Diario de Ibiza

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Filmstudio / Clasicfilm

Retrato de una ‘femme fatale' en Venecia

(Dos o tres cosas que sé sobre Eva de Joseph Losey)

Cartel de la película.

Creo que Eva es mi film más personal, el mas cercano y por varias razones el más inacabado pues fue mutilado por los productores pasando de 155 a 104 min. Nunca hago trabajar a los actores de la misma forma, debo dirigirlos según su propio carácter. Un hombre y una mujer deberían unirse para ser felices, pero en esta película, los amantes se unen con lazos gastados y despectivos. Están perdidos, nunca lo conseguirán. (Joseph Losey)

Quizás nos encontramos ante un film pesimista porque viene a narrar que el hombre y la mujer pertenecen a mundos totalmente opuestos. Un film que el paso del tiempo podría haber convertido en irregular pero que se mantiene vigente y con un gran poder de seducción pues seductores son sus escenarios y los mitificados lugares donde sucede la acción, como son el veneciano Hotel Danieli y el hermoso interior de la suite donde tienen lugar los encuentros entre sus dos protagonistas principales; el Harry´s Bar, la decadente ciudad de Venecia con sus canales grises y brumosos, su magistral fotografía realizada por Gianni di Venanzo asistido por Pasquale de Santis, que manejan una cámara que está perdidamente enamorada de Eva. Cuenta con un reparto excepcional donde destaca Jeanne Moreau en el rol de una misteriosa mujer llena de pulsiones de la dinámica del deseo, una mujer humilladora y castradora como una Salomé de nuestro tiempo, que jamás tiene vergüenza ni nunca se sentirá culpable. Bestia soberana de libertad y libertinaje, llena de codicia, rodeada de sus innumerables amantes ocasionales, a un paso de la seducción a la traición.

Inspirada en una novela de James Hadley Chase, Joseph Losey realiza una nueva vuelta de tuerca de la representación de la femme fatale corrompida espiritualmente a la que Moreau conduce a su máxima expresión con diferentes matices de sutileza, alejada de la época dorada del género negro hollywoodense que imponía ciertos códigos de moralidad, con actrices de innumerable talento como Bette Davies, Joan Crawford, Barbara Stanwick, Marlene Dietrich, Gloria Graham, Kim Novak y Gloria Swanson, Lana Turner y Ava Gardner por citar solo algunas que rodaron con excelentes directores como Billy Wilder, Fritz Lang, John Huston, Alfred Hitchcok, Robert Siodmak, etc. Más que en el género negro clásico, Eva se contempla a través de los códigos de un melodrama convertido en un folletín noir, en el que se exploran los misterios de la identidad, a través de personajes mezquinos donde la traición campa a sus anchas de fotograma a fotograma. Destacaría una notable excepción: Francesca, el personaje interpretado por la bellísima Virna Lisi, contrapunto y antítesis de la maldad que destila Eva. Francesca, ignorante de vivir instalada en un universo de fatalidad, se convierte en la víctima predestinada de la historia.

Jeanne Moreau en una escena.

En su inicio la película enlaza varias secuencias donde creemos que vamos a asistir al desarrollo de una trama que es como un género cinematográfico en sí mismo, donde cunde lo que se conoce como «el cine dentro del cine» con personajes que forman parte del engranaje de un film, directores, guionistas, escritores, actores, actrices, productores e incluso vemos una secuencia real del Festival de Cine de Venecia donde aparece Vittorio de Sica, autor de Ladrón de bicicletas (1948), entrando al pase de una proyección entre la gente. Pero la película no tarda en dar un giro importante cuando aparece Jeanne Moreau en la pantalla y se convierte en la dueña absoluta de la película.

La Moreau

Jeanne Moreau, (París, 1928 -2017) ha sido considerada una de las grandes actrices europeas de todos los tiempos. Debutó en el teatro en el Festival de Avignon y rápidamente, a los veinte años, formó parte, integrándose en el elenco de la Comedie Française siendo la actriz más joven nunca admitida. Fue galardonada con importantes premios como el de mejor actriz en el Festival de Cannes, el Bafta, el César, el premio Donostia del Festival de San Sebastián, el León de Oro Honorífico del Festival de Venecia y un largo etc. Considerada la actriz más emblemática del país galo, musa de la Nouvelle Vague, ha rodado con los grandes directores de su época como Louis Malle, François Truffaut, en películas de estela mítica como Ascensor para el cadalso (1958) y Jules et Jim (1962). Ha venido a España de la mano de Orson Welles que la dirigió en dos memorables films: Campanadas a medianoche (1965) y Una historia inmortal (1968). Su madre, Sarah Buckley, de origen inglés, recaló en París para actuar en el Folies Bergère; su padre, Anatole Moreau, regentaba un restaurante de su propiedad en Montmatre. Jeanne se formó como actriz en el Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático de París.

Contrajo matrimonio en dos ocasiones, con el cineasta Jean Louis Richard, del que tuvo a su único hijo, Jerôme, y, con el realizador americano, autor de El exorcista, William Friedkin; además disfrutó de otras relaciones amorosas con Lee Marvin, Miles Davis y el realizador Tony Richardson, con quién rodó la exquisita Mademoiselle en 1966, película de ambiente rural en la que interpretaba el rol de una solterona codiciosa del calor de los hombres, transitando por la película cometiendo maldades. Su gran historia de amor fue con el modisto Pierre Cardin, romance que fue mal entendido por la sociedad ya que se sabía que él, hasta que conoció a Moreau, solo había tenido relaciones con hombres. Les unió la locura de un idilio apasionante y romántico; una relación de impetuosa fuerza que duró cuatro años y pasado algún tiempo volvieron a reunirse manteniendo una amistad inquebrantable hasta el fallecimiento de ella a la edad de 89 años.

Joseph Losey dirigiendo a Jeanne Moreau en Venecia.

Pierre es uno de los regalos que me ha concedido la vida. Lo quería y fui a por él. Jeanne Moreau.

Nunca antes había tenido relaciones con mujeres, pero Jeanne me trastornó pues correspondía a mi verdadera naturaleza, si no hubiéramos mantenido relaciones físicas, nuestro amor no hubiera podido existir. Pierre Cardin.

Así mismo, Jeanne Moreau ha trabajado con Elia Kazan, Luis Buñuel, Jacques Demy, Peter Brook, Jean Jacques Annaud, Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders, Amos Gitai…

En 1961, una vez finalizado el rodaje con Michelangelo Antonioni de La notte junto a Marcello Mastroianni y Monica Vitti, se incorpora a rodar Eva bajo la batuta de Joseph Losey en Venecia, en plena ebullición de la nouvelle vague francesa y el free cinema inglés.

Condecorada por el gobierno francés como Officier des Arts et des Lettres, Officier de l´Ordre National de la Legion de Honneur, entre otros galardones, Jeanne Moreau ha sido considerada un icono feminista pues en 1971 firmó un manifiesto posicionándose a favor del aborto.

Joseph Losey

Americano, de Wisconsin, nacido en 1909, después de un notable debut con El muchacho de los cabellos verdes que rodó en 1948 y, La gran noche, de 1951, tuvo que exiliarse a Europa por figurar en la lista de la caza de brujas del senador McCarthy ya que pertenecía al Partido Comunista. Vivió en primer lugar en Italia donde rodó en 1952 con el gran Paul Muni, Imbarco a mezzanotte. Instalado en Gran Bretaña definitivamente tuvo una carrera de grandes éxitos que comenzaron con Eva, que deslumbró a la crítica para continuar en 1963 con El sirviente, donde dirigió al enorme actor Dirk Bogarde que realizó una interpretación en la cima de sus capacidades interpretativas, aunando la elegancia que siempre le caracterizó con la perversidad que requería el personaje de mayordomo. Losey ha realizado cine intelectualmente ambicioso y comprometido, con personajes de profunda psicología en tramas perturbadoras en guiones de gran emoción, contando siempre con los grandes actores y actrices de su tiempo como Elizabeth Taylor (Ceremonia secreta), Glenda Jackson (La inglesa romántica), Julie Christie (El mensajero) que fue galardonada con la Palma de Oro de Cannes. Michael Caine, Alan Bates, Richard Burton, Oliver Reed, Stanley Baker, James Fox… En 1966 realizó una adaptación de un famoso comic: Modesty Blaise con la fabulosa Monica Vitti en el rol de la superheroina que da título a la película. Trabajó así mismo con grandes guionistas como el escritor Dalton Trumbo en El Merodeador (1951); el dramaturgo, premio Nobel, Harold Pinter (El sirviente); Tenesse Williams realiza el guion de su propia obra teatral El tren de la leche ya no se detiene aquí escrito a mayor gloria de Tallulah Bankhead y que para Joseph Losey convierte en Boom/La mujer maldita (1968) otorgando el rol principal a Liz Taylor. El escritor, político y guionista, miembro de la Académie Goncourt, Jorge Semprún, en Las rutas del sur que rodó en 1980. Su última película Steaming (1985) con Vanessa Redgrave, Diana Dors, Patti Love y Sarah Miles no tuvo buena acogida por la critica y su estreno pasó desapercibido, un año después del fallecimiento de su autor. En un cajón secreto permanece dormida la adaptación que realizó junto a Harold Pinter sobre En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, ya que no se hallaron productores dispuestos a embarcarse en tan magno proyecto. La filmoteca de Cataluña celebró en 2009 el centenario del cineasta con la proyección integra de su obra. En 2020, el crítico Alex Gorina lo catalogó entre los 125 mejores directores de los 125 años de la Historia del Cine.

Imagen publicitaria de Eva.

James Hadley Chase (1906 –1985)

Es conocido como el escritor de los máximos seudónimos. De su nombre de nacimiento, René Lodge Brabazon con el que surca los cielos como piloto de la Royal Air Force, con el que no firma ninguna de sus obras, pero sí lo haría, sobretodo como James Hadley Chase, además de James L. Docherty, Raymond Marshall, R. Raymond, Ambrose Grant… Todos ellos se empeñaban en imitar a Dashiel Hammett, aunque fueron denunciados por plagio por James McCain. Sus personajes andan siempre comprometidos en actos delictivos, traiciones y otras dramáticas miserias, mientras sus tramas forman parte de la inspiración de Quentin Tarantino.

De su prolífica producción, críticos y aficionados al género negro destacan cuatro novelas, No hay orquídeas para Miss Blandish, editada en España por Anagrama; Acuéstala sobre los lirios, El fruto prohibido y Eva, estas tres últimas editadas por RBA. Muchos de sus libros han tenido adaptaciones cinematográficas, la última, realizada en 2018, es otra versión de Eva rodada en París por Benoit Jacquot con Isabelle Huppert (gran elección pues Huppert es de la misma raza actoral que Moreau) y el malogrado Gaspard Ulliel.

Eva, la novela

Escrita para lectores con las manos sucias, según reza en la solapa de una de sus ediciones españolas e influenciado por las obras de James McCain, James Hadley Chase escribe Eva en 1940. La acción transcurre en EE UU. El personaje es una mujer sumamente vulgar, ni es bella, ni tiene encanto, se muestra en todo momento apática e indiferente, mal encarada, que odia a los hombres. En ciertos aspectos sí recuerda a la protagonista del film interpretada por Jeanne Moreau. Se muestra fría, arisca e insensible. El personaje principal masculino no actúa como se espera de un hombre que vive obstinado en seducir a un espécimen femenino como Eva, pues parece que cuanto ella más le ignora, él más la desea. Eva es un personaje atormentado, miente constantemente y se burla del género masculino. En el tramo final de la novela se desvela el motivo de este comportamiento. Hay muchos elementos que me resisto a abordar por no hacer spoilers pues es una novela muy recomendable que, si, lectores, habéis llegado hasta aquí, seguro que os interesa tanto leerla como ver la película, o bien por primera vez o hacer un nuevo visionado.

Eva, el film

Drama de una obsesión. Es una trágica historia de peligrosa atracción, pero sobretodo es el retrato perfecto de una mujer, perpetrado, yo diría, entre su director, Joseph Losey y su actriz Jeanne Moreau, más que por sus guionistas. El cine negro clásico se suele prodigar en química sexual extrema, pasiones torturadas, a menudo entre una mujer fatal y un hombre duro que terminará enamorándose de ella. La traición y el crimen deben figurar en su trama de forma determinante. Como anécdota revelaré, para curiosos, algunos de los cameos existentes durante su metraje: el ya mencionado De Sica, la mecenas norteamericana, residente en Venecia, Peggy Guggenheim y el mismo Losey que aparece al inicio del film en la secuencia del Harry´s Bar.

Eva es una mujer de gran peculiaridad que siempre porta con ella un tocadiscos en el que suena a toda hora la misma canción, Willow weeep for me, en la voz de Billie Holliday.

Fiel a la novela en cuanto a los personajes y su psicología, destaca y la separa de esta al convertirla en un fresco fascinante sobre el misterio del deseo confundido con el amor en un escenario decadente y misterioso como es la mítica, histórica, trágica y sublime ciudad de Venecia, todo un acierto situarla allí, alejada de lo que suele ser habitual en las tramas del género policiaco y el noir. Sus primeros fotogramas nos muestran una Venecia vacía, desolada, ilustrada musicalmente por el jazz de Michel Legrand. La cámara, asomada al Gran Canal frente a la isla de San Giorgio, enfoca un plano americano donde aparecen unas góndolas entre la bruma, para continuar dando un barrido por la desierta plaza de San Marcos fluctuando hasta llegar al Palacio Ducal donde hace hincapié en mostrarnos un relieve escultórico, existente en su fachada, de dos figuras bíblicas que representan a Adán y Eva; inmediatamente después nos introduce en el legendario Harry´s Bar donde aparece Stanley Baker, su protagonista masculino, en el rol de Tyvian, escritor célebre cuya primera novela ha servido de base a una película que acaba de triunfar en el Festival de Cine, rodeado de otros personajes que forman parte del engranaje de un film. Pronto se encontrará con Eva y descubrirá su deseo de poder y dominación, aunque no tardará en reconocer su naturaleza de usurpador, llena de mezquindad. En la piel de Eva, Jeanne Moreau compone un personaje de femme fatale que aparece como una intrusa en su vida, portando una buena carga de violencia moral, para poco a poco convertirse en lo más importante de su vida.

Eres un perdedor, no quiero el dinero de un perdedor. Le dice Eva a Tyvian en un momento álgido de gran tensión.

Losey, como autor, maneja texturas narrativas de gran inspiración adaptándose a las pulsiones existenciales de sus personajes dejando constancia de que nos hallamos ante la mejor obra que ha rodado hasta la fecha, utilizando sus propias herramientas del lenguaje cinematográfico, con el ritmo adecuado, el ritmo que le exige la historia, envolviendo la trama en una espiral perturbadora, realmente inspirado, creyendo firmemente en lo que cuenta. Cine puro que se recrea en un estilo elegante en la construcción de las secuencias, sustentada en una puesta en escena brillante alejada de elementos superficiales, desvelando los secretos existentes en las relaciones humanas abocadas al fracaso.

El vestuario de la actriz en las diferentes secuencias, abrigos, vestidos, zapatos, pijamas, sombreros, chinelas, etc. pertenecen a las colecciones que Pierre Cardin creó expresamente para la película. La cámara se muestra deslumbrada ante el rostro y el cuerpo de Jeanne Moreau que se halla, a sus 34 años, en la cumbre de la elegancia, belleza y sensualidad, desenvolviéndose ante ella con la naturalidad propia de su incuestionable talento.

Sin extraviarme en sutilezas diré que todos los elementos que configuran este film lo han convertido en una película de culto, un mito indiscutible del cine. Personajes cargados de claroscuros, en la nocturna Venecia, dónde las negras góndolas se deslizan sobre las oscuras aguas de sus canales flotando como ataúdes en la noche en un fastuoso réquiem final.

Más sobre Eva en www.hunterartmagazine.com

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