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Coses nostres

La flor tras la piel de serpiente

En el mes de abril pueden verse aún en los campos pitiusos los últimos ‘gallets’ del invierno, unas plantas tóxicas, todoterreno y con una forma muy particular

En la foto se aprecia la espata manchada con el espádice sobresaliendo como una lengua. CAT

El gallet –que es su nombre popular– es una de las plantas más curiosas, más conocidas y más abundantes de campos y garrigas pitiusas, y puede encontrarse tanto en umbrías bajo los pinos, algarrobos o higueras como en terrenos áridos al sol. Es una hierba de grandes y anchas hojas sagitadas entre las que, en época de floración (de noviembre hasta ya entrado el mes de abril), surgen las sorprendentes formas que le dan el nombre común de gallet. Esta parte de la planta es la espata, una pieza que, como una capucha, protege la inflorescencia. De este modo, aunque identifiquemos esta espata con la flor del gallet, el cono de flores, técnicamente, se encuentra en el interior de esta envoltura. Las flores femeninas, en un número que oscila de dos a diez, se encuentran en la base del espádice –la ‘lengua’ del gallet– y las masculinas, una treintena, se sitúan sobre las primeras. La parte superior es estéril.

Hipócrates llamaba ophis, que en griego significa serpiente, al arísaro o dragontea menor (que son sus nombres habituales en castellano), y en los herbolarios aún pueden conocerlo como serpentaria. El origen de esta asociación nominal se encuentra en el tallo y también en buena parte de la espata, que, tal y como puede observarse en el ejemplar de la imagen, presentan manchas que pueden recordar la piel de una serpiente; a menudo, las asociaciones que dan nombre a las plantas son tan indefinidas y vagas como en este caso.

La raíz del arísaro era tradicionalmente consumida cocida y endulzada con mucha miel. En la Enciclopèdia de Ibiza i Formentera se incluye una referencia al botánico Andrés Laguna, que cita este consumo en Balears en el año 1570. Estas raíces con miel, se añade en el texto, eran servidas «como si fuese una torta real».

Y, según ya indica el hecho de que en los herbolarios tengan un nombre para esta planta, tiene algunas propiedades medicinales, para aliviar los síntomas del asma y la tos, como laxante y expectorante. Lo cierto es, sin embargo, que el arísaro puede ser muy tóxico, por lo que no se recomienda su consumo y sí conformarse con las propiedades cicatrizantes que tienen sus hojas frescas, usadas tradicionalmente para curar quemaduras.

El nombre científico del arísaro es Arisarum vulgare, aunque pueden encontrarse dos decenas de nombres sinónimos. Arisarum es una palabra compuesta por los términos latinos ‘arista’ (por el espádice, la lengua) y ‘arum’ (por la espata que protege el espádice). Esta planta es de la misma familia –las aráceas– que la cala o los filodendros, y aunque en principio parecen grupos muy diferentes, fijándose bien, se descubre que todas ellas tienen una característica inflorescencia en espádice protegida por una espata, aunque su forma difiera mucho de la particular y única configuración del gallet.

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