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Eve Arnold: Fotografiar a Marilyn es descubrir el brillo entre la bruma

Marilyn Monroe. Eve Arnold

«No me considero una especie de mercancía, pero estoy convencida de que la mayoría de la gente no ve otra cosa en mí. Me molesta que un sex symbol se convierta en objeto. No soporto ser un objeto». (Marilyn Monroe)

«Marilyn era inteligente, divertida y tenía cerebro, era encantadora». (Eve Arnold)

Si has sido capaz de sacar buenas fotos de Marlene Dietrich, no te imaginas lo que podrás hacer conmigo», le espetó Marilyn a Eve al poco de conocerse. Eran ambas dos mujeres jóvenes que iniciaban su carrera profesional al mismo tiempo. Marilyn Monroe, según palabras de Eve Arnold, tenía un control absoluto de sí misma estando delante del objetivo de una cámara. Sin ser cerebral, posaba con un instinto puro ante el fotógrafo, sabiendo moverse con naturalidad conduciendo su propio juego. Con sus imágenes, Arnold supo desvelar el misterio existente en una auténtica mujer más allá de la sensualidad y el mito erótico.

Huellas

Cuando sueñas con ser médica, bailarina o escritora y el camino se tuerce y te conviertes en fotógrafa puedes pensar que todo te ha salido mal, pero si poco después te incorporas a una de las instituciones más importantes en el ámbito de la fotografía es que te hallas en el lado bueno de tu vida laboral. La vida de un fotógrafo es un camino lleno de huellas que interpretan, una a una, su evolución personal que se configura por medio de la propia necesidad de analizar minuciosamente, a través del microscopio, el proceso creativo en el que se halla inmerso, encontrando pistas y respuestas que den sentido al relato de su trabajo. Para Eve Arnold la fotografía era una herramienta que iba más allá de considerarse un recurso expresivo. «Miro lo esencial del rostro oculto del personaje y descarto el resto que solo añadiría paja al retrato».

Visión emocional

Estamos ante una de las mujeres más importantes en la historia de la fotografía, una de las grandes fotoperiodistas del siglo XX. Tiene una poderosa influencia como retratista; ante su cámara desfilaron grandes personajes como Malcolm X, la Reina Isabel y la familia real inglesa, la familia Kennedy y grandes actrices y actores como Marlene Dietrich, Joan Crawford, Liz Taylor... y Paul Newman en su celebre fotografía durante su época de estudiante en el Actor´s Studio. Su tema absoluto fue el ser humano y sus circunstancias, observado siempre desde una óptica respetuosa, con gran comprensión y empatía poniendo énfasis en el momento de las circunstancias en que vivía, mostrando una profunda luz emocional ante su complejidad, sin juzgarlo, intentando analizarlo en conversaciones sin palabras, solo con miradas, en la que la cámara se convierte en el vehículo preciso para las confesiones, estableciendo sinceros vínculos intelectuales, captando el mensaje personal, de todo aquel o aquella a quienes retrataba que, por muy oculto que estuviera, Arnold tenía la facultad de sacarlo a flote, casi sin proponérselo; por ello, su trabajo podría considerarse como una colección de historias con un nítido tono personal e intimista.

Joan Crawford

Joan Crawford Eve Arnold

Eve Arnold y Marilyn Monroe establecieron una íntima relación amistosa hasta la desaparición de la actriz en su trágico final en 1962 cuando contaba treinta y seis años de edad.

Orígenes

Nacida en Filadelfia, en el seno de una humilde familia de nueve hermanos, originaria de Rusia, Eve Arnold (1912 – 2012), su padre, un rabino ucraniano, convencido de la santidad del hogar y del destinatario rol secundario de la mujer, alejándola de la esfera pública.

Abandona a la familia a los 31 años para ir a vivir a Nueva York donde hace un curso de fotografía con Alexey Brodovitch, director artístico de Harper’s Bazaar; trabaja en varios medios como fotógrafa y da muchos tumbos hasta recalar en la legendaria Agencia Magnum. Su portfolio sobre la vida en el barrio neoyorquino Harlem que fue publicado en la revista británica Picture Post interesó a Cartier Bresson, y a Robert Capa, que tenía la idea de incluir nuevos profesionales dando un giro a la agencia. Inge Morath y Eve Arnold fueron las fotógrafas pioneras en ingresar en la agencia que inmediatamente les concedía el status de fotógrafas de enorme interés. En la actualidad hay algunas mujeres más en Magnum, contando con dos españolas: Cristina García Rodero y Cristina de Middel.

Según Zelda Cheatle, jefa de ventas de la Photographers Gallery de Londres había detallado en el libro The protograph that changed my life, publicado en 2020: «Eve Arnold tenía una enorme voluntad para conectar con las personas y su sentido común, ya se tratara de retratar la pobreza, la excentricidad o la fama».

Capa definió admirativamente el ámbito en el qué, según su opinión, oscilaba el trabajo de Arnold: «Metafóricamente hablando, el peso de su trabajo va desde las piernas de Marlene Dietrich a la amarga existencia de los trabajadores temporeros».

«No debe ser fácil transitar con equilibrio entre el alto estatus de la fama y la vida a ras de suelo como lo hizo Eve Arnold. Esta condición se confirma cada vez que uno observa su obra, la diversidad de temas y sujetos que abordó a lo largo de su trayectoria. Su versatilidad -trabajó desde la moda al reportaje o el retrato-, probablemente encuentre anclaje en ese concepto tan etéreo y quizás manido, pero concluyente, que es la humanidad. Rebajar el icono, limar el glamour, hasta convertirlo en algo humano y accesible, sigue siendo un reto complejo». Fue la opinión del critico y comisario de fotografía Alberto Martín que, sin duda, mantiene relación con la idea que Robert Capa expresaba en el párrafo anterior.

Vidas rebeldes

En el rodaje de The Misfits, la película que John Huston rodó en 1960 en el estado de Nevada, con guion del dramaturgo Arthur Miller, esposo, a la sazón, de Marilyn Monroe, que interpretaba el rol principal femenino. La Agencia Magnum logró que algunos fotógrafos pertenecientes a sus filas como Dennis Stock, Cartier Bresson, Cornell Capa, Ernst Haas, Inge Morath y la propia Eve Arnold, entre otros, colaboraran en el rodaje ocupándose de la foto fija y los reportajes para prensa, además de Russell Metty, que ejercía de director de fotografía. Durante el tiempo que duró la filmación se sucedieron infinidad de incidentes debidos mayormente a los problemas personales de Marilyn, agudizados por el clima del desierto que solía superar diariamente los 40º. La muerte planeó sobre el rodaje pues poco tiempo después de finalizado murieron dos de sus participantes: Clark Gable, protagonista masculino, un mes después, debido a un agudo infarto de miocardio y Marilyn que tuvo un terrible final, lleno de incógnitas, que la prensa continúa aireando, además de la literatura y el cine pues existe un film pendiente de estreno, basado en Blonde, la novela de Joyce Carol Oates, interpretada por Ana de Armas. Volviendo a la película de Huston, que ha conseguido, por derecho propio, una gran aureola de melancolía, se estrenó en España con el titulo de Vidas rebeldes. La editorial Phaidon, publicó un libro, The Misfits: historia de un rodaje, que ha conseguido acrecentar todavía más la leyenda de este gran filme, convertido en clásico, que reúne más de doscientas fotografías tomadas por los fotógrafos de Magnum mencionados, con textos de Serge Toubiana, director de Cahiers du cinema y de la Cinemateca francesa, que realizó una extensa entrevista a Arthur Miller en la que deja patente qué había concebido la película como un regalo para su mujer, un rol distinto a los que había interpretado anteriormente, dándole la oportunidad de convertirse en actriz dramática. Lo que quedó absolutamente claro pues Marilyn lo borda.

Humana y sublime

La mujer más deseada del planeta, icono sexual mitificado hasta la saciedad, humanizaba el término «mito» sin proponérselo; es también la actriz más célebre de la Historia del Cine, por encima de las mas grandes como Bette Davies y Joan Crawford, Barbara Stanwyck, Greta Garbo, Katharine Hepburn y las más populares como Marlene Dietrich, Shirley McLain y Audrey Hepburn. Reverenciadas mundialmente por hordas de fans de todos los tiempos. «Ser feliz es casi tan difícil como ser actriz». Esta frase en sus labios dice mucho sobre la naturaleza de su vida. Trabajó con los más grandes cineastas de su época, pero cuando uno recuerda esas películas principalmente piensa en algún fotograma donde ella aparece; murmurando la canción Kiss en Niagara. Con su vestido al viento en La tentación vive arriba, y sobre todo creando icónicas imágenes en la qué, sin duda, es su mejor película Con faldas y a lo loco. Amiga íntima de Truman Capote, que se inspira en ella para la creación de Holy Golightly, personaje principal de su novela Desayuno en Tiffany; cuando va a realizarse la película intenta imponerla, pero la productora prefiere a Shirley McLaine o a Audrey Hepburn, recayendo el rol, como ya sabemos, en la actriz belga -ahora es impensable imaginar la película con otra actriz, aunque cada una de ellas hubiera sido una elección acertada que nos hubiera dado un film distinto al que conocemos-. Monroe, la chica que leía a Proust y a Lorca, siempre fue una actriz aplicada que deseaba aprender cada vez mas de su oficio. Teniendo ya experiencia y gran status como actriz, se matriculó en el Actor´s Studio de Lee Strasberg, en Nueva York, siendo una perseverante alumna que realizó un admirable aprendizaje. Únicamente durante el rodaje de sus últimas películas mostró un comportamiento absurdo, que complicaba las situaciones y las relaciones con el director, llegando tarde al set, olvidando sus frases, siendo menos comunicativa pero más caprichosa e insegura, sobre todo en su última película Vidas rebeldes donde se encontraba inmersa en uno de sus ciclos autodestructivos pues veía como su relación matrimonial con Arthur Miller se iba a pique. Vivió entre grandes abismos, su historia no puede ser interpretada de una única forma, para llegar a la verdad es preciso bucear entre sus páginas con rigor, sabiendo eliminar las mentiras pues suelen ser más impactantes que la realidad. Murió por una sobredosis de somníferos en el verano de 1962, cuando contaba 36 años de edad. A día de hoy, todavía existen especulaciones sobre su muerte, rodeada de un halo de misterio.

Eve & Eve

Eve Cohen se convirtió en Eve Arnold tomando el apellido de su primer marido. Se la conocía además por su nobleza y humildad. Las fotografías que realizó de Monroe revelaron al mundo la gran complejidad de la actriz, mostrando un sensible acercamiento a su personalidad marcada por la soledad y su desarraigo personal enfocados desde una conmovedora vulnerabilidad, creando un documento necesario para comprender a uno de los mitos cinematográficos más importantes del siglo XX. Arnold consideró de gran importancia bucear en el interior del personaje, en el significado glamouroso de una gran estrella, para hallar la humanidad existente.

Final

Eve Arnold nos asombra igualmente en cualquiera de sus trabajos; cuando expone un discurso intimista como expresa en su serie Tras el velo, donde mostró la cultura musulmana como ningún fotógrafo lo había hecho hasta entonces. De forma existencialista, realiza un recorrido lleno de mensajes sobre las costumbres religiosas a través de las relaciones de poder en la familia, comunicando grandes destellos humanistas por medio de sensibles apuntes y giros emocionales.

«Existe cierta coherencia en cómo piensas de ti misma y en cómo fotografías a otras personas».

Desarrollaba un discurso sobre la fragilidad del hombre en su entorno. Malcolm X confesó sobre ella, asombrado por el delicado mensaje, lleno de respeto, que la acompañaba durante todo el año de trabajo que realizaron conjuntamente sobre un profundo contexto intimo, a través de su poderosa personalidad.

Así se expresaba en su primer libro, publicado en 1976: Eve Arnold. The unretouched woman: «En mi trabajo hay temas recurrentes. Fui pobre y me ha interesado documentar sobre la pobreza; perdí un hijo y me obsesioné con la maternidad; me sentí atraída por la política e intenté averiguar como afectaba a la vida de los ciudadanos. Soy una mujer y quise saber más sobre las mujeres».

No le entusiasmaba trabajar en el estudio pues pensaba que allí se conseguían imágenes artificiales, debido a las posibilidades de control existente en este espacio, donde el gesto puede ser controlado falseando la naturalidad del modelo.

Su lente captó lo trascendente del dolor del espíritu, mirando en las diferentes facetas basadas en el concepto de la humanidad descubierta bajo el barniz del icono y su glamour, retratando las tragedias con la finalidad de comprenderlas.

Más sobre Eve Arnold en

www.hunterartmagazine.com

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