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Sitges, forns y piratas masacrados en sa Conillera

En sa Conillera no sólo hay lagartijas y ‘virots’. También hay 26 elementos etnológicos que fueron documentados cuando hace una década se descubrieron cuatro tumbas de piratas.

Restos de la ‘sitja’ E-15, situada al sur de la isla, muy cerca de los acantilados.

Las Reservas Naturales de es Vedrà, es Vedranell y los islotes de Ponent, que celebran este año el vigésimo aniversario de su creación, son algo más que reductos de fauna y flora singulares. También contienen elementos arqueológicos, etnológicos y constructivos que necesariamente hay que estudiar y preservar, como los que se encontraron en 2009 en sa Conillera. Aquel año, unos excursionistas acompañados por técnicos de las reservas hallaron casualmente restos óseos humanos en la parte más plana y baja del islote. En febrero de 2009, un forense de la Guardia Civil se desplazó allí para exhumar los restos y comprobar si correspondían a un hecho reciente, relacionado con alguna desaparición o asesinato. O no. Fue que no: aquellos huesos tenían siglos de antigüedad, aproximadamente cinco.

Un año más tarde (los días 21 de abril, 30 de abril y 12 de mayo), los arqueólogos Ricard Marlasca, María José Escandell Torres y Josep López Garí, de la empresa Posidonia, excavaron en la zona para averiguar la procedencia de esos restos y si había algunos más. Encontraron en total cuatro cadáveres que, por las pruebas de carbono, databan del siglo XVI: tres pertenecían a inhumaciones y el cuarto a una posible incineración. Por cómo murieron y por la configuración de sus cuerpos, concluyeron que posiblemente eran piratas turcos.

Construcción de unos cuatro por dos metros con puerta y techo. DI

Acabada esa excavación hicieron una prospección para documentar las diferentes estructuras históricas o etnológicas de la isla, por si existían otros yacimientos que se pudieran relacionar con la necrópolis donde hallaron los cuatro cuerpos o con la época en que fueron datados. Documentaron 26 estructuras repartidas por toda sa Conillera, sobre todo por su parte norte, pero ninguna parecía estar relacionada con el siglo XVI, sino con la época moderna. «Como mínimo» fueron construidos «unos 300 años después» de que fueran enterrados aquellos piratas que acabaron sus vidas acribillados a machetazos y por el plomo.

De esas 26 estructuras, 14 corresponden a sitges de carbón y ocho a construcciones diversas. Hay, además, un forn de calç, un edificio, un muro y un pozo con abrevadero.

Muchas ‘sitges’

De la sitja conocida como E-1 queda «más o menos muy conservado el muro de delimitación», de casi 11 metros de diámetro. Los arqueólogos consideraron que fue creado en la segunda mitad siglo XIX o principios del siglo XX, como las otras 13. Para la sitja E-2 aprovecharon una zona donde la roca natural forma una pequeña pared y construyeron el resto con forma elíptica, de manera que tiene una geometría irregular: 9,7 metros de longitud por 7,20 metros de ancho: «Como las otras sitges, creemos que podrían haber sido empleadas por los fareros de la isla para no tener que trasladar constantemente el carbón desde Ibiza», señalaron los arqueólogos.

La denominada ‘casa Aníbal’ (E-25). | D.I.

La sitja E-9 se encuentra en el norte de la isla, en una zona plana donde hay varias más. Se trata de un círculo de piedras de grandes dimensiones (7,40 metros de diámetro) y no muy bien conservado. La E-10 forma parte de ese conjunto (debió ser un círculo de grandes dimensiones, de unos ocho metros de diámetro, que aún contiene restos de carbones y sedimento cenizo), como la E-11, que tiene una forma ligeramente elíptica.

La sitja E-12, circular, tiene sin embargo unas dimensiones muy reducidas, de 5,5 metros de diámetro, y su estado de conservación es «relativamente bueno». Les sorprendió su situación, «muy cerca del acantilado, en una zona que, a pesar de ser plana, tiene cierta pendiente». La E-13 es la más próxima a la costa y está ubicada a pocos metros del embarcadero: «Eso hace pensar que su propósito era fabricar carbón para llevarlo a Ibiza». Es de grandes dimensiones, de unos ocho metros de diámetro. Como la E-14, que tiene 8,50 metros de diámetro.

Interior del ‘forn de calç’. | D.I.

Al sur de sa Conillera, muy cerca de los acantilados de la costa occidental, hay otro importante conjunto de sitges, como la E-15, que tiene un muro perimetral de piedras grandes y medianas de 7,30 metros de diámetro. Más grande es la E-16, de 12,20 metros de diámetro: «Debían querer extraer un gran rendimiento en una sola estructura, para explotar los vegetales de esta zona», apuntan en los arqueólogos en su informe. Y mayor aún es la cercana E-17, de 14 metros de diámetro. Es la más grande de la isla. La E-18 es de siete metros y en su construcción se aprovechó, en uno de sus lados, la roca madre. La E-19 tiene 6,7 metros de diámetro y está rodeada de sabinas jóvenes. La E-26 está cerca de la zona donde se excavaron las tumbas.

Suficientes árboles

La arqueóloga María José Escandell cree que muchas de esas sitges fueron creadas por los propios fareros e incluso «por gente que iba desde Ibiza hasta sa Conillera» con ese propósito. «Nada de piratas. Son construcciones modernas», afirma. ¿Y por qué iban hasta el islote si podían hacer eso mismo en Ibiza? «Sa Conillera debía tener suficiente cantidad de árboles en épocas pasadas. Y a lo mejor les era más fácil llegar en barca y hacerlo allí que en los bosques de la isla principal», explica Escandell.

‘Forn de calç’ de sa Conillera. | D.I.

La mayoría de las ocho construcciones (todas datadas en la segunda mitad del siglo XIX o principios del XX) tienen características comunes. La E-3 «parece haber servido para el cultivo o como establo para animales». Es la estructura más grande de la isla: casi 27 metros de largo por 12,2 de ancho. Tiene muros de piedra (de un metro de altura como máximo), nunca fue cubierta (como casi todas las demás) y dispone de tres compartimentos, como la construcción denominada E-4, con muros de hasta 1,4 metros de altura. Los de la E-5 tenían 1,65 metros y en ese caso carece de puerta, como la mayoría: «Eso hace pensar que se trate de una medida para evitar que se introdujeran animales en su interior». La función de la construcción E-7 «sería crear un cercado, probablemente para plantar tabaco». La E-8 «podría tratarse de un corral para animales, posiblemente algún cerdo».

La ‘casa Aníbal’

La E-25 es conocida como «casa de Aníbal», aunque es reciente. Situada en el sur, se encuentra en un lugar alto pero protegido de las vistas desde el mar. Tiene un doble muro, quizás «porque el edificio se caía o para hacerlo más resistente». A su muro original de 65 centímetros de ancho se adosó otro de 35 centímetros, «hecho destacable si se tiene en cuenta el reducido espacio interior (cinco por cuatro metros). La altura máxima conservada es de 1,73 metros, y en este caso sí que pudo haber tenido «algún tipo de cubierta vegetal muy precaria». Es posible que esta estructura esté relacionada con el pozo y abrevadero construidos en la cercana cala de s’Olleta y que «fuera usada para que se pudiera pasar allí unos días mientras se trabajaba en las sitges de carbón», muy numerosas en esa parte de la isla. Cerca hallaron muchos restos de moluscos marinos.

Construcción E-5, que no estuvo nunca cubierta. | D. I.

El pozo, de un metro de diámetro, fue construido con piedra viva. Su pared tiene forma de círculo. Tiene una profundidad de 3,80 metros. Los arqueólogos comprobaron que tenía agua. Está conectado por un canal de 1,4 metros a un abrevadero: «Sin duda, la intención del pozo era abastecer a los marineros que se quedaran por fuerza en la isla o a la gente que permaneciera allí por otras circunstancias», como trabajar en las sitges. El abrevadero está «en muy mal estado, inclinado hacia un lado». Tiene una longitud de 2,15 metros y un metro de altura.

Otra estructura, esta de mediados del siglo XX, es la E-20. Se trata de un «edificio» de 13,6 por 3,8 metros, que sí fue cubierto, y un patio. Se encuentra cerca del faro: «Fue construido por los militares para poder hacer noche cuando se hacían prácticas y maniobras en la isla», según el informe. Muy deteriorado, contiene un pequeño horno en la esquina de la casa y una pequeña chimenea adosada a un muro, así como un armario. Delante se construyó un cercado, (de 25 por casi nueve metros) buena parte de cuyos bloques fueron aprovechados para delimitar y aplanar el nuevo camino hasta el faro.

Corral, posiblemente para cerdos. | D.I.

Un ‘forn de calç’ para el faro

Entre los elementos etnológico encontrados hay un forn de calç (E-6) con la «tipología clásica» que tienen los de Ibiza. De 2,30 metros de ancho máximo y una altura de 2,40 metros, «se conserva prácticamente intacto, a excepción de la puerta, que está deteriorándose». En la entrada hay una especie de pasillo de 2,40 metros de ancho y unos 4,50 metros de largo, «que parece estar ligeramente excavado para facilitar los trabajos de alimentación y extracción del horno». Los arqueólogos lo relacionaron con «la construcción del faro, puesto que sería lógico que para ligar las piedras se optara por la elaboración en la misma isla de la cal, dado que tenían todos los materiales necesarios cerca de la zona» en que se alzó el edificio de la señal luminosa.

Construcción (E-7) cercana al embarcadero. | D.I

También se documentó la existencia de un muro de piedra (E-13b), del que se conserva sólo la primera hilada y que «no tiene nada que ver» con los muros de las construcciones halladas en la isla. Quedan únicamente unos tres metros y su finalidad podría ser la de «refugio en caso de temporal por parte de pescadores o navegantes»... Pero los modernos, no los piratas.

10 machetazos y 68 disparos

Los restos hallados en sa Conillera fueron sometidos posteriormente a un estudio antropológico por parte de Jordi Ruiz, Maria Fontanals y M. Eulàlia Subirà, que llegaron a la conclusión de que al menos tres (del cuarto sólo quedaban restos quemados y un incisivo) estaban «indefensos, con las manos atadas en la espalda, de rodillas», cuando fueron asesinados. «Los tiros -aseguran- fueron a bocajarro». «Piratas o navegantes», por un motivo u otro, «decidieron desembarcar para enterrar allí a sus muertos». En este caso, «habían sido ajusticiados», posiblemente tras ser atados «de manos y de rodillas». Los tiros fueron «a escasa distancia y de frente».

Eso les quedó claro tras analizar cada resto óseo. En el cuerpo hallado en la tumba 1 detectaron 10 cortes con arma blanca: tres en el cráneo, tres en la mandíbula y uno en la cervical (que le causó dos lesiones»), que podría evidenciar «un golpe de gracia o el intento de decapitación, puesto que se observa un corte entre las vértebras cervicales C2 y C3». Contaron en su cuerpo, además, 13 lesiones producidas por arma de fuego: en el húmero, en el codo (3), en las vértebras dorsales, en las lumbares (3), en el sacro y en la mano derecha (4).

Esqueleto de la tumba 3. | D.I.

En el esqueleto de la tumba 2 contaron hasta 14 impactos de fusil: en el esternón, en el radio (2), en el coxis (1), en el fémur izquierdo (2), en el peroné derecho (1), en el pie derecho (3) y en el pie izquierdo (4). Era un hombre de 20-24 años y de 168 centímetros de estatura que tenía caries en 16 piezas.

El individuo de la tumba 3 falleció a consecuencia de un disparo en el abdomen. El proyectil quedó alojado en la quinta vértebra lumbar. Pero no fue el único impacto que recibió: contaron hasta 41 en sus huesos: en el hombro derecho (2), en el codo derecho (1), en el hombro izquierdo (2), en el codo izquierdo (3), en la muñeca y en la mano izquierda (dos), en las cervicales (2), en las vértebras dorsales (5), en las vértebras lumbares (4), en las costillas (3), en la pelvis (12), en las rodillas (dos) y en el tobillo derecho (3). Es decir, se cebaron con él, que debía estar maniatado y de rodillas, según la trayectoria de los disparos. Debieron acribillarle con varias armas, pues hay del calibre 6, 8 y 12 milímetros.

En el caso del pirata (o lo que fuera) de la tumba 4, poco se sabe: «Está escasamente representado puesto que se trata de restos escasos procedentes de una incineración». Sí hallaron allí una pieza dental, la 22 (segundo incisivo superior izquierdo), que no se encontraba quemada.

Esqueleto de la tumba 1. | D.I.

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