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El calor extremo cambiará el turismo

El calentamiento cambiará los patrones turísticos de España. Shutterstock

El turismo, uno de los grandes motores económicos de España, sufrirá importantes convulsiones debido al cambio climático. La pérdida de bienestar en algunas regiones debido al calor extremo hará que se pierdan miles de turistas en zonas como Baleares, Región de Murcia o Comunitat Valenciana. Los veraneantes, según vayan haciéndose más frecuentes las olas de calor, directamente huirán de esos destinos, hasta ahora punteros en el sector. En cambio, comunidades con temperaturas más benignas, como Galicia o Asturias, ganarán protagonismo y cosecharán el turismo que pierdan otros.

Estas son las conclusiones de un análisis elaborado por un grupo de científicos del Joint Research Center (JRC) de la Unión Europa. En su informe, titulado ‘Impacto regional del cambio climático en la demanda turística europea’, detallan cómo pueden evolucionar las visitas a los distintos destinos en función del nivel de calentamiento al que se llegará.

Los ‘ganadores’ del desastre climático

Como consecuencia de la transformación climática que vive España, habrá ganadores y perdedores (aunque, a la larga, todos perderemos en esta batalla). Las regiones más beneficiadas por el aumento de las pernoctaciones son Cantabria, Asturias y Galicia. La demanda turística aumentaría hasta un 7,2%, 4,2% y 3,2%, respectivamente, en estas comunidades del norte. Serán las grandes beneficiarias de este desastre global.

El análisis de este grupo de expertos ha realizado sus estimaciones basándose en cuatro escenarios diferentes, según el grado de calentamiento al que llegue el planeta. De este modo, se hacen supuestos para subidas de la temperatura global de 1,5 grados más respecto a la era preindustrial, 2 grados y también con 3 y hasta 4 grados de ascenso térmico. En el caso de Asturias, el aumento de demanda turística iría in crescendo, desde 0,5%, pasando por 1,2%, 3% y hasta un 4,2%, respectivamente en función de esos cuatro escenarios, y esos aumentos serían paralelos a la pérdida de visitantes en otras zonas de España.

En cambio, otras ocho autonomías españolas sufrirán reducciones de las pernoctaciones en general, en cualquiera de los cuatro escenarios climáticos analizados. Se trata precisamente de los destinos más populares de España hoy en día. Las islas Baleares, por ejemplo, perderían hasta un 8,16% de pernoctaciones si se alcanzan los 4 grados de calentamiento respecto a la era preindustrial (el objetivo fijado en el Acuerdo de París es no rebasar los 1,5º, aunque eso ya parece difícil). Mientras, la reducción en Murcia sería del 6,8% y del 3,2% en la Comunidad Valenciana.

Gráfico F.V.

Para este análisis, los expertos del JRC toman como bases los datos turísticos de 2019, que son similares a los actuales.

«Cada vez hay más gente que antes veraneaba en el sur y ahora prefiere Galicia», explicaba este verano el presidente del Clúster de Turismo, Cesáreo Pardal, a El Faro de Vigo. «Notamos un tirón en la afluencia de visitantes por esta razón», afirmaba. Y no es un fenómeno puntual. Según explica, ya el pasado año se empezó a apreciar la llegada de veraneantes que llegaban a la comunidad gallega escapando del calor extremo. «Funciona el boca a boca», comenta.

Otros informes recientes, como el de la Oficina Española de Cambio Climático, prevén que en el último tercio del actual siglo y en un escenario de calentamiento global de 4 grados centígrados, el clima desértico y semiárido ocupe la mitad oriental de la Península, mientras que el clima mediterráneo se expandirá hacia el norte hasta cubrir la mayor parte de la cornisa cantábrica, de forma que, a final de siglo, toda Galicia, Asturias, Cantabria y Vizcaya tendrán características mediterráneas.

Alcanzar un calentamiento de 4ºC para 2100 es un supuesto poco probable, pero no descartable del todo, dada la lentitud del proceso de descarbonización, según los expertos. De hecho, no se debía alcanzar una subida de 1,5ºC hasta final de siglo, pero seguramente llegaremos a ello en sólo diez años.

Más turismo en invierno

Ahora bien, los cambios turísticos en España serán mucho más complejos. En realidad, destinos como Baleares o Comunitat Valenciana, que perderán confort climático en verano, pueden acabar ganando turistas en invierno, según los pronósticos de numerosos expertos. Para Jorge Olcina,climatólogo de la Universidad de Alicante, en los próximos años «dejará de tener sentido el concepto de temporada alta o baja», ya que la posibilidad de disfrutar de unas condiciones climáticas confortables para un periodo de descanso se extenderá entre mayo y octubre. Un fenómeno que, sumado a los tradicionales periodos de Semana Santa y Pascua, hará que prácticamente la totalidad del año pueda registrar buenas cifras en cuanto a visitantes.

Así lo cree también el investigador de la misma Universidad Fernando Maestre, que recientemente señalaba que si se siguen cumpliendo como hasta ahora las previsiones, en los próximos años agosto será un mes «en el que hará demasiado calor para mucha gente», que optará por venir en otra época del año.

Esa prolongación de la temporada generará más impactos, empezando por un mayor uso de los aires acondicionados y del transporte terrestre, aéreo y marítimo, grandes causantes de emisiones de efecto invernadero, entre otras muchas cosas.

El desafío al que se enfrenta el turismo en España es mayúsculo, puesto que deberá afrontar estos cambios sin generar más impacto del que ya genera, señalan los científicos.

Turistas disfrutan de la playa en el balneario de Cancún, en el caribe mexicano. EFE

El Caribe ya está en España

Como sabe cualquiera que se haya bañado en ellas, las aguas del Caribe son cálidas. Su temperatura superficial media es de 28ºC. El Mar Mediterráneo es más frío, pero eso está cambiando, porque desde hace unos pocos años su temperatura está subiendo de forma acelerada y ya hay días en verano en que alcanza 28 y hasta 29 grados centígrados en varios puntos del litoral español. Obviamente, no es una media anual, pero sí es una tendencia que impulsa la aparición de las llamadas ‘noches tropicales’, es decir, aquellas en que el termómetro no baja de los 20 grados en ningún momento.

Según recuerdan climatólogos como Jorge Olcina, de la Universidad de Alicante, cuando el mar supera los 25 grados, deja de enfriar el aire, y eso es lo que provoca ese ambiente tan cálido durante la noche cuando se producen episodios de olas de calor.

El Mar Mediterráneo será cada vez más agobiante en verano para los que viven en él, pues el calentamiento de mar y el aire están interconectados y se alimentan mutuamente.

Se ha pasado de 15 a 20 noches tropicales en 1980 a no bajar de las 80 en la actualidad, hecho que está directamente relacionada con un agua del mar tan cálida

Además, ello impulsa también la aparición de más tormentas extremas e incluso ‘medicanes’ anglicismo formado por ‘mediterranean hurricane’ (huracán mediterráneo), fenómeno que amenaza con ser cada vez más frecuente, precisamente por las nuevas condiciones climáticas. Todo está cambiando en el Mare Nostrum.

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