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Tráfico de lagartijas de Ibiza y Formentera en el Siglo XXI

El comercio para terrarios en Holanda y Alemania sigue siendo una de las amenazas que pesan sobre las lagartijas pitiusas. En Internet pueden encontrarse anuncios de compraventa y unos criadores alemanes están intentando legalizar su actividad

Ejemplar de Formentera con las tonalidades más buscadas. CAT. | CAT

Cuando se habla de tráfico de especies, las imágenes y titulares que acudirán a nuestra mente serán los de los elefantes africanos masacrados por sus colmillos, las de los chimpancés rescatados por la primatóloga Jane Goodall o quizás las noticias de unas pequeñas tortugas de Galápagos envueltas en plástico y decomisadas en un aeropuerto. O recordaremos el caso del pangolín, considerado el mamífero con el que más se trafica, un tráfico, además, en el que podría encontrarse el origen del coronavirus covid 19.

El tráfico de especies –una de las grandes amenazas para la biodiversidad del planeta– alcanza a tantos taxones de flora y fauna que el inventario podría llenar un libro. Y las lagartijas endémicas de Ibiza y Formentera están en esa lista. Aunque ya fue el coleccionismo científico el que puso en peligro algunas poblaciones y hace dos décadas el tráfico para terrarios fue intenso y se registraban algunas intervenciones policiales importantes, mayores y mejores controles han logrado que la amenaza disminuya. Sin embargo, persiste al menos un tráfico menor, a pequeña escala, que aún puede detectarse indagando en foros y webs de aficionados a los reptiles y anfibios.

Dedicando algunas horas a buscar con cierta profundidad, se llega a la primera conclusión de que es en páginas alemanas donde más se buscan lagartos y lagartijas endémicas como la sargantana pitiusa (Podarcis pityusensis) o la balear (Podarcis lilfordi), las dos únicas especies de las islas –junto al ferreret (Alytes muletensis)– supervivientes de la fauna plio-pleistocénica de Balears.

En esta página aseguran que tienen ejemplares de ses Bledes, s’Espartar y es Vedrà. PoR CRISTINA AMANDA TUR @territoriocat

En una búsqueda inicial en inglés, el primer anuncio que llama la atención se localiza en una página destinada a poner en contacto a vendedores particulares y compradores de todo tipo de reptiles, anfibios, insectos, arañas e incluso algunos mamíferos para tenerlos como mascotas encerrados en terrarios. Aparece una fotografía de un ejemplar macho que sin duda es de la especie pitiusa y que se muestra en uno de esos táperes con los que te traen la comida china a casa. Un tal Aitor Sancho, desde España, anuncia que vende el macho, «muy grande y con mucho azul», por cien euros. Y añade que también dispone de «algunas» hembras, que vende por 50 euros.

El anuncio es de hace dos años. En la misma web, encontramos a un tal Roger que quiere comprar una lagartija ibicenca. El anuncio es de hace tan solo un mes y está en alemán. Repetimos la búsqueda por zonas –en Alemania y también en Holanda– tal y como permite hacer la misma web, y ahora también en idioma alemán, y aparecen más casos. Un tal Dennis , que figura con la bandera de Holanda, vende un ejemplar de la subespecie del islote de s’Espartar y asegura que dispone del documento Cites, algo muy difícil porque la propia conselleria balear de Medio Ambiente ha confirmado al Cites –el Convenio Internacional de Especies Amenazadas– que desde los años 80, desde la entrada en vigor de la ley que prohíbe la captura de lagartijas de las islas, no se ha concedido ningún permiso de cría en cautividad ni autorización para la extracción de individuos de ninguna isla ni islote.

A la izquierda, un anuncio en el que se vende el macho de la imagen por cien euros. A la derecha, un vendedor asegura incluso que sus lagartijas tienen documentos. PoR CRISTINA AMANDA TUR @territoriocat

Y lo cierto es que el Govern ha tenido que informar de ello porque existe un proyecto para legalizar un criadero de lagartijas pitiusas en Alemania con el objetivo de comerciar con estos animales. El criadero está promovido por un equipo de criadores de reptiles que disponen ya de lagartijas pitiusas –ellos mismos lo explican en una web– y que aseguran que llevan más de cuarenta años criándolas. Por tanto, según su versión, las lagartijas iniciales habrían sido atrapadas antes de la prohibición de extraerlas de su hábitat. Sin embargo, sin ningún documento que lo acredite y ante las sospechas de que los ejemplares hayan sido capturados de manera ilegal, resulta difícil que el Cites en España lo autorice (los alemanes lo han solicitado en su país a través de su ministerio de Medio Ambiente); el proyecto cuenta, asimismo, con un informe desfavorable firmado por el herpetólogo Valentín Pérez Mellado, el investigador que actualmente mejor conoce la situación de las lagartijas que existen en todo el archipiélago balear y que, junto a la investigadora Ana Pérez Cembrano, realiza, entre otros, el seguimiento de las poblaciones de las reservas de es Vedrà, es Vedranell i els illots de Ponent.

Botellas-trampa

El herpetólogo de la Universidad de Salamanca Valentín Pérez Mellado ofrece una prueba más de que siguen extrayéndose lagartijas ilegalmente de las islas, incluso de los islotes protegidos. Y la prueba es que en los illots de Ponent han encontrado trampas para atraparlas, botellas cortadas que no estaban en ese momento preparadas para capturar los reptiles pero cuyo fin, sin duda, era ese. Es decir, estas botellas partidas estaban volcadas porque en esos momentos no se utilizaban; cuando se colocan estas trampas hay que vigilarlas constantemente porque las lagartijas no tardan en morir si se dejan atrapadas en una botella de cristal o plástico, al sol y con el calor. Y ello es algo que hay que tener en cuenta para evitar dejar accidentalmente trampas mortales para los animales en los jardines o terrazas.

Está prohibido coger lagartijas para encerrarlas en terrarios.

Las más buscadas

En realidad, en esta investigación se han hallado dos páginas de dos grupos distintos de criadores de reptiles que afirman tener ejemplares pitiusos. Las dos son alemanas. En la segunda de ellas puede leerse: «Actualmente contamos con tres subespecies de lagarto pitiuso: Podarcis pityusensis gorrae, Podarcis pityusensis kamerianus y Podarcis pityusensis vedrae».

Siguiendo con algunos anuncios más que pueden encontrarse en internet, en otra página, asimismo en alemán, hallamos a más aficionados a la terrariofilia que buscan diversas lagartijas de las islas. Un posible comprador especifica que desearía un ejemplar de colores azul y negro. Y lo de los colores es importante, porque las variedades con los colores más llamativos –como los azules turquesa o verdes esmeralda de algunas subespecies– son las más buscadas y podrían tener un precio superior.

Hay que señalar, por aportar un dato que podría considerarse positivo, que, en ocasiones, alguno de los participantes en los foros o visitante de alguna de estas páginas interviene para informar de que los reptiles que buscan o venden no pueden tenerse como mascotas porque es ilegal. De hecho, una de las conclusiones de esta investigación –realizada para el Nautilus, el programa de ciencia y medio ambiente de IB3 radio– es que existe un gran desconocimiento sobre la ilegalidad que supone extraer estas especies de su hábitat.

Un último detalle importante es la duda que surge del hecho de que en el primer anuncio citado, el que muestra la foto de un macho en un táper, es de un vendedor de Vitoria, y en la misma comunidad existe un punto, San Juan de Gaztelugatxe, donde la sargantana pitiusa se considera invasora. Es decir, la pregunta es si existiría alguna diferencia si el ejemplar con el que se trafica ha sido atrapado en su lugar de origen o en un área en la que es especie invasora. Valentín Pérez Mellado aclara este punto y asegura que la situación es la misma. «Criarlas en cautividad –añade–, procedan de donde procedan, solo sirve para fomentar la terrariofilia e incrementar la demanda de individuos de otras poblaciones. Hay que hacer una labor de educación ambiental y que la gente entienda que las lagartijas, lo mismo que cualquier otra especie silvestre, deben estar en libertad y no en terrarios».

Los grandes alijos

Dos de las más importantes intervenciones de lagartijas extraídas ilegalmente de las Pitiüses se registraron en el año 1988. El primer caso fue en el mes de febrero, cuando, en el aeropuerto de Heathrow, se descubrieron 400 lagartijas en el interior de una maleta. Ya en diciembre, en una operación entre el servicio de Aduanas de Reino Unido, Greenpeace y el Govern, con la colaboración de British Airways, se rescataron 450 ejemplares más en Bristol. Un ejemplo más reciente es el caso de las cuarenta lagartijas que en el año 2001 fueron intervenidas en el barco de Formentera a Eivissa y que tenían como destino Alemania. 

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