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Photosoul

Ralph Gibson, genial por un corto periodo de tiempo

La mujer es el centro de su obra y es un enigma. Lejos de un erotismo fácil, la recrea con mensajes misteriosamente emocionales en imágenes con múltiples capas

La mujer, centro de la obra

«Me encantaría fotografiar un orgasmo. Pero un orgasmo es algo que solo entiendes cuando lo estás experimentando. El resto del tiempo solo estás tratando de reconstruirlo. Para mí todo es erótico. Creo que un fetichista riguroso vería un cierto erotismo intenso en un ombligo, en la forma de un zapato o en un dedo pulgar. Yo lo veo, simplemente, en todas partes, me considero panfetichista». (Ralph Gibson).

El PhotoSoul de hoy cuenta con uno de los fotógrafos americanos más importantes de los años setenta, junto a Duane Michals y Leslie Krims, que han trabajado en la creación de un mundo propio, alejados de la fotografía documentalista tan afín a los fotógrafos estadounidenses. Ralph Gibson es un maestro de la fotografía, creador de una forma propia de mirar, de un estilo personal, reconocido por su singular trayectoria; sus obras transmiten toda su capacidad de componer imágenes, tanto en interior como en exteriores, a través de una simbología que late ligando lo cotidiano con lo onírico con agudos mensajes surreales que de forma intrínseca viene realizando durante más de seis décadas, utilizando mayormente el blanco y negro, que domina la extensión de prácticamente toda su obra. En su juventud solía frecuentar los recitales poéticos de Gregory Corso, Allen Ginsberg y Jack Kerouac, así como no podía evitar releer la obra de sus autores de cabecera como eran Borges, Cortázar y Marguerite Duras e inevitablemente todos ellos deben haberle influido a la hora de lanzar su particular discurso manifiesto en su obra fotográfica, en la que muestra todo un relato sobre la condición humana. Todo su trabajo es de carácter narrativo, construido a través de la introspección, por medio de un lenguaje absolutamente subjetivo, contribuyendo a que la fotografía adquiriera un reconocimiento como medio de gran importancia en el ámbito del arte.

Nacido en Los Angeles en 1939, su padre trabajaba para los estudios cinematográficos Warner Bros. como ayudante de dirección de Nicholas Ray y Alfred Hitchcock. Un jovencísimo Ralph visitaba los plateaus frecuentemente y hasta llegó a participar como figurante en alguno de los films del mago del suspense. Aunque sus creaciones están llenas de composiciones enigmáticas que fomentan el misterio que contiene su narración, no encuentro relación ni inspiración en la obra de estos dos grandes realizadores cinematográficos. Gibson apenas se pronunció sobre ello, no aclarando el asunto. Posiblemente es un dato sin relevancia, que no aporta nada para comprender su obra. ¿O sí?

Lustrum press

Cuando sus padres se divorciaron en 1954 su rendimiento escolar cayó bajo mínimos y abandonó el instituto. El azar le llevó a ingresar en la Escuela Naval de Fotografía en Florida, donde adquirió una formación muy completa sobre la técnica necesaria para aprender a manejar una cámara, la forma de iluminar y los diferentes procesos del laboratorio. Durante su periodo militar en la Marina tuvo la oportunidad de realizar fotografía de reportaje, como asimismo, prácticas en retratos y fotografía aérea. Cuando terminó su servicio militar se consideraba ya un experimentado fotógrafo técnico, comenzando su carrera de manera independiente en Los Ángeles, sin demasiado éxito. Al publicar sus fotos en 1963 en la revista Nexos de San Francisco, consiguió trabajar para la Cinerama Corporation en la Feria Mundial de Nueva York, que tuvo lugar en 1964.

Estuvo tres años intentando publicar un libro con sus primeras imágenes, pero fue rechazado constantemente, -un libro es una de las formas más interesantes de promocionar el trabajo de un fotógrafo- a causa de esto decidió crear en 1967 una editorial propia, Lustrum press, en la que dio salida a sus publicaciones. A partir de la edición de su primer libro, The Strip, que contenía trabajos realizados para la Agencia Kennedy Graphics, un retrato gráfico de la célebre avenida Sunset Boulevard, de Hollywood que, según dijo Gibson suponía para él, en aquel entonces, más un estado de ánimo que un lugar real, que entroncaba directamente con sus inquietudes personales y su visión de un mundo surreal. Con una tirada de tres mil ejemplares, que se agotaron en breve tiempo, fue reconocido en los principales círculos artísticos, comenzando a estar en el punto de mira de la crítica, a quién parecía interesar.

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La Leica

Llegó a convertirse en asistente de Dorothea Lange, con la que estuvo trabajando más de año y medio, aunque paralelamente fue desarrollando su estilo personal, realizando su primera exposición en la galería Photographers’ Roundtable.

En 1966 se trasladó a vivir a Nueva York -el paraíso de los fotógrafos- con varias Leicas y pocos dólares en el bolsillo. La ciudad le dio mucho pues estimuló su imaginación y pudo conseguir numerosos trabajos, conociendo a grandes artistas como Robert Frank, Diane Arbus, Larry Clark y Mary Ellen Mark, que le influyeron en la concepción de la fotografía, alejándose del fotoperiodismo y expresando gran rechazo por la fotografía comercial.

Durante un tiempo trabajó para la Agencia Magnum, puesto que rechazó trabajar como free lance para labrarse una carrera a su manera. Siempre acompañado de alguna de sus Leicas, la cámara de la que todo fotógrafo deseaba ser propietario, a través de la lente de gran precisión que contiene su objetivo todo se ve de otra forma, acoplándose a la mirada del artista, pareciendo mostrar el mundo con mayor exactitud que la visión humana.

Si existe una cámara icónica esta es la Leica -aunque no se debe pasar por alto la Hassellblad que utilizaba negativos de formato mediano, 6x6 y 6x9 y es considera otro de los grandes sueños de un fotógrafo-. La historia de la Leica nos cuenta que se fabricaba en Alemania y su primer prototipo con negativos de 35 mm apareció en 1913, construido por Oskar Barnack para la empresa Leitz, era una cámara compacta destinada a la fotografía de paisaje, introduciéndose en el mercado a partir de 1925. A pesar de que utilizaba un negativo de pequeño formato, 24x36 mm, fue concebida para realizar ampliaciones de mayores dimensiones. A partir de 1964 se crearon las Leica réflex, en colaboración con la empresa Minolta, utilizada por los grandes fotógrafos de la historia como Elliot Erwit, Cartier Bresson, Garry Winogrand, Robert Capa, Martine Franck, Inge Morath, Joel Meyerowitz y Robert Franck además de un largo etcétera. Crea el premio Leica Oskar Barnack dirigido a la excelencia fotográfica; es en 2021 cuando premia a Ralph Gibson con el galardón Leica Hall of Fame por su trabajo de toda una vida, parte del cual puede ser visto en una exposición, reunido en la Galería Leica en Wetzlar, -donde se halla el Leitz Park, el Museo Ernst Leitz donde la marca germana guarda los diseños y prototipos de todas sus cámaras-. La obra de Gibson puede visitarse hasta finales de febrero de 2022.

La trayectoria de Ralph Gibson está ligada a esta marca desde el comienzo de su carrera en que adquirió, a plazos, una Leica M2 que fue la primera de muchas otras que a lo largo de su vida desempeñaron un rol fundamental, convirtiendo en real la visión fotográfica de Gibson, descubriendo nuevas posibilidades en la forma de enfrentarse a la creación fotográfica.

Su obra más importante se encuentra reunida en la llamada Trilogía Negra que la conforman sus libros: The somnanbulist (1970), Dejà vu (1972) y Days at sea (1974), editada por Lustrum press, todo un hito fundamental en la historia de la fotografía que contiene imágenes apasionantes de gran intensidad poética, que lo convierten en uno de los fotógrafos mas influyentes del siglo XX. No toda su obra ha sido publicada por su propia marca editora, hasta la fecha ha editado alrededor de veinte libros más con otras editoriales, en 1996, Ligth years, publicado en Zurich, Stemmle edition; Deus ex machina, con Taschen (Colonia) en 1999; Ex libris, en Power House Books, de Nueva York, en 2001; y en París, la editorial Parcours le publicó Au pont des arts, en 2006, entre otros.

«Es fácil ser genial por un corto período de tiempo»

La modestia suele ser a veces contraria al propio pensamiento y de humildad, a veces gratuita, pues no siempre se corresponde con la objetividad. Comentando en algunas entrevistas todos los elogios que existían en las criticas que recibía, que consideraba demasiado positivas, siempre solía añadir el mismo comentario: es fácil ser genial por un corto período de tiempo. Una idea errónea, pues la visión de todo el bagaje de su creación no puede resumirse en la poca fortuna de esta frase. Revisando su obra entendemos perfectamente la gran equivocación existente en esta soflama que expresaba el propio autor sobre su trabajo y el discurso mantenido a lo largo de los años.

Mis fotografías tratan de cómo percibo la realidad. Vivo dormido, sumido en un sueño todo el tiempo y quiero saber cuál es el sueño. Por eso me dedico a hacer fotos y por eso mismo he mantenido una autonomía fundamental que no me pueda comprometer. Solo quiero la satisfacción que me da mi trabajo, necesito de su emoción, es básico para mí.

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Las criticas decían que había conseguido llegar arriba sin tener ninguna influencia que viniera del mundo del arte. Eso se dice de pocos artistas, pero el mismo autor no considera que sea cierto pues confiesa su interés por Robert Franck, Cartier Bresson y Diane Arbus, confesando su poder.

Premios y condecoraciones

Ha recibido numerosas distinciones y premios alrededor del mundo. En los años 1973, 1975 y en 1986 fue premiado por la National Endowment for the Arts; en 1977 por la Deutscher Akademischer Austauschdienst Exchange de Berlín y por el New York State Council of the Arts; en 1985 por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. También fue condecorado como Officier de L’Ordre des Arts et des Lettres en 1986 y en 2002 como Commandeur de L’Ordre des Arts et des Lettres por el Gobierno Francés.

Entre sus galardones, mencionaremos algunos como el 150 Years of Photography Award otorgado por la Sociedad fotográfica de Japón en 1989; en 1991 fue nombrado Doctor Honoris Causa de las Artes por la Universidad de Maryland; en 1994 recibe la Gran Medalla de la ciudad de Arles (Francia), donde se celebra la Feria Anual de Fotografía más importante del mundo; en 2007 le es otorgado el premio Lucie Award por los logros alcanzados a lo largo de su vida. Y el más reciente, el premio Leica Medal of Excellence Award recibido en 2021, que he comentado en líneas anteriores.

Venus

Un célebre fotógrafo afirmó una vez que la belleza de la mujer es infinita, quizá fuera el mismo Gibson quien hizo esta aseveración. No es una idea equivocada pues la historia del arte indica que la Venus de Willendorf data del año 25.000 antes de Cristo. Me encanta fotografiar a las mujeres y podría decir que la forma del cuerpo femenino es de la más absoluta perfección que existe en toda la creación, dijo, y añadió: Cuando fotografío arquitectura, quiero darle vida; cuando, a través de mi objetivo, veo la piel de una mujer, mi máximo interés se centra en convertirla en piedra.

En la naturaleza de sus proyectos, destaca el erotismo haciendo hincapié sobre la premisa de que el sexo no suele mirarse de la misma manera como se siente. Uno de los puntos más complicados de fotografiar son los genitales. ¿Se pueden, entonces, mostrar los órganos sexuales en una imagen que resulte estimulantemente erótica? Esencialmente parece una pregunta de difícil respuesta. La mujer aparece en su obra como un enigma de piel blanca y ojos cegados por la luz, con su cuerpo flotando en la composición, apartándose de un erotismo fácil de papel cuché de frecuente visión por los amantes de la erótica popular sin otro interés que la lascivia. La mirada de Gibson sobre ella la convierte en libre e independiente, respirando serenamente, plena de sensualidad natural y dueña de un misterio que no es fácil de resolver pues está construido desde lo subjetivo.

El momento decisivo

Su obra se mantiene constante dentro de su coherente evolución en la que tiene una presencia imprescindible la mujer, consiguiendo recrear su imagen a través de mensajes misteriosamente emocionales, creando imágenes evocadoras con múltiples capas y diferentes razones de inspiración; su carga visual resulta de una particular combinación de intimidad y discreción, pareciendo tener una mirada que deviene táctil a través de una meditación metafísica, con la vista puesta en El momento decisivo de Henri Cartier Bresson, obra que está presente en su forma de ver el erotismo.

De gran talento para la composición de sus encuadres, maneja con virtuosismo la cámara, refiriéndose a ella como una extensión de su propia mano. Había sido guitarrista toda su vida e incluso había hecho prestidigitación por lo que tenía gran destreza manual, por ello conseguiré que la Leica haga lo que le pida, confesó, utilizándola como si de un lápiz se tratara.

Lo abstracto de las cosas

En la actualidad, Ralph Gibson sigue vivo. Su vida transcurre en Nueva York, rodeado de sus cámaras Leicas, continúa en activo; su modo de crear esta sobradamente asentado en la historia, siendo uno de los fotógrafos mas importantes e influyentes, aunque todos esperamos ver nuevos esquemas y guiños de genialidad salidos de su objetivo, a través de su universo interior, utilizando la fotografía como un campo de investigación visual, como siempre ha hecho, sin olvidar sus palabras, no me interesa hacer fotografías abstractas, si no fotografiar lo abstracto de las cosas.

Más sobre Ralph Gibson en Hünter Art Magazine (www.hunterartmagazine.com)

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