de casetas varadero, que este invierno experimentaron uno de los mayores temporales que se recuerdan. La fuerza de las olas fue tal que derribó el sólido muro situado entre los refugios de los pescadores y la playa, construido para evitar que los maretazos fueran arrancando la tierra a dentelladas.

Salvo por un puñado de propietarios que han limpiado el frente y los muelles, la mayor parte de la franja de litoral ocupada por los varaderos, como se observa en la imagen, se halla cubierta por completo de cantos rodados pequeños y grandes, arrastrados al exterior desde las entrañas del mar. Hasta un extenso, sólido y antiguo muelle, situado a la mitad de esta zona de refugios marineros, que también ejercía de pequeño rompeolas, ha sufrido el desgaste de la tempestad. Numerosas embarcaciones han quedado bloqueadas en el interior de estas rústicas construcciones, precintadas por el pedregal acumulado a las puertas.

El lugar, incluso así, sigue resultando excepcional, con vistas privilegiadas a la punta agujereada des Jondal, cuando la densidad de embarcaciones fondeadas no impiden verla. Año tras año, hasta los más abruptos lugares de la isla van quedando colonizados.

Contraste con es Jondal

La soledad de la orilla de es Xarco, desde que no tiene restaurante, contrasta con la intensa actividad en la ribera de es Jondal. Ambas playas comparten bahía, separadas por un promontorio rocoso que se eleva sobre el mar y sostiene una colonia de lujosas villas. Es Jondal, tal vez en disputa con ses Salines, Platja d’en Bossa y alguna otra, tiene el dudoso privilegio de ser considerada la playa más paradigmática del lujo ibicenco desmadrado. Al menos, en cuanto a precios se refiere.

(*) Cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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