Cuando Ibiza era otra fiesta

Ivan Spence, galerista por sus amigos artistas en Ibiza

Con su hija Kate, su nieto Oliver y la colaboración de la directora del Museu d’Art Contemporani d’Eivissa (MACE), Elena Ruiz, recordamos a este singular personaje, que tanto hizo por apoyar y promover el arte de vanguardia en la Ibiza de los sesenta y setenta

Ivan Spence en Ibiza, años 60.

Ivan Spence en Ibiza, años 60. / Archivo Kate Spence

Julio Herranz

Julio Herranz

Desde 1961 a 1975 estuvo abierta en Dalt Vila su galería, que tras el cierre de la de El Corsario, apostó por la creación vanguardista de artistas extranjeros residentes en la isla, sobre todo alemanes: «Siempre había tenido muchos amigos artistas, pero no era un experto. Y ellos le dijeron que por qué no abría una galería y exponemos nuestros cuadros», me contó su hija, Kate, en una animada charla que tuvimos hace unas semanas en el MACE, en compañía de su hijo Oliver y de Elena Ruiz; y justo en el marco de la exposición de Zush que presentaba el museo. «Mi padre llegó a la isla a finales de los 50. El motivo fue porque estando en Palma, escuchó que cerca había una isla con muchos artistas, un lugar especial. Entonces decidió venir aquí; le gustó, alquiló un piso y poco a poco fue conociendo a esos pintores que le animaron a abrir la galería».

Su galería era un punto de encuentro de sus amigos artistas.

Su galería era un punto de encuentro de sus amigos artistas. / julio herranz

Según cuenta la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, «durante un tiempo Ivan Spence contó con la ayuda y el asesoramiento de otro gran galerista, Carl Van der Voort, hasta que en 1967 éste montó su propia galería», también en Dalt Vila. En total, la galería estuvo abierta catorce años y en ese tiempo organizó «142 exposiciones individuales de artistas de más de 30 países y multitud de exposiciones colectivas». Algunas de ellas, tras su presentación en Ibiza, «itineraron por otras ciudades, como fue el caso de la titulada ‘Ibiza 65’, con 20 pintores de 12 nacionalidades, que estuvo en Barcelona (Galeria René Metras), en Madrid (Galería Juana Mordó) y en Norteamérica».

El galerista con su adolescente hija Kate.

El galerista con su adolescente hija Kate. / julio herranz

Ha pasado mucho tiempo, pues, y los recuerdos de Kate Spence no son del todo claros: «Había una señora, Mati Tarrés, que era la dueña del edificio que mi padre le alquiló para poner la galería. Pero era una ruina. Así que mi padre lo arregló. Siempre le gustaba hacer arreglos. Creo que mi padre se hizo socio de ella, pero no estoy segura. Al principio le pusieron el nombre de Vedrá, pero por poco tiempo», recordó Kate, asegurando que su padre no vivía de lo que ganaba con las exposiciones: «De hecho, perdía dinero. Para él era más bien un hobby, porque conocía a muchos artistas y siempre le gustó el arte. Sólo les pedía que le regalasen un cuadro de cada exposición. Así hizo una buena colección, con cuadros de pintores ya famosos y otros que no. Es que tenía buen olfato para el arte; eso desde luego», precisó la hija del galerista.

En cuanto a la personalidad y carácter de su progenitor, evocó que era «una persona más bien autoritaria, incluso conmigo. Pero teníamos muy buena relación; salíamos juntos, tomábamos algún vino y comentábamos lo que pasaba en el mundo. Para mí fue una persona muy cercana, a quien podía contarle todo. Yo le quería muchísimo», afirmó Kate Spence, que guarda buenos recuerdos de aquel tiempo: «Como toda mi adolescencia y primera juventud la pasé en la galería, siempre me gustó el arte. No puedo imaginar mi vida sin él. Pero el único arte que practico es la cocina; aunque mi padre siempre me decía que yo era una artista de la vida», apuntó con cierto orgullo durante nuestra distendida charla en el museo de Dalt Vila.

La razón por la que Ivan Spence cerró la galería fue, por una parte, porque «le querían subir muchísimo el precio del alquiler»; y por otra, «no le gustaba la evolución que estaba sufriendo la isla. Veía muchos intereses; nada que ver con lo que encontró al principio. Así que se fue un poco desengañado», recordó su hija, precisando que marchó al Maestrazgo (Castellón), en la Pobla de Benifassà, donde falleció en 1983, con 80 años. Y allí está enterrado este singular personaje que, según informa la Enciclopèdia, nació en Berlín en 1902. «Hijo de madre rusa y padre escocés. Formado como juez, ejerció en Gran Bretaña hasta su jubilación».

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