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La sangre de los nopales de Ibiza

La cochinilla del carmín, que tradicionalmente se ha usado para extraer un colorante, se ha convertido en una plaga que está acabando con todas las ‘figueres de pic’ de Ibiza

Cochinilla en una figuera de pic CAT

En 2018, el Consell de Ibiza advirtió de la llegada de una plaga que afectaba a algunas especies de cactáceas y, especialmente, a la figuera de pic, que, a pesar de ser una especie introducida desde América, forma parte ya del paisaje mediterráneo. Tres años después, resulta complicado encontrar un ejemplar de Opuntia maxima –que es el nombre científico de la planta– que no esté infectado por la denominada cochinilla del carmín o del nopal.

Esta cochinilla es, real y propiamente, el carmín, el colorante rojo intenso que se usa en alimentación, en la industria textil y para dar color a pintalabios, coloretes y sombras de ojos. Incluso algunos vinos deben su tono burdeos a esta cochinilla. En la actualidad y en muchas ocasiones, los colorantes sintéticos han sustituido a las cochinillas a la hora de dar color rojo a los productos. Y ello guarda cierta relación con la proliferación del insecto, ya que, antaño, su recolección –tradicional en el Mediterráneo– podía mantener su densidad en un nivel compatible con la vida de la planta. De hecho, en las zonas de América de las que provienen estas cactáceas, ellas y las cochinillas del carmín suelen convivir en el equilibro natural normal.

Hembras de la cochinilla en una ‘figuera de pic’ infectada CAT

El insecto que puede verse en la planta, en las palas de las figueres de pic, es, en concreto, la hembra de la cochinilla Dactylopius coccus, de unos seis milímetros. Su aspecto es rojizo, prácticamente negro, y suele estar cubierto de una sustancia que parece algodón o polvo blanco. Si se limpia este algodón con una esponja mojada brota inmediatamente un líquido color rojo carmín. A primera vista, la cochinilla parece un pequeño coleóptero o un diminuto cuc de Sant Antoni (Oniscus y Porcellio), pero, en realidad, es un insecto hemíptero, lo que significa que tiene que tener alas, y son los machos los alados. Tanto hembras como machos dependen de la savia de estas chumberas para alimentarse.

Al menos desde 2018, la cochinilla se propaga sin control por los nopales de la isla, sin que se realice ninguna acción concreta para atajar el problema; el nopal, chumbera o figuera de pic es una planta que el Ministerio de Medio Ambiente incluye en la lista de especies invasoras, lo que complica la posibilidad de luchar contra cualquier plaga que le afecte. A pesar de su condición de invasora, la figuera de pic, que tiene su nombre popular en las islas, es hoy una imagen típica del paisaje mediterráneo en general y, en concreto, de la campiña de Balears. Hasta tal punto que en algunas partes de Catalunya, a la especie Opuntia maxima se la conoce como figuera de Maó. La chumbera está naturalizada en el Mediterráneo desde hace cinco siglos, poco después del descubrimiento de América, y sus usos tradicionales han sido muchos; sus palas –que son realmente las ramas de la planta–, cortadas y tostadas, se han usado en las Pitiusas para curar moratones y golpes, y la infusión de sus pétalos se ha empleado, por ejemplo, para tratar el dolor de tripa.

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